La Recyclerie: el espacio m¨¢s ¡®cool¡¯ y alternativo de Par¨ªs
Un 'tercer lugar' donde comer, experimentar, cultivar, hacer bricolaje de manera eco-responsable
En su p¨¢gina web La Recyclerie se presenta como tiers-lieu (tercer lugar) en el sentido de espacio colectivo que viene despu¨¦s de la casa y el trabajo, un lugar donde uno se re¨²ne, sea con socios, vecinos, amigos, colaboradores para comer o para reparar alg¨²n objeto en el taller de Ren¨¦, para trabajar en la granja urbana, que se divisa desde la gran sala del comedor, o para asistir a alguna formaci¨®n sobre c¨®mo llevar una vida m¨¢s verde y m¨¢s responsable. Disponen de una gran superficie porque antes de convertirse a la vida alternativa, La Recyclerie fue una estaci¨®n de tren, m¨¢s tarde una tienda y luego un banco.
Yo llegu¨¦ a este pseudo-para¨ªso parisino un domingo a las 12 del mediod¨ªa que corresponde con la hora de la comida en Francia. Ya no cab¨ªa ni una aguja en el espacio, todo ¨¦l muy grande y todo ¨¦l amueblado ¨²nicamente con mobiliario de ocasi¨®n y reciclado. La cola ante la caja daba miedo de tan larga. Hay que pagar (el s¨¢bado, el domingo y los d¨ªas festivos hay men¨² ¨²nico: brunch) antes de poder servirse uno mismo como en un self cualquiera. Hacen alarde de proponer en su carta una alimentaci¨®n sana, local y sostenible. El jueves ofrecen s¨®lo un men¨² vegetariano y vegano. Promocionan la acci¨®n como una ¡°ocasi¨®n de reducir el consumo de carne y de pescado por el bien del planeta.¡± Llevan su osad¨ªa un paso m¨¢s lejos. Un fin de semana al mes su brunch es exclusivamente vegano.
M¨¢s que un restaurante alternativo a esa hora del domingo en la que yo llegu¨¦ La Recyclerie parec¨ªa un hormiguero en plena ebullici¨®n. Se dir¨ªa que est¨¢bamos en medio de la calle, y de una calle c¨¦ntrica, en vez de estar dentro de un edificio, puesto que la gente circulaba a derecha e izquierda de la cola. Seg¨²n sus c¨¢lculos reciben la visita de unas 650 personas al d¨ªa. Unos se paseaban en calidad de turistas. Se les ve¨ªa a la legua por la c¨¢mara de fotos colgada al cuello y el plano del metro de Par¨ªs en la mano. Otros eran carteristas conocidos de los j¨®venes asiduos del lugar. De hecho, no he visto en ning¨²n otro sitio de Par¨ªs tantas pancartas alertando de la presencia de los amigos de lo ajeno como aqu¨ª.
Disponen de una gran superficie porque antes de convertirse a la vida alternativa La Recyclerie fue una estaci¨®n de tren
Acab¨¦ comiendo sentada en la mesa del taller de Ren¨¦ que sirve, fuera de las horas de comida, para reparar cualquier cosa. El taller dispone de 250 herramientas y objetos para uso de los reparadores ocasionales. Al a?o restauran 350 kilos de material. Creo que nunca hab¨ªa comido en compa?¨ªa de tantos Black & Decker, bien alineados todos ellos en las estanter¨ªas a mis espaldas. Las mesas son tan grandes que te obligan a compartir el espacio (y quiz¨¢ la conversaci¨®n) con los vecinos de mesa. Un espacio que invita, por lo tanto, a la convivencia y al di¨¢logo, algo inusitado en una ciudad donde uno no se relaciona por defecto ni con el vecino de rellano.
Su granja urbana, que ocupa una superficie de 1.000 m2 consta de 170 especies vegetales y se divide en un bosque comestible, una jungla vegetal interior, 4 panales de rica miel alojados en la azotea, y tan rica porque su miel qued¨® clasificada como la segunda mejor del mundo en 2017 en el Congreso Internacional de Apicultura; un gallinero que acoge 16 gallinas (que ponen m¨¢s de 4.000 huevos al a?o), dos patos; un huerto colectivo de 400 m2, de los cuales 150 m2 est¨¢n destinados a actividades agr¨ªcolas pedag¨®gicas, y es que reciben tambi¨¦n grupos escolares. Y aqu¨ª no se acaba la lista de inquilinos del lugar. Cuentan con un hotel para insectos, tres nidos para p¨¢jaros, dos conejillos de indias. En medio del restaurante un armario a semillas te invita a coger las que necesitas y a dejar otras a cambio. Los socios de la Recyclerie pueden venir a ocuparse un algo del jard¨ªn y del huerto a cambio de un caf¨¦ o de un t¨¦ y de una conversaci¨®n, seg¨²n se lee en su p¨¢gina web.
La vida humana, la animal y la vegetal conviven tan ricamente en este espacio, que organiza tambi¨¦n a lo largo de la semana talleres por ejemplo de DIY. Estos d¨ªas de mayo promocionan un taller para customizar tu objeto de decoraci¨®n dirigido a ni?os a partir de 6 a?os; otro taller para reciclar las joyas, y todos los domingos hasta el mes de septiembre han programado una brocante-desayuno. ?Por qu¨¦ no aprovechar su enorme espacio para plantar algunas mesas y de paso poner orden en casa, deshacerse de trastos, vender o trocar los objetos y quiz¨¢ de pasada hacerse un par de amigos? Al a?o acogen 300 organizaciones o asociaciones con quienes programan conferencias, charlas y talleres.
Se dir¨ªa que la Recyclerie tiene vocaci¨®n de peque?a ciudad, donde todo y todos tienen cabida y son bienvenidos, siempre que tengan el coraz¨®n verde y el esp¨ªritu colaborativo, porque entienden que el intercambio de ideas, bienes y personas, con o sin dinero de por medio, splo puede redundar en el beneficio de unos y de otros. Sal¨ª del restaurante satisfecha (la comida era copiosa y buena), contenta porque hab¨ªa pasado el rato con una amiga querida pero adem¨¢s de paso conoc¨ª y habl¨¦ con varias personas sentadas a mi misma mesa. Y sal¨ª feliz de pensar que un sitio tan verde y tan vivo tiene cabida en el Par¨ªs intramuros, que a veces me parece tan gris y tan poco dado a la comunicaci¨®n entre extra?os.
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