El jardinero espa?ol m¨¢s trascendente cumple 40 a?os de oficio
Fernando Caruncho es el jardinero espa?ol m¨¢s internacional del ¨²ltimo siglo. Su formaci¨®n filos¨®fica le ha permitido crear espacios en los que la arquitectura y el paisaje se unen a trav¨¦s de las ideas
La obra de Fernando Caruncho (Madrid, 1957), de profundo car¨¢cter mediterr¨¢neo, nace del tratamiento exhaustivo de la luz, la geometr¨ªa y la conexi¨®n con el entorno. Caruncho ha creado espacios atemporales en Europa, Estados Unidos, Nueva Zelanda o Jap¨®n. En Espa?a ha dejado su huella en la Terraza de los Laureles del Real Jard¨ªn Bot¨¢nico de Madrid, los jardines agr¨ªcolas privados de Mas les Voltes (Girona) y del Pazo Pegullal (Vigo) o los Jardines de Pereda del Centro Bot¨ªn de Santander, inaugurados el pasado verano. En reconocimiento a toda su trayectoria, la SGD (Sociedad Brit¨¢nica de Dise?adores de Jardines) le otorg¨®, a principios de 2018, el premio Lifetime Achievement Award.
?Qu¨¦ le aporta el jard¨ªn al hombre? Est¨¢ en el inicio de la todas las civilizaciones, el jard¨ªn es la primera casa del hombre. Tiene esa connotaci¨®n de refugio. Por eso, es absolutamente imprescindible en la existencia humana. Nos aporta una visi¨®n global y plena del mundo a trav¨¦s de los elementos de la naturaleza.
?Cree que la sociedad actual est¨¢ desconectada de la naturaleza? Es su gran problema. Hace 100 a?os el producto interior bruto de los pa¨ªses a¨²n proven¨ªa fundamentalmente de la agricultura. Ese modo de vivir agr¨ªcola reconectaba al hombre a diario con la naturaleza. Se supon¨ªa que las tecnolog¨ªas nos iban a liberar para poder dedicarle m¨¢s tiempo a estar en libertad con el entorno pero, al contrario, nos han apartado y han arrebatado el ¨¢nima al hombre. El reto fundamental del siglo XXI ser¨¢ volver a recuperar esos puntos de uni¨®n.
"Los responsables del urbanismo [...] deben comprender de una vez que no hay ciudad viable y vivible que no est¨¦ acompa?ada de la naturaleza, expresada en parques, jardines, peque?as plazoletas o avenidas arboladas"
??Es posible esa reconexi¨®n en la ciudad o hay que acercarse de nuevo al campo? La ciudad inevitablemente genera una muralla, visible o invisible, entre el mundo urbano y su entorno, el jard¨ªn es el recordatorio de esa naturaleza. Cuando el hombre no est¨¢ en relaci¨®n al ¨¢rbol, entendido como representaci¨®n de lo natural, pierde la conexi¨®n consigo mismo y con su entorno y esto da lugar a un ser humano sin atributos. Es por eso por lo que la buena arquitectura debe asemejarse al ¨¢rbol y convivir con ¨¦l. Ser¨¢ la nueva relaci¨®n entre la arquitectura y la naturaleza, a trav¨¦s del jard¨ªn, lo que nos devuelva esa conexi¨®n fundamental. Nunca ha habido una arquitectura tan cristalina como la de hoy y, sin embargo, est¨¢ vac¨ªa de misterio.
?Cu¨¢nto se identifica un jard¨ªn con la personalidad de su creador? El jard¨ªn, desde mi punto de vista, siempre debe identificarse con el lugar. Es ah¨ª donde est¨¢ su fundamento: aquello que Vitrubio y Plinio llamaron el Genius locis. El jardinero no es m¨¢s que un mero intermediario de aquellas ideas que se expresan en la naturaleza. Por eso me gusta llamarme jardinero. No estoy muy de acuerdo con el concepto de garden designer, porque el dise?o es, por s¨ª mismo, una proyecci¨®n de la voluntad de tu mente sobre el lugar. Lo que el jardinero hace es trazar en el lugar esas ideas que se expresan a trav¨¦s de la geometr¨ªa. Para todo ello necesita los elementos propios de la naturaleza: tierra, agua, aire y fuego.
?Qu¨¦ caracteriza a un jard¨ªn verdadero? Su particular vibraci¨®n de luz, que provoca en nosotros un estado de ¨¢nimo que nos reconecta con la naturaleza. Esa vibraci¨®n de luz te hace entrar en lo que se llama el ¡°no tiempo¡±. Esto ocurre en la Alhambra, por ejemplo. En una zona verde la gente est¨¢ intranquila, en un jard¨ªn sientes que has llegado a casa, te reconoces en ¨¦l. La luz es el fundamento del jard¨ªn, no solamente por la fotos¨ªntesis que da vida a las plantas, sino porque en ella est¨¢ la percepci¨®n de las ideas. Nuestro trabajo es reconducir la luz para que se expresen. Cuando se produce esa vibraci¨®n de luz es cuando el jard¨ªn aparece y transforma tu percepci¨®n del mundo.
"El 'boom' inmobiliario careci¨® de una verdadera ambici¨®n y no dej¨® lugar para que el jard¨ªn enriqueciera a la arquitectura y al urbanismo en su conjunto"
?Todo jard¨ªn debe ser intelectual? El jard¨ªn es una consecuencia intelectual de un trabajo sensitivo, por eso es tan universal, llega a todo el mundo, lo comprende y lo hace suyo. El germen del jard¨ªn se sit¨²a en las clases populares y es ah¨ª donde alcanza su expresi¨®n m¨¢s pura, m¨¢s aut¨¦ntica. M¨¢s tarde, las academias codificar¨ªan este conocimiento, para as¨ª alcanzar nuevas cotas. Pero tan maravillosos son los patios de C¨®rdoba, como los viales de cipreses y las fuentes del jard¨ªn de Boboli en Florencia. En ambos est¨¢ la aspiraci¨®n del ser humano por el orden y la belleza.
?A qu¨¦ disciplina art¨ªstica se asemeja m¨¢s el proceso de creaci¨®n de un jard¨ªn? Para m¨ª, el jard¨ªn tiene mucho que ver con la poes¨ªa. Poiesis en griego quiere decir puesta en acci¨®n, poner al esp¨ªritu en acci¨®n para que capte la belleza del mundo. En segundo lugar, me inspiro mucho en la pintura y, por ¨²ltimo, como no, en la m¨²sica.
Sobre el terreno, y sin ¨¢nimo de ser superficial, hay quien echa de menos m¨¢s flores en sus jardines. Me entusiasman las flores, c¨®mo no, si soy jardinero. Utilizo grandes masas org¨¢nicas o rectil¨ªneas poni¨¦ndolas en relaci¨®n con los ¨¢rboles para lograr una percepci¨®n determinada de la luz. En esa situaci¨®n, la flor no es el mejor aliado ya que distorsiona ese est¨ªmulo lum¨ªnico que perseguimos. Para m¨ª, hay tres flores fundamentales: la flor de azahar, el jazm¨ªn en todas sus variantes y todas aquellas flores que muy discretamente ofrecen su perfume sin saber de d¨®nde procede. Me entusiasman las distintas variaciones de la glicinia, las magnolias y, como no, dentro de las anuales, el cosmos.
?Qu¨¦ valor le da entonces a la flor en sus proyectos? Tratamos de usar la flor en su m¨ªnima expresi¨®n para darle su mayor valor. Creemos profundamente que en esa expresi¨®n de lo m¨ªnimo est¨¢ el m¨¢ximo. Prefiero un maravilloso rosal en una maceta, que una rosaleda inmensa. En esa rosa, est¨¢n todas las rosas.
?Reconoce la existencia de un jard¨ªn t¨ªpicamente espa?ol? Para m¨ª el jard¨ªn m¨¢s importante de occidente es La Alhambra. A partir de La Alhambra y de los jardines que se hicieron en la ¨¦poca normanda-musulmana en Sicilia, surge el encuentro de Oriente y Occidente en dos puntos determinados de Europa que ser¨¢n el germen del jard¨ªn europeo. Sin esos dos puntos donde los jardines esplendieron, no hubiera existido ni el jard¨ªn italiano, ni el franc¨¦s, ni tampoco el jard¨ªn paisajista ingl¨¦s; todos provienen de esa antigua semilla del jard¨ªn persa. En Espa?a, los acontecimientos hist¨®ricos quisieron que la ¨²ltima flor de ese mundo antiguo estuviera en La Alhambra; de ella surge el jard¨ªn espa?ol, y en ella est¨¢n el resto de jardines europeos.
Se dice que los ingleses llevan la jardiner¨ªa en su ADN, ?en Espa?a existe cultura popular del jard¨ªn? Espa?a ha sido y es un pa¨ªs muy jardinero. La diferencia con Inglaterra es que all¨ª es una actividad m¨¢s consciente, y es verdad que el clima les ayuda. Aqu¨ª es mucho m¨¢s extremo y el jard¨ªn tiene que estar m¨¢s enclaustrado, de ah¨ª viene el maravilloso origen de los patios. Un cipr¨¦s, una peque?a fuente, un encachado y un jazm¨ªn trepando en el muro, quiz¨¢ un naranjo y, si hay medios, un parterre de boj. Esto es as¨ª en todas las casas populares y tambi¨¦n en los palacios, pero los dos est¨¢n llenos de magia y de poes¨ªa. Est¨¢ el ejemplo de C¨®rdoba y Sevilla, pero tambi¨¦n de los pueblos de Navarra y Cantabria o jardines muy humildes en Galicia que conviven con Pazos se?oriales. Lo mismo que en Baleares o en las mas¨ªas catalanas y en los palacios de la Barcelona antigua.
"El germen del jard¨ªn se sit¨²a en las clases populares y es ah¨ª donde alcanza su expresi¨®n m¨¢s pura, m¨¢s aut¨¦ntica"
?Como vivi¨® usted el 'boom' del ladrillo y las consecuentes aberraciones que se hicieron en el jard¨ªn? En lo que se refiere a mi trayectoria pude desarrollar proyectos que jam¨¢s podr¨ªa llevar a cabo en las circunstancias de la Espa?a de hoy, como el jard¨ªn de los trigos de Mas de les Voltes o Mas Floris. Por otro lado, el boom inmobiliario careci¨® de una verdadera ambici¨®n y no dej¨® lugar para que el jard¨ªn enriqueciera a la arquitectura y al urbanismo en su conjunto, qued¨¢ndose tantas veces a mitad de camino, aunque con gloriosas excepciones. Los responsables del urbanismo, tanto en el dise?o como en la gesti¨®n pol¨ªtica, deben comprender de una vez que no hay ciudad viable y vivible que no est¨¦ acompa?ada de la naturaleza, expresada en parques, jardines, peque?as plazoletas o avenidas arboladas. Incluso, por qu¨¦ no, dejando espacios a la agricultura en mitad de la ciudad, donde la vi?a o el trigo, el olivar y los almendros puedan convivir con el rascacielos y el mundo de lo virtual. Tenemos que recuperar nuestras ra¨ªces, nuestro ser agr¨ªcola y jardinero que tanta felicidad ha dado al hombre a trav¨¦s de la historia.
?Qu¨¦ futuro le augura al jard¨ªn en este sentido? El jard¨ªn es el espacio para expresar esa nueva relaci¨®n, es la memoria viva de las ciudades de ese mundo que hemos desterrado. Tenemos que recuperar el lado humanista de la relaci¨®n del hombre con el hombre y el hombre con la naturaleza. El ¨¢rbol, que representa la conexi¨®n del hombre con la tierra y el cielo, debe estar de nuevo a nuestro lado.
?Intuye ya ciertos cambios o un nuevo acercamiento al jard¨ªn? Hay un cambio que se ha empezado a notar gracias a proyectos paradigm¨¢ticos como el High Line de Nueva York. Pero tambi¨¦n el ajardinamiento de las orillas del Sena, o como no, Madrid R¨ªo o la ampliaci¨®n y renovaci¨®n de los Jardines de Pereda que hemos realizado en Santander junto al Centro Bot¨ªn. Son grandes actuaciones que han generado una inmensa felicidad pero tambi¨¦n una gran plusval¨ªa econ¨®mica.
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