La violencia en las aulas de Marruecos sube a Internet

La violencia de los profesores sigue siendo una asignatura pendiente en las aulas de Marruecos. Un v¨ªdeo difundido el s¨¢bado 19 de mayo muestra a un profesor golpeando a una menor mientras le llama prostituta. Un alumno grab¨® la escena con su tel¨¦fono. Como nadie hab¨ªa interpuesto denuncia, las autoridades no intervinieron. Pero una vez m¨¢s, cuando se trata de agresiones sobre mujeres, las redes sociales en Marruecos han servido como denunciante implacable y la polic¨ªa ha actuado con suma eficacia. La agresi¨®n se produjo el mi¨¦rcoles, el v¨ªdeo se difundi¨® el s¨¢bado y el domingo ya estaba el profesor detenido de forma preventiva. El instituto se encuentra en la ciudad de Juribga, situada a 205 kil¨®metros al sureste de Rabat y con 200.000 habitantes.

El 73% de los ense?antes marroqu¨ªes reconoc¨ªa valerse del castigo corporal, seg¨²n una encuesta de Unicef difundida en 2004. El 87% de los alumnos declararon haber sido golpeados en el colegio con un palo, una regla o un tubo de goma. En febrero de 2017 muri¨® una ni?a de 10 a?os en la ciudad de Meknes. Su madre declar¨® que la muerte se produjo tras una infecci¨®n en el ojo provocada despu¨¦s de que su maestra la lesionara al golpearla. De nuevo surgi¨® el debate sobre la violencia en los colegios.

En Marruecos no existe a¨²n conciencia sobre el acoso de unos alumnos hacia otros. La figura del mat¨®n de colegio no est¨¢ a¨²n identificada. Pero el problema del sadismo de ciertos profesores vuelve a los medios de forma recurrente. Algunos diarios lamentan la escasa formaci¨®n de los maestros, sus bajos sueldos, el alto nivel de absentismo y su impotencia ante aulas desbordadas con hasta 70 alumnos. A todo eso se le a?ade una tradici¨®n basada en la mano dura y una poblaci¨®n donde una de cada tres personas es analfabeta. Resultado: ni alumnos ni padres se atreven a denunciar a los maestros que agreden.