Malhechores
Para el PP, ya es muy dif¨ªcil vender a los votantes la idea del garbanzo negro, la del pecador individual
La ca¨ªda del Partido Popular, que las encuestas aventuran desde hace alg¨²n tiempo, se va acelerando porque el PP se ha empe?ado en conseguirlo. La corrupci¨®n vence a la demoscopia.
Hay una foto que pone los pelos de punta: el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de julio de 2002 ten¨ªa catorce ministros, de los que doce han sufrido, con el paso de los a?os, problemas importantes con la justicia. Se han librado Ana Pastor, hoy presidenta del Congreso, y Josep Piqu¨¦, empresario y ex de muchas cosas.
El PP aguantaba, pese a todo. Sus expectativas de voto no se ve¨ªan apenas afectadas por los numerosos casos de corrupci¨®n que protagonizaban sus l¨ªderes, sobre todo en Valencia y en Madrid.
Pero, casi de golpe, eso ha cambiado. Y esto se puede deber a dos factores muy distintos. La figura penal de la ¡°asociaci¨®n de malhechores¡±, que no existe en Espa?a, pero s¨ª debe estar en la cabeza de los votantes, produce mucha impresi¨®n en Francia. Y aqu¨ª, aunque no se vea en las causas penales, se ve que tambi¨¦n. En Valencia sobre todo, los dirigentes del PP se han obstinado en caer en manos de la Guardia Civil de muchos en muchos. De modo que ya es muy dif¨ªcil vender a los votantes la idea del garbanzo negro, la del pecador individual. Los encuestados en Espa?a no soportan la delincuencia organizada. Solo los catalanes, que son m¨¢s ordenados, han aguantado al clan de los Pujol.
El otro factor es el de la orfandad. Los votantes del PP ten¨ªan muy claro contra qui¨¦n hab¨ªa que votar. El PSOE fue por mucho tiempo el partido al que batir. Luego, Podemos, m¨¢s f¨¢cil de vencer gracias a las grandes ocurrencias de sus dirigentes.
Pero les faltaba una alternativa clara en caso de que el partido dejara de ser ¨²til. La derecha espa?ola mat¨® a Alianza Popular cuando tuvo al PP.
Y hoy, por fin, est¨¢ C¡¯s, que ha tardado un tiempo pero ya parece haber concluido su oferta: va a ser un partido de centro, progresivamente escorado al voto de derecha. Y con el punto hortera necesario para dirigirse a las clases medias espa?olas. Marta S¨¢nchez ha sido la encargada de d¨¢rselo.
Frente a la rabiosa xenofobia de Quim Torra, lleno de detalles impresentables, indignos de la exquisita altura de los catalanes del saqueado Liceo, el nuevo espa?olismo del partido de Rivera bate r¨¦cords de ser impermeable a los anteriores complejos.
El PP, por fin, puede ser observable por la demoscopia. Tiene una masa cr¨ªtica suficiente de corruptos. Y tiene sustituto.
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