En busca de la huella humana en la geolog¨ªa
Pl¨¢sticos, metales pesados, hidrocarburos, cemento¡ la ciencia investiga las se?ales que indican el inicio del Antropoceno
Durante los ¨²ltimos a?os, tanto la definici¨®n como la aceptaci¨®n formal del Antropoceno se han convertido en una cuesti¨®n de notable relevancia para la geolog¨ªa. La transformaci¨®n humana de la superficie terrestre es de tal magnitud que est¨¢ dejando una se?al geol¨®gica duradera en los sedimentos y el hielo de nuestro planeta. Tras la presentaci¨®n inicial del t¨¦rmino por Paul Crutzen (Nobel de Qu¨ªmica) y Eugene Stoermer (limn¨®logo) en 2000, la Sociedad Geol¨®gica de Londres inici¨® en 2008 su consideraci¨®n dentro de la comunidad geol¨®gica debido a su frecuente aparici¨®n en la literatura cient¨ªfica. Despu¨¦s de revisar las evidencias disponibles en ese momento, la mayor¨ªa de sus miembros acordaron que el concepto pose¨ªa suficiente ¡°m¨¦rito estratigr¨¢fico¡± para considerar su posible formalizaci¨®n.
Este inter¨¦s contrastaba con la respuesta que tradicionalmente hab¨ªa dado la comunidad geol¨®gica a las propuestas sobre una posible ¡°era humana¡± realizadas desde finales del siglo XIX y que hab¨ªan sido siempre rechazadas. Se consideraba que las fuerzas naturales que impulsan la geolog¨ªa de nuestro planeta operan a una escala tan grande y a tan largo plazo que cualquier tipo de impacto humano, por comparaci¨®n, era pr¨¢cticamente insignificante. Sin embargo, esta opini¨®n comenz¨® a cambiar hace unas d¨¦cadas, cuando la magnitud del cambio geol¨®gico provocado por la humanidad se hizo m¨¢s evidente y apareci¨® registrado en los sedimentos. Todo ello motiv¨® a la Comisi¨®n Internacional de Estratigraf¨ªa a formar un grupo de trabajo que examinara con detalle esta cuesti¨®n y que, bajo el nombre de Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (GTA), inici¨® sus actividades en 2009.
Este grupo est¨¢ constituido por 38 geocient¨ªficos que examinamos las evidencias de cambio global contempor¨¢neo y su traducci¨®n en el registro geol¨®gico. No obstante, el problema de la definici¨®n y formalizaci¨®n del Antropoceno que debe abordar el GTA es una tarea m¨¢s compleja de la que han presentado hasta ahora otros intervalos de tiempo geol¨®gico debido a la naturaleza actual de sus evidencias, al mayor nivel de estudio interdisciplinar necesario para su evaluaci¨®n y la posible politizaci¨®n de sus conclusiones.
Durante los ¨²ltimos miles de a?os, los humanos hemos ido aumentando paulatinamente nuestra huella sobre el planeta conforme cre¨¢bamos nuevas y cada vez m¨¢s sofisticadas herramientas culturales y tecnol¨®gicas. Con el inicio de la Revoluci¨®n Industrial provocamos un salto cualitativo muy importante (tal y como propon¨ªa la definici¨®n original del concepto), pero ha sido realmente a partir de la mitad del siglo XX cuando este impacto humano se ha convertido en un fen¨®meno global, sincr¨®nico y acelerado en todo el mundo (la denominada ¡°gran aceleraci¨®n¡± definida por el investigador Will Steffen y sus colaboradores). Desde entonces, un r¨¢pido crecimiento de la poblaci¨®n humana, un desarrollo tecnol¨®gico vertiginoso y un imparable consumo de recursos se han convertido en los factores que provocan nuestro impacto sobre el medio ambiente y que generan las distintas se?ales antropog¨¦nicas registradas en los sedimentos del planeta.
Entre estas se?ales se incluyen la difusi¨®n global de radiois¨®topos artificiales a partir de las explosiones at¨®micas en la atm¨®sfera, la perturbaci¨®n del ciclo de nitr¨®geno como resultado de la producci¨®n de fertilizantes mediante el proceso qu¨ªmico de Haber-Bosch, o la creaci¨®n y dispersi¨®n global de nuevos materiales de origen humano (como pl¨¢sticos o cemento) y de los m¨²ltiples artefactos fabricados con esos materiales que podr¨ªan ser considerados los tecnof¨®siles del futuro. Otros fen¨®menos destacables son la dispersi¨®n global de contaminantes debida a la expansi¨®n de las actividades industriales que incluyen nuevos compuestos org¨¢nicos y grandes concentraciones de metales pesados, las extinciones e invasiones de especies terrestres y marinas que modifican la composici¨®n de las comunidades bi¨®ticas ¡ªy que dejar¨¢n un claro registro paleontol¨®gico¡ª, la combusti¨®n de hidrocarburos que ha provocado un gran incremento en los niveles de di¨®xido de carbono atmosf¨¦rico y la distribuci¨®n planetaria de part¨ªculas carbon¨¢ceas, as¨ª como la movilizaci¨®n de materiales por actividades humanas que ha triplicado globalmente el transporte sedimentario de los r¨ªos a los oc¨¦anos.
El concepto ha sido criticado por algunos como una suerte de agenda ideol¨®gica disfrazada de ¨¦poca geol¨®gica
En un sentido geol¨®gico, muchas de estas evidencias son esencialmente sincr¨®nicas y est¨¢n distribuidas por todo el planeta, ya que la segunda mitad del siglo XX se ha caracterizado por la denominada globalizaci¨®n y el asentamiento de una densa tecnosfera interconectada. Seg¨²n estas evidencias, el GTA considera la gran aceleraci¨®n de mediados del siglo XX como el proceso m¨¢s adecuado para situar la fecha de inicio del Antropoceno.
El GTA ha analizado y discutido sobre la justificaci¨®n geol¨®gica de este concepto, debatiendo sobre la utilidad de su formalizaci¨®n para la comunidad cient¨ªfica y acerca de c¨®mo ¨¦ste puede ser caracterizado y definido. Hasta la fecha, sus miembros se han reunido tres veces (octubre de 2014, noviembre de 2015 y abril de 2016). La pr¨®xima reuni¨®n presencial se realizar¨¢ en septiembre en Mainz (Alemania). Asimismo, el GTA ha ido elaborando una serie de publicaciones para expresar su opini¨®n mayoritaria, adem¨¢s de un primer informe sobre las evidencias disponibles y las recomendaciones preliminares para su definici¨®n que fue presentado durante el 35? Congreso Internacional de Geolog¨ªa, celebrado en Ciudad del Cabo (Sud¨¢frica) en 2016.
En este momento, nuestro trabajo est¨¢ centrado en la identificaci¨®n de posibles candidatos para establecer el estratotipo oficial del Antropoceno. La tarea de analizar posibles secciones candidatas se encuentra a¨²n en su fase inicial y ser¨¢ necesario seleccionar un n¨²mero limitado de lugares representativos en los que se pueda obtener informaci¨®n exhaustiva de cara a la localizaci¨®n precisa de un l¨ªmite estratigr¨¢fico dentro de los calendarios humano y geol¨®gico. Todo esto constituir¨¢ la base de una propuesta formal en los pr¨®ximos a?os para la definici¨®n de una unidad geol¨®gica denominada Antropoceno que deber¨¢ ser evaluada por diferentes organismos geol¨®gicos y eventualmente ratificada por la Uni¨®n Internacional de Ciencias Geol¨®gicas.
Parece claro que aceptar las distintas evidencias geol¨®gicas del Antropoceno y su narrativa puede conducir, como corolario, al an¨¢lisis de sus causas originales y de sus consecuencias sociales, culturales y pol¨ªticas. El concepto Antropoceno ha sido criticado por algunos como una suerte de agenda pol¨ªtica o ideol¨®gica disfrazada de ¨¦poca geol¨®gica. La posible utilidad del Antropoceno para la ciencia, que implica un cambio de paradigma geol¨®gico, es el marco dentro del que se encuentra limitada la tarea del GTA. Los encendidos debates sobre los responsables del Antropoceno y el papel que han jugado los diferentes modos de organizaci¨®n y comportamiento social, tecnol¨®gico y pol¨ªtico de los seres humanos son de gran importancia, pero van m¨¢s all¨¢ del mandato del GTA.
Alejandro Cearreta es profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco UPV/EHU y miembro del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno.
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