Los motivos por los que deber¨ªamos recuperar a la mu?eca flamenca del televisor

La ¨²ltima mu?eca flamenca que compr¨® Mario Vaquerizo (Madrid, 1974) fue el pasado mes de febrero, en Las Palmas de Gran Canaria, durante un viaje por un concierto de Fangoria en la isla. La adquiri¨® en una tienda de souvenirs tur¨ªsticos que estaba cerrando tras el aviso de una amiga. ?l y Alaska tienen m¨¢s de medio centenar de unidades de este objeto folcl¨®rico que dej¨® de fabricarse en 2014 por la empresa Mu?ecas Mar¨ªn de Chiclana (C¨¢diz) y que, a¨²n hoy, genera pol¨¦mica sobre su significado y valor est¨¦tico.

¡°Las mu?ecas Mar¨ªn son un icono kitsch porque en los a?os sesenta o setenta se pon¨ªa encima del tapete de la mesa o sobre la televisi¨®n, pero son maravillosas, conservarlas es un acto de sentido de com¨²n¡±, a?ade el cantante, que tiene su colecci¨®n expuesta en una habitaci¨®n que llama Museo de Lola Flores en su casa del centro de Madrid, junto a un cuadro de Las Costus.

Recuperar y defender este s¨ªmbolo de una Espa?a de hace medio siglo ¨Cmenospreciado por una inmensa mayor¨ªa y calificado como hortera¨C, es algo que tambi¨¦n hace el actor y director Eduardo Casanova (Madrid, 1991). ?l tiene dos originales en su casa, una de color lila y otra rosa: ¡°Me las regal¨® mi padre, pero porque yo se las ped¨ª; estas mu?ecas son rechazadas por todo el mundo que, en realidad, no valora lo kitsch o no tiene la capacidad o las ganas de hacer una lectura kitsch de las cosas; los que s¨ª entendemos el humor no despreciamos a la mu?eca flamenca¡±.

Pero m¨¢s all¨¢ de la connotaci¨®n est¨¦tica, esta mu?eca Mar¨ªn, creada por esta empresa familiar a principios de los a?os treinta y de la que se llegaron a vender m¨¢s de medio mill¨®n de unidades al a?o, est¨¢ vinculada a un momento pol¨ªtico y social en Espa?a. La profesora de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, Amparo Las¨¦n, afirma al respecto que ¡°puede ser hortera, de mal gusto, viejuna, pero por su vinculaci¨®n con el pasado puede ponerse de moda otra vez, si no lo est¨¢ ya; no es un rechazo en s¨ª a la espa?olidad, sino a una Espa?a rancia pasada de moda, la de los turistas de los a?os sesenta y setenta que est¨¢, indudablemente, vinculada al franquismo¡±.

Quien lleva vendiendo esta mu?eca a turistas de todo el mundo, desde 1959, es Sagrario S¨¢nchez (Toledo, 1953) que trabaja en la tienda de souvenirs Arte Toledano de Madrid: ¡°En los a?os sesenta y setenta, todos los espa?oles que viv¨ªan fuera de nuestro pa¨ªs la ten¨ªan encima del televisor, era un s¨ªmbolo, producidas en pl¨¢stico o porcelana por esta empresa andaluza. Ahora las que vendemos son de un proveedor de China, no son de procedencia espa?ola, no tienen la misma calidad ni variedad¡±.

¡°Las mu?ecas Mar¨ªn son un icono 'kitsch' porque en los a?os sesenta o setenta se pon¨ªa encima del tapete de la mesa o sobre la televisi¨®n, pero son maravillosas, conservarlas es un acto de sentido de com¨²n¡± Mario Vaquerizo

Una mu?eca flamenca de ahora, de unos 12 cent¨ªmetros, cuesta 8,20 euros; en Wallapop, una original de unos 45 cent¨ªmetros se encuentra entre 30 y 150 euros, seg¨²n el a?o en el que se compr¨® y si conserva la etiqueta original o no.

El fervor de los coleccionistas no es aleatorio, estas mu?ecas flamencas recibieron, en 1965, a unos Beatles con montera de torero en la escalerilla del avi¨®n en su primera visita a Espa?a; la ni?a prodigio del cine de los a?os treinta Shirley Temple pos¨® con una de ellas; e, incluso, Lola Flores tuvo su propia versi¨®n.

¡°Fueron un s¨ªmbolo del sector tur¨ªstico durante a?os, tambi¨¦n de la inmigraci¨®n espa?ola de los a?os cincuenta, que la compraban aqu¨ª y la vend¨ªan despu¨¦s en Europa¡±, cuenta Ernesto Mar¨ªn (Chiclana, 1954). ?l es hijo de Pepe Mar¨ªn, un joven que march¨® en 1928 a Madrid a ser pintor y termin¨® vendiendo mu?ecas de trapo en la Plaza Mayor, para regresar despu¨¦s a su pueblo a montar unos talleres donde llegaron a trabajar hasta 300 personas. Mar¨ªn lleg¨® a ganar el premio el Primer Premio Mundial de Mu?equer¨ªa Art¨ªstica por estas mu?ecas pintadas a mano y la Medalla al M¨¦rito del Trabajo en 1976.

¡°El rechazo tiene un alto componente de prejuicio porque se trata de una mu?eca vestida de andaluza y se ha creado todo un relato sociol¨®gico alrededor de esa figura que dice m¨¢s de nosotros mismos que de la mu?eca en s¨ª" Paco Tom¨¢s, escritor

Entonces, si los datos y los hitos confirman que las mu?ecas flamencas son un ejemplo empresarial y agente de publicidad de un pa¨ªs, ?por qu¨¦ lo despreciamos? ¡°El rechazo tiene un alto componente de prejuicio porque se trata de una mu?eca vestida de andaluza y se ha creado todo un relato sociol¨®gico alrededor de esa figura que dice m¨¢s de nosotros mismos que de la mu?eca en s¨ª. Esa mu?eca, para algunos, no solo pod¨ªa dar informaci¨®n sobre los gustos musicales y est¨¦ticos de su due?o sino tambi¨¦n de su ideolog¨ªa. Todas esas connotaciones negativas que tiene la mu?eca son tan reduccionistas que aburren¡±, cuenta el guionista y escritor Paco Tom¨¢s (Palma de Mallorca, 1967).

?l tiene una original en sus estanter¨ªas desde hace unos doce a?os: ¡°Para m¨ª esa mu?eca es un s¨ªmbolo pop, como lo es Isabel II de Inglaterra, la camiseta de los Ramones o la foto del Ch¨¦¡±. Un s¨ªmbolo ca?¨ª, ahora fabricado en China, y que junto con la paella son los ¨²nicos iconos espa?oles que tienen emoticono de WhatsApp.