As¨ª se llen¨® Espa?a de cotorras
M¨¢s de un mill¨®n de loros entraron legalmente al pa¨ªs desde 1986 para ser vendidos como mascotas
¡°Para pasear por algunas ciudades espa?olas hay que llevar una gu¨ªa de aves del mundo¡±, bromea el bi¨®logo Antonio Rom¨¢n. En una sola caminata por el Parque de M¨¢laga, un exuberante jard¨ªn mediterr¨¢neo en el centro de la ciudad andaluza, el investigador ha llegado a identificar cuatro especies diferentes de loros nidificando: cotorras argentinas, cotorras de Kramer, loritos senegaleses y loros chocleros.
Unas 190.000 cotorras argentinas fueron capturadas en Sudam¨¦rica, donde son una plaga agr¨ªcola, para venderlas en Espa?a
La invasi¨®n se repite por todo el pa¨ªs. Un censo elaborado por la organizaci¨®n SEO/Birdlife en 2015, con la colaboraci¨®n de 600 voluntarios, calcul¨® unas 20.000 cotorras argentinas y unas 3.000 cotorras de Kramer pululando por las principales ciudades de Espa?a. El equipo de Rom¨¢n, de la Universidad de M¨¢laga, acaba de confirmar el rostro del culpable de esta invasi¨®n: el comercio legal de especies ex¨®ticas.
Espa?a import¨® legalmente m¨¢s de un mill¨®n de psit¨¢cidas ¡ªel nombre cient¨ªfico de los loros¡ª desde 1986, primer a?o en el que hay registros oficiales, hasta 2015. Unos 190.000 ejemplares fueron cotorras argentinas, procedentes de Uruguay y Argentina, donde se consideran una plaga agr¨ªcola y se capturaban bandadas enteras para venderlas en Espa?a como mascotas. Cerca de 63.000 ejemplares fueron cotorras de Kramer, con origen en Pakist¨¢n y Senegal. Una vez en suelo espa?ol, las cotorras aprend¨ªan a abrir sus jaulas y se escapaban o eran directamente liberadas por sus due?os, ante el griter¨ªo que organizan dentro de las casas.
¡°La cotorra de Kramer es muy agresiva y afecta a todas las especies aut¨®ctonas que nidifican en huecos, como el cern¨ªcalo primilla¡±, explica Rom¨¢n. La especie, que puede vivir unos 20 a?os, est¨¢ considerada una de las cien invasoras m¨¢s peligrosas de Europa. Hace dos semanas, investigadores de la Estaci¨®n Biol¨®gica de Do?ana (CSIC) alertaron de que las cotorras de Kramer amenazan la mayor colonia conocida del n¨®ctulo mayor, la especie de murci¨¦lago m¨¢s grande del continente, concentrada en el Parque de Mar¨ªa Luisa, en Sevilla. Las cotorras pelean por las cavidades de los ¨¢rboles y llegan a matar a los murci¨¦lagos, destrozando la fr¨¢gil piel de sus alas. Las cotorras argentinas, por su parte, empiezan a salir de las ciudades y ya han arrasado plantaciones de almendros en el litoral de M¨¢laga, seg¨²n detalla Rom¨¢n.
La bi¨®loga Lucrecia Souviron, coautora de la investigaci¨®n, ha escarbado en los archivos de la Convenci¨®n sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un acuerdo que Espa?a firm¨® en 1986. A partir de ese a?o se comenzaron a declarar las importaciones. Los datos, que no reflejan el mercado negro, muestran que las aves ex¨®ticas m¨¢s introducidas fueron los agapornis, unas especies procedentes de ?frica y conocidas vulgarmente como inseparables, por la costumbre del macho y la hembra de pasar mucho tiempo juntos, atus¨¢ndose el uno al otro. En 1987, el inseparable cabeza de melocot¨®n fue el ave de jaula m¨¢s comerciada en el mundo. La demanda de ejemplares para enjaularlos en las casas europeas ha hecho que ahora la especie se considere amenazada en su pa¨ªs de origen, Tanzania.
Sin embargo, los agapornis no invaden los parques espa?oles, pese a que fueron importados 410.000 individuos. La bi¨®loga explica la diferencia. El 99% de las cotorras argentinas llegadas a Espa?a fueron capturadas en la naturaleza. Y lo mismo ocurri¨® con las cotorras de Kramer (97%). Cuando se escapaban o eran soltadas, ya sab¨ªan vivir en libertad. ¡°Los agapornis, sin embargo, est¨¢n criados en cautividad¡±, subraya Souviron, tambi¨¦n de la Universidad de M¨¢laga.
¡°La mejor estrategia de control es la caza con balines", explica la bi¨®loga Lucrecia Souviron
¡°Se ha actuado demasiado tarde¡±, lamenta la bi¨®loga. En 2005, la UE prohibi¨® la importaci¨®n de aves silvestres tras detectarse casos de gripe aviar. En 2013, el Gobierno espa?ol prohibi¨® adem¨¢s la tenencia y la venta de las dos especies de cotorra, la argentina y la de Kramer, aunque los ejemplares procedieran de la cr¨ªa en cautividad. Pero ya era demasiado tarde. Las poblaciones asilvestradas son tan grandes que se sostienen solas. Y crecen exponencialmente. ¡°La mejor estrategia de control es la caza con balines, pero a muchas entidades animalistas no les gusta¡±, apunta Souviron. Tambi¨¦n hay vecinos que han protestado al ver a agentes medioambientales tiroteando aves de vistosos colores en medio de las ciudades, aunque la ley lo permite, seg¨²n subraya Rom¨¢n.
El trabajo de los investigadores ¡ªpublicado en Ardeola, la revista cient¨ªfica de SEO/BirdLife¡ª alerta de futuras invasiones y plantea mayores restricciones al comercio de fauna ex¨®tica. El lorito senegal¨¦s, la s¨¦ptima especie m¨¢s vendida en Espa?a entre 1986 y 2005, no se considera invasora y su venta sigue permitida. Sin embargo, empieza a nidificar delante de todo el mundo en M¨¢laga, Canarias, Valencia y Barcelona. ¡°Ahora que son seis u ocho ejemplares en M¨¢laga, se podr¨ªa controlar¡±, opina Rom¨¢n. ¡°Yo soy partidario del bal¨ªn, porque es el m¨¦todo m¨¢s efectivo y barato. Otra cosa es que los ciudadanos estemos dispuestos a pagar una parte de nuestros impuestos para estrategias m¨¢s caras, como su captura, posiblemente para matarlas despu¨¦s de todas formas¡±.
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