Escobilla
Donde los japoneses se hacen el harakiri los espa?oles aceptan el orujo de la casa
Si la moci¨®n de censura que termin¨® con el Gobierno hubiera sido fraguada por Mariano Rajoy, a¨²n hoy estar¨ªamos escuchando los elogios a su temple de estratega y la sabidur¨ªa gallega del que juega sus cartas sin mover un m¨²sculo de la cara. Pero la audacia de Pedro S¨¢nchez no parec¨ªa corresponder con el que en el reparto de papeles le hab¨ªa correspondido, el de maniqu¨ª. A S¨¢nchez no se le acab¨® la gasolina tan r¨¢pido como presagiaban los veteranos socialistas, sino que ha sabido poner sus urgencias personales al servicio de las urgencias de los dem¨¢s. Ahora veremos si aprovecha el a?o de gobierno, porque si nadie lo remedia conocemos el porvenir. As¨ª como la fallida separaci¨®n de Escocia conden¨® al Parlamento del Reino Unido a ser por una d¨¦cada de dominio conservador, tambi¨¦n el movimiento secesionista catal¨¢n, como anuncian las encuestas, propiciar¨¢ una d¨¦cada de Gobiernos en Espa?a bajo el entendimiento enfurru?ado de Ciudadanos con lo que sobreviva del PP.
Rajoy era el mejor nadador en nuestra turbia piscina pol¨ªtica. Pero llevaba una mochila de piedras a la espalda. Cuando orden¨® poner una querella a este peri¨®dico por publicar los papeles de B¨¢rcenas se pens¨® invencible. Cuando la retir¨® unas semanas despu¨¦s, torcido por la realidad, se imagin¨® impune. Durante la moci¨®n de censura se descubri¨® humano y, como todo humano, solo encontr¨® refugio en la larga sobremesa entre amigos que precedi¨® a su destituci¨®n. Donde los japoneses se hacen el harakiri, los espa?oles aceptan el orujo de la casa. Fue curioso que en los d¨ªas en que S¨¢nchez arm¨® la contabilidad para su acceso a la presidencia hallaran en Turqu¨ªa una pierna de alguno de los bravos soldados espa?oles que murieron en el Yak-42. Federico Trillo a¨²n mantiene sueldo oficial, tras el exilio dorado en Londres con el que le premi¨® Rajoy por dejarle atado el frente judicial. Pero siempre acaba por haber alguien que hace su trabajo con empe?o y honestidad y arruina el plan.
A estas alturas de la tertulia televisada, Pedro S¨¢nchez ya debe ser culpable de poner las bombas de Atocha, despu¨¦s de romper Espa?a, pactar con terroristas y arreglarse con el PNV. Si S¨¢nchez rompi¨® las defensas numantinas del PP fue por su lealtad durante los meses anteriores de crisis nacional. Se labr¨® ah¨ª un perfil maduro, opt¨® por el cuajo en lugar de la frivolidad. Algunos niegan al dise?o de su moci¨®n de censura el valor de obra de arte. Puede ser. Pero con la escobilla del v¨¢ter no se pintan Las meninas. Sirve para otras cosas.
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