¡°Atar a los enfermos mayores no es humano, merecen dignidad¡±
La doctora Ana Urrutia defiende un nuevo tipo de cuidado que antepone el bienestar y el respeto a los mayores
La pr¨¢ctica de atar a los enfermos a la cama era un recurso casi exclusivo en salud mental, que se usaba puntualmente en situaciones de agresividad manifiesta. Un empleo que ha ido reduci¨¦ndose paulatinamente en este campo mientras aumentaba en casos de demencia y deterioro cognitivo, con pacientes que acarrean problemas de comportamiento, ¡°que no se dan cuenta de que corren peligro y no siguen instrucciones; se levantan, quieren pasear y ello conlleva riesgo de ca¨ªdas y fracturas serias¡±, seg¨²n sostiene la doctora Ana Urrutia, presidenta de la Fundaci¨®n Cuidados Dignos y autora del libro Cuidar. Una revoluci¨®n en el cuidado de las personas (Editorial Ariel, 2018). ¡°La prevalencia en Espa?a es alt¨ªsima. Pero al contrario que en salud mental, la sujeci¨®n no es puntual sino cr¨®nica. La persona siempre es deficitaria, siempre tiene riesgo de caerse y por tanto se la sujeta a todas horas y pr¨¢cticamente todos los d¨ªas¡±. Y a¨²n as¨ª, afirma, es perfectamente posible ofrecer un nuevo tipo de cuidado que destierre esta pr¨¢ctica y ponga el foco en la persona, en su dignidad y en sus valores. Hablamos con ella para saber c¨®mo hacerlo posible.
PREGUNTA: Doctora Urrutia, ?c¨®mo podemos erradicar este tipo de pr¨¢cticas?
RESPUESTA: Defiendo que cambiemos el enfoque, de manera que el cuidado se centre en las necesidades de la persona y no de la organizaci¨®n; all¨ª donde m¨¢s se sujeta suele ser indicativo de que est¨¢n m¨¢s centrados en sus necesidades organizativas, de labores, horarios¡ Hay que volver a un trato m¨¢s humano. La sobrecarga de trabajo nos ha llevado muchas veces a centrarnos tanto en las tareas que hemos olvidado un poco a las personas. Es necesario un cambio en el comportamiento, en los espacios, usar terapias no farmacol¨®gicas, tecnolog¨ªa y sobre todo a trav¨¦s de la formaci¨®n en ¨¦tica y la dignidad del paciente.
Los equipos deben abrirse a otros perfiles profesionales: en lugar de ser solo m¨¦dicos y enfermeras, entran el terapeuta ocupacional, psic¨®logo, fisioterapeuta, animador sociocultural, educador, trabajador social, etc. Y tambi¨¦n nos obligar¨¢ mucho a cambiar los procesos de trabajo; entre ellos, por ejemplo, intensificar la vigilancia de las personas y la actitud del personal. Se puede integrar a los enfermos en nuestras tareas, en vez de estar ellos por un lado y sanitarios por el otro.
P: ?Qu¨¦ consecuencias pueden tener las sujeciones en el paciente?
R: Desde el punto de vista f¨ªsico, estre?imiento, incontinencia urinaria, infecciones o s¨ªndrome por inmovilidad. En el caso de sujeciones agudas, hematomas y dislaceraciones, heridas y traumatismos que puedes hacerte al intentar quit¨¢rtelas... Desde el punto de vista psicol¨®gico, dejan de sentirse personas y sufren tristeza, apat¨ªa, ansiedad y verg¨¹enza por estar atados. Por otro lado, los medicamentos tranquilizantes pueden hacer que su caminar sea a¨²n m¨¢s inestable, generen desequilibrio e incluso se caigan m¨¢s f¨¢cilmente.
P: ?Qu¨¦ tipo de formaci¨®n es necesaria?
R: Hay que profundizar mucho en la ¨¦tica, los derechos y la dignidad del enfermo. Llev¨¢rnoslo al coraz¨®n de verdad. Praxis como sujetar hacen indigno al paciente. Hay que profundizar en la empat¨ªa y en habilidades sociales; acercarnos al paciente con un trato personalizado, a cada uno con lo que necesita, no solo educadamente. Si te quieres centrar en la persona, necesitas saber c¨®mo es, su vida, sus deseos, sus preferencias. Este conocimiento no existe hoy en d¨ªa en nuestras instituciones, y eso es lo que propongo introducir.
Las personas mayores, por su vulnerabilidad, son mucho m¨¢s sensibles, y el trato es fundamental. Por ejemplo, si alguien no quiere ducharse, hay que preguntarse si eso le sucede con todas las personas o con una en concreto, porque muchas veces lo llamamos un trastorno de comportamiento cuando en realidad es una reacci¨®n de malestar, una respuesta al trato que est¨¢ recibiendo de una determinada persona. Hay quienes tienen demencia o trastorno cognitivo severo, que no pueden hablar o expresarse normalmente, y expresan ese malestar gritando o pegando. Pero no porque sean violentos, sino porque est¨¢n recibiendo un trato inadecuado.
P: ?Qu¨¦ errores se cometen, tanto desde el ¨¢mbito familiar como profesional?
R: Como pa¨ªs, somos a¨²n muy paternalistas y delegamos las decisiones en el equipo sanitario, aunque el enfermo participe. Aqu¨ª est¨¢ la clave: cuando alguien decide por otra persona, lo tiene que hacer por representaci¨®n, en funci¨®n de la persona que est¨¢ tutorizando. Hay veces que las mismas familias te piden la sujeci¨®n, pero lo hacen por sus miedos y porque no tenemos unos procesos de cuidado que se centren en las personas. El problema no est¨¢ en el paciente sino en la organizaci¨®n; se deben dar opciones pero manteniendo las mismas garant¨ªas de cuidado y seguridad. Tambi¨¦n puede darse que la familia los vea tan fr¨¢giles que no decidan por ellos sino por sus propios temores, o que no haya empat¨ªa hacia su familiar. No se est¨¢ trabajando desde la perspectiva de su pariente. Una persona con deterioro cognitivo tiene derecho a que decidan por ella seg¨²n sus propios valores. ?T¨² qu¨¦ preferir¨ªas? ?Qu¨¦ durante el resto de tu vida te levantes cuando yo quiera o que lo hagas cuando t¨² lo desees, aunque puedas tener alguna ca¨ªda?
Lo perverso del discurso aqu¨ª es decir que si no le sujetas se cae, porque no es cierto. Al final se caen lo mismo; el que est¨¢ atado no quiere estarlo y se tira. Hay que aprender a trabajar sin sujeci¨®n. Propongo un equilibrio entre beneficio y riesgo, porque nos hemos cargado su calidad de vida. No somos unos temerarios a los que se nos haya ocurrido soltar las sujeciones sin tener una estructura, un modelo de cuidado concreto.
P: Mencion¨® antes el uso de la tecnolog¨ªa. ?De qu¨¦ manera puede ayudar en este nuevo modelo de cuidado?
R: Hay desde hace tiempo mobiliario tecnol¨®gicamente adaptado a la persona. Por ejemplo, camas bajas para las personas que se pueden caer, pero que tambi¨¦n pueden elevarse para facilitar el cuidado; o con medias barandillas. Se puede instalar c¨¢maras de vigilancia, porque no siempre puedes tener a una persona en la habitaci¨®n. Tambi¨¦n hay pulseras de control de errantes, que pitan si el enfermo sale de una determinada ¨¢rea, o que te avisan de posibles ca¨ªdas del paciente, incluso antes de que se produzcan. Con estas pulseras, pueden caminar libremente, con una serie de limitaciones.
P: ?En qu¨¦ espejo podemos fijarnos a la hora de ofrecer un mejor trato?
R: En Europa, Inglaterra o los pa¨ªses escandinavos son un referente porque all¨ª apenas se sujeta y se va avanzando en sistemas centrados en la persona m¨¢s r¨¢pidamente que en el resto. En Francia tambi¨¦n se est¨¢ profundizando en ello, y en Espa?a ya empieza a suceder. Los centros de personas con discapacidad y las residencias de personas mayores son quienes est¨¢n impulsando este modelo, y de ah¨ª se mueve hacia los hospitales.
En mi libro, detallo casos reales de personas concretas, tanto mayores como de otros perfiles, en residencias, hospitales e incluso a domicilio. Intento trasladar a la sociedad (familiares y profesionales) esta manera de cuidar.
P: ?Existe alg¨²n tipo de resistencia a la hora de abordar este cambio?
R: Cada vez menos, pero hemos tenido que demostrar que hab¨ªa una ciencia, un modelo detr¨¢s de ello, que no ¨¦ramos unos irresponsables. Luego¡ cualquier cambio organizativo es un l¨ªo, y el que yo propongo representa un cambio de 180 grados. Desde el punto de vista econ¨®mico, se trata de dejar de invertir en unas cosas para invertir en otras. Lo que m¨¢s miedo daba es que conllevara un aumento del personal, pero tambi¨¦n hemos demostrado que no es cierto.
La Administraci¨®n p¨²blica tampoco se ha mojado a la hora de apoyar expl¨ªcitamente este modelo, incluso con leyes. Las personas tienen derecho a no ser sujetadas. Es cierto que en 2017 el Congreso aprob¨® una proposici¨®n no de ley para reducir el uso de sujeciones, y tambi¨¦n en algunas autonom¨ªas como Andaluc¨ªa y Cantabria, promovidas por Ciudadanos. Lo que pasa es que de momento no ha ido a m¨¢s, aunque s¨ª parece que lo est¨¢n explorando.
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