Svante P??bo, art¨ªfice de lo imposible
El Princesa de Asturias reconoce la altura cient¨ªfica del padre del genoma neandertal
Pocas veces un cient¨ªfico con un nombre tan impronunciable se hace famoso entre el p¨²blico general, pero este va a ser probablemente el caso de Svante P??bo, el padre del genoma neandertal y flamante premio Princesa de Asturias. Lee en Materia la haza?a cient¨ªfica que ha logrado este genetista con la lectura del ADN antiguo y una entrevista muy interesante con ¨¦l. Lo que sigue es un recuento de los escollos a los que se enfrent¨® uno de sus grandes descubrimientos, que hubo sexo entre los neandertales y nuestra especie, el Homo sapiens, y que todav¨ªa llevamos un peque?o porcentaje de ADN arcaico en nuestro genoma. Los rescoldos gen¨¦ticos de un amor prohibido.
Siendo estrictos, el descubrimiento de los cruces neandertal/sapiens precedi¨® al genoma neandertal, y fue obra de un genetista m¨¢s pronunciable pero menos conocido, Bruce Lahn, de la Universidad de Chicago. En 2006, Lahn estaba investigando el gen microcephalin y otros cuyas mutaciones causan microcefalia, una dr¨¢stica reducci¨®n del tama?o cerebral. El cient¨ªfico de Chicago determin¨®, comparando los genomas de las personas actuales, que una variante del gen microcephalin hab¨ªa aparecido en nuestro genoma hace unos 40.000 a?os. El entorno cromos¨®mico de esa variante (haplotipo, en la jerga) era casi id¨¦ntico en todas las personas que la llevan, como cabe esperar por su origen relativamente reciente. Al comparar esa regi¨®n con los otros 85 haplotipos existentes en la actualidad, si embargo, las diferencias en el ADN eran tan grandes que parec¨ªan de una especie distinta. Dada la fecha y la geograf¨ªa, Lahn dedujo que era ADN neandertal, y que hab¨ªa llegado a nuestro genoma mediante el viejo procedimiento del sexo.
Lahn public¨® su trabajo en PNAS, que no es la revista cient¨ªfica de mayor impacto, y la editorial hizo todo lo posible por esconderlo a los periodistas, sin una nota ni una menci¨®n que lo destacara. Le pregunt¨¦ por qu¨¦ no lo hab¨ªa publicado en Nature o Science, y me dijo que lo hab¨ªa intentado en una de ellas, pero que los reviewers (los cient¨ªficos que revisan el trabajo y recomiendan o no su publicaci¨®n) del ¨¢rea paleontol¨®gica lo hab¨ªan rechazado con el argumento aplastante de que un cruce entre sapiens y neandertales ¡°era imposible¡±.
Al mes siguiente, diciembre de 2006, mand¨¦ un mail a P??bo, que ya era una autoridad en ADN antiguo y acababa de publicar en Nature el primer mill¨®n de letras del genoma neandertal, y le pregunt¨¦ por el art¨ªculo de Lahn. ¡°El trabajo de Bruce Lahn¡±, respondi¨®, ¡°es el mejor argumento que se ha presentado hasta ahora a favor de una contribuci¨®n gen¨¦tica de los neandertales a los humanos modernos¡±. Eso ya eran palabras mayores. Y pocos a?os despu¨¦s quedaron grabadas en piedra por la lectura del genoma neandertal completo. Hubo cruces. Pocos, pero relevantes para el genoma humano actual.
La comunidad paleontol¨®gica se vio forzada esta vez a admitir que lo imposible hab¨ªa ocurrido. Ahora es tiempo de premios gordos para su mayor art¨ªfice.
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