¡°Somos una mezcla de retales de todos nuestros antepasados¡±
El investigador sueco, director del equipo que complet¨® el genoma del neandertal, asegura que el a?o pr¨®ximo anunciar¨¢ resultados "interesantes" de sus trabajos en Atapuerca
Cuando solo era un ni?o, Svante P??bo (Estocolmo, 1955) estaba fascinado por las antig¨¹edades. Su pasi¨®n hacia la arqueolog¨ªa era tal que le llev¨® a iniciar una carrera universitaria sobre egiptolog¨ªa. Pero pronto se aburri¨® de estudiar los verbos egipcios. Y decidi¨® intentar emprender la carrera de Medicina, siguiendo las huellas de su padre, el bioqu¨ªmico Karl Sune Bergstr?m ¨CPremio Nobel de Medicina en 1982¨C aunque fue su madre, la qu¨ªmica estonia Karin P??bo la que le cri¨®, ya que Bergstr?m ten¨ªa otra familia.
Desde entonces, su antigua pasi¨®n nunca le ha abandonado. A principios de los ochenta, mientras solo era un estudiante de doctorado, cuyo de tema de tesis eran los virus, empez¨® a llevar a cabo un proyecto nocturno a escondidas de su supervisor. Su idea era conseguir el ADN de una momia para abrir un nuevo camino en la comprensi¨®n de la historia antigua. Con la ayuda de sus antiguos profesores de egiptolog¨ªa, consigui¨® apoderarse de 36 muestras de algunas momias del Museo Pergamon ¨Centonces en el Berl¨ªn Este¨C, identificar su ADN, un hito que nunca antes de hab¨ªa conseguido y, finalmente, publicar en 1985 un art¨ªculo en la revista Nature, que fue portada. Por aquel entonces, P??bo a¨²n ni se hab¨ªa doctorado.
Desde 1997 dirige el departamento de Gen¨¦tica Evolutiva del Instituto Max-Planck de Lipsia, que ¨¦l mismo ha contribuido a moldear. Tras la unificaci¨®n alemana, el Max-Planck, equivalente del CSIC espa?ol, decidi¨® redoblar esfuerzos para que los l?nder del Este tuviesen centros de investigaci¨®n poderosos. Y llamaron a P??bo para dirigirlo.
Con la seguridad de una financiaci¨®n fuerte y estable, Svante P??bo pudo lanzar en 2006 el proyecto por el que obtuvo la fama: secuenciar totalmente el genoma de los neandertales, los hom¨ªnidos descubiertos 150 a?os antes en Alemania, que convivieron con los humanos modernos durante miles de a?os. Un proyecto en el que consigui¨® fusionar otra vez sus pasiones e inventar una nueva disciplina: la paleogen¨¦tica. Esta apasionante historia ha sido contada por ¨¦l mismo en un libro reci¨¦n publicado: Neanderthal Man ¨C In Search of Lost Genome.
Seguramente el que seamos m¨¢s inteligentes tiene que ver con el hecho que estemos tan interesados en ense?ar y transmitir nuestros conocimientos entre nosotros"
No muy lejos del Museo Pergamon, Svante P??bo dio una charla en Berl¨ªn el pasado fin de semana. Su presentaci¨®n cerr¨® la conferencia anual Falling Walls, donde cient¨ªficos y expertos en campos muy diversos cuentan cu¨¢les ser¨¢n los pr¨®ximos muros del conocimiento que caer¨¢n, y que este a?o coincid¨ªa adem¨¢s con el 25 aniversario de la ca¨ªda del Muro.
¡°Todo empez¨® en 1996, as¨ª lo explico en mi libro¡±, cuenta el cient¨ªfico en una entrevista con Materia. ¡°Por aquel entonces, no sab¨ªamos si podr¨ªamos recuperar el ADN de un neandertal de un fragmento de hueso. Cuando secuenciamos por primera vez un trocito de ADN mitocondrial [las mitocondrias son org¨¢nulos de la c¨¦lula que producen energ¨ªa y contienen algunos genes diferentes de los del n¨²cleo, pero en muchas m¨¢s copias] vimos enseguida que ten¨ªa que ser lo que esperamos: el genoma de un ser parecido a nosotros, pero diferente. Sin embargo, nos faltaban muchos a?os de trabajo para poder demostrar algo tan extraordinario como haber sido capaces de recuperar el ADN de alguien muerto desde hace m¨¢s de 40.000 a?os¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ papel juega la gen¨¦tica en la paleoantropolog¨ªa?
Respuesta. Es un campo complicado. Si solo estudias las formas de los huesos y de los cr¨¢neos, como hacen los antrop¨®logos, es muy dif¨ªcil llegar a un acuerdo sobre las diferentes formas humanas. El debate sobre la relaci¨®n entre humanos y neandertales es un ejemplo: se arrastr¨® durante d¨¦cadas. El ADN en cambio garantiza una respuesta estad¨ªstica y cuantitativa.
Queremos llegar mucho m¨¢s all¨¢ de los 400.000 a?os de antig¨¹edad. Estamos trabajando mucho con los restos de la Sima de los Huesos de Atapuerca"
P. Y fue usted el que finalmente rompi¨® un tab¨². Homo sapiens y Homo neanderthaliensis s¨ª tuvieron sexo. Y un poco de su genoma se encuentra en el nuestro tambi¨¦n.
R. Los Homo sapiens, cuando dejaron ?frica hace 100.000 a?os, no estaban solos en el planeta. En Europa y en el oeste de Asia viv¨ªan, desde hac¨ªa cientos de miles de a?os, los neandertales, que se extinguieron posteriormente. Y no sab¨ªamos si se hab¨ªan mezclado o no con los sapiens. Ahora sabemos que en el ADN de los europeos y de los asi¨¢ticos hay entre el 1% y el 4% de ADN de los neandertales. Si eres de Papua Nueva Guinea, a eso se le a?ade tambi¨¦n un 5% de ADN de otras formas humanas llamadas hom¨ªnidos de Denisova, una posible especie de Homo identificada por nosotros en 2010 a trav¨¦s del an¨¢lisis del ADN de un fragmento de dedo peque?o encontrado en Siberia. Todav¨ªa podr¨ªamos descubrir alguna cosa m¨¢s, pero la contribuci¨®n a nuestro ADN no superar¨ªa el 10%. Ya que no tenemos ADN antiguo africano, no sabemos qu¨¦ otras formas humanas han contribuido al ADN de Homo sapiens antes de dejar ese continente. Pero puede que los denisovanos tuviesen a su vez ADN m¨¢s antiguo, quiz¨¢s de Homo erectus. S¨ª, somos una especie de patchwork [mezcla de retales] de todos nuestros antepasados.
P. ?Esto qu¨¦ significa en la pr¨¢ctica? ?Que somos m¨¢s aptos?
R. Hay una tendencia peligrosa: la de decir que somos como somos porque somos m¨¢s aptos. En cambio, sabemos que muchas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas no nos hacen m¨¢s aptos. En el caso de esta afluencia de genes de los neandertales o de los denisovanos, hay evidencia de que en algunos casos hay sido funcionalmente importante. Y es razonable: las dos poblaciones viv¨ªan desde hace mucho tiempo en las dos ¨¢reas, y se hab¨ªan adaptado bien al ambiente en el que los nuevos habitantes llegados desde ?frica a¨²n no hab¨ªan vivido. Un ejemplo es una variante gen¨¦tica relativa a la defensa inmunitaria muy com¨²n entre europeos y asi¨¢ticos de hoy en d¨ªa que viene de los neandertales, y el otro es una variante gen¨¦tica responsable de la adaptaci¨®n a las alturas del Tibet que viene de los denisovanos.
Algunas de nuestras diferencias son importantes para nuestra cultura y tecnolog¨ªa.? Puede que sea lo que haya hecho que seamos m¨¢s de 7.000 millones de personas, y hayamos ocupado todo el planeta en 50.000 a?os"
P. ?Qu¨¦ es lo que nos hizo capaces de resistir m¨¢s? ?Se puede decir que haya sido este patchwork de genomas?
R. No, esto es ir demasiado lejos. Entre otras cosas porque las personas en ?frica, que no tienen estas variaciones en su ADN, se las apa?an muy bien sin esas contribuciones gen¨¦ticas.
P. ?Cu¨¢les son las principales diferencias estructurales entre genomas modernos y los genomas antiguos?
R. ?Esto es un programa de investigaci¨®n para los pr¨®ximos 10 a?os! Ahora que tenemos el genoma de los neandertales, y millares de ADN actuales, podemos hacer una lista de lo que compartimos entre nosotros que no compartimos con los neandertales. Usted y yo somos diferentes en tres millones de posiciones de bases en el genoma. Lo que no compartimos con los neandertales son solo 31.000 bases. Sin embargo, creemos que algunas de estas diferencias son importantes para nuestra cultura y tecnolog¨ªa. Esto puede que haya hecho que seamos en la actualidad m¨¢s de 7.000 millones de personas, y hayamos ocupado todo el planeta en 50.000 a?os, cuando otras especies anteriores no superaron nunca los pocos centenares de millares, no se alejaban de sus zonas de origen y nunca desarrollaron demasiados instrumentos. Esto es el reto para el futuro y requerir¨¢ mucho trabajo funcional, insertando estos cambios en tejidos de cultivo, c¨¦lulas madres o ratas transg¨¦nicas para ver sus efectos.
Hay una tendencia peligrosa: la de decir que somos como somos porque somos m¨¢s aptos. En cambio, sabemos que muchas caracter¨ªsticas gen¨¦ticas no nos hacen m¨¢s aptos
P. ?Puede que seamos solo ¡°m¨¢s inteligentes¡±?
R. No creo que el genoma nos haya hecho ¡°humanos¡±. En todo caso, muchos argumentan que no es que nosotros seamos individualmente m¨¢s inteligentes, sino que todo tiene que ver con nuestra sociabilidad, cosa que me parece plausible. Seguramente tiene que ver con el hecho que estemos tan interesados en ense?ar y transmitir nuestros conocimientos entre nosotros. Los monos usan muchos instrumentos, pero no hay evidencia que lo sepan ense?ar.
P. Una de las dificultades t¨¦cnicas m¨¢s importantes en la paleogen¨¦tica es la contaminaci¨®n, sobre todo con el ADN moderno. ?C¨®mo garantizan ustedes que esto no ocurra?
R. En primer lugar, hay que trabajar en condiciones de limpieza absoluta. Luego se puede hacer una comprobaci¨®n directa sobre los datos que produces. El genoma mitocondrial existe en muchas copias en cada c¨¦lula, por lo cual puedes secuenciarlo muy detalladamente. Cada uno de nosotros solo tiene un tipo de genoma mitocondrial. Entonces, si solo ves un tipo de genoma mitocondrial, que todos heredamos de nuestra madre, est¨¢s seguro que solo est¨¢s mirando a un individuo y, como el genoma mitocondrial de un Neandertal es diferente al nuestro, si detectamos uno moderno ser¨¢ porque un ser humano moderno lo ha contaminado. Adem¨¢s, el ADN antiguo sufre unas modificaciones qu¨ªmicas a lo largo del tiempo. Una de las cuatro bases, la citosina, se modifica en una base no natural en el ADN, el uracilo. Y esto solo puede pasar en centenares de a?os. Por lo tanto, si ves esta modificaci¨®n y sabes que es ADN de un solo individuo, puedes confiar que lo que ves es el ADN antiguo que buscas.
P. ?Qu¨¦ ha cambiado en su campo desde cuando estudiaba las momias hasta hoy en d¨ªa?
R. Hace 30 a?os no hab¨ªa campo. En esa ¨¦poca el ADN se clonaba en las bacterias y eso era muy poco eficiente. Luego lleg¨® la PCR (reacci¨®n en cadena de la polimerasa), que nos permiti¨® obtener un gran n¨²mero de copias de un fragmento de ADN. Esto es lo que cre¨® el campo. El siguiente paso fue en los a?os 2000, cuando se invent¨® la high-throughput sequencing, otra t¨¦cnica mucho menos afectada por la contaminaci¨®n para secuenciar y analizar genomas a gran escala.
P. ?Es dif¨ªcil convencer a los museos de que les cedan los huesos?
R. A veces, depende de las personas. Es cada vez m¨¢s f¨¢cil, sobre todo ahora que podemos ense?ar resultados para convencerles de que podemos descubrir cosas ¨²tiles para ellos tambi¨¦n. Hay tambi¨¦n gente que no quiere darte sus f¨®siles en ning¨²n caso, pero son cada vez menos.
P. En su ¨²ltimo art¨ªculo, publicado en Nature, ha estudiado los restos de un hueso de pierna de un hombre que vivi¨® hace unos 45.000 a?os en Siberia. ?Qu¨¦ es lo que han visto?
R. Primero, que el encuentro entre los sapiens y los neandertales pas¨® un poco despu¨¦s lo que se pensaba, entre hace 50.000 y 60.000 a?os. Estudiando el genoma de ese hombre se pod¨ªa deducir que los neandertales y los sapiens ya se hab¨ªan cruzado. Y estudiando c¨®mo ha evolucionado el ADN, pudimos deducir una fecha m¨¢s exacta de su cruce. Segundo, que el patr¨®n de emigraci¨®n de los sapiens era distinto a lo que pens¨¢bamos. Todo el mundo daba por sentado que la evoluci¨®n hacia Australia hab¨ªa pasado por la costa de Asia. Mientras que ese individuo nos demuestra que hubo una emigraci¨®n tambi¨¦n a trav¨¦s de Asia central.
P. Adem¨¢s de estudiar las funciones de los genes que nos diferencian con los hom¨ªnidos antiguos, ?cu¨¢l es el l¨ªmite de edad de los restos que quer¨¦is llegar a alcanzar?
R. Queremos llegar mucho m¨¢s all¨¢ de los 400.000 a?os de antig¨¹edad, que es el l¨ªmite al que hemos llegado ahora. Probablemente hasta 500.000 a?os. Estamos trabajando mucho con los restos de la Sima de los Huesos de Atapuerca. El a?o que viene ciertamente tendremos noticias interesantes sobre estos restos.
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