La guerra millonaria y psicol¨®gica de las Garc¨ªa-Cereceda

La de las Garc¨ªa-Cereceda no ser¨¢ una excepci¨®n en las batallas de sagas familiares. Desde que la crisis econ¨®mica empez¨® a menguar van saliendo a la luz cada vez m¨¢s noticias de conflictos en las otrora discretas y calladas salas de juntas. Del rutinario, as¨¦ptico y fr¨ªo vocabulario de las notas de las decisiones de los consejos de administraci¨®n estamos pasando a declaraciones poco amistosas, versiones contradictorias y puntualizaciones procedentes de despachos de abogados. Muchos consejos ahora son sillas calientes. Y no digamos si la propiedad est¨¢ repartida entre herederos porque el fundador ya no est¨¢ entre nosotros. Entonces es la guerra.

Y para guerra familiar, sin duda, las de las Garc¨ªa-Cereceda. Son dos hermanas. Mejor dicho, dos hermanas, Susana y Yolanda, una viuda, Silvia, y una exesposa, Mercedes, madre de las hermanas. Entre las cuatro estaba una buena parte del reparto de la fortuna que desde abajo, como tantos otros, cosech¨® Luis Garc¨ªa-Cereceda, empresario y promotor, tan celoso de su privacidad que no existe m¨¢s que una foto y ninguna entrevista que ponga negro sobre blanco algo parecido a sus palabras.

El Garc¨ªa-Cereceda fundador logr¨® llevar una vida alejada de los focos y una posici¨®n social m¨¢s que respetable con un c¨ªrculo de amistades privilegiado, entre los que se contaba pol¨ªticos como Adolfo Su¨¢rez, Felipe Gonz¨¢lez o Ruiz-Gallard¨®n, adem¨¢s de numerosos empresarios de alcurnia o de dinero. Cereceda fue un visionario en su tiempo y promotor de urbanizaciones cuidadas para el descanso de las ¨¦lites en los alrededores de Madrid cuando nadie pens¨® que la gente con dinero se pudiera plantear residir en el extrarradio de la capital.

Su gran obra es La Finca, la urbanizaci¨®n por excelencia, conocida no tanto porque vivan en su interior vecinos de gran patrimonio sino por ser el domicilio de los grandes futbolistas del momento como Cristiano Ronaldo. An¨¦cdotas aparte, la sociedad o sociedades que administran la herencia que dej¨® Garc¨ªa-Cereceda tienen m¨¢s enjundia que esas hect¨¢reas cuidadas y esas edificaciones lujosas entre sus 17 lagos. Tanto que el patrimonio global se valora en cifras estimativas que superan los 1.000 millones de euros.

Garc¨ªa-Cereceda falleci¨® en 2010. Y, nada m¨¢s morir, desapareci¨® la discreci¨®n de su entorno. El mismo d¨ªa de su entierro, a la vista de algunos ilustres que acudieron al sepelio, se destap¨® el drama que ha llegado hasta nuestros d¨ªas en varios cap¨ªtulos y cuya secuela durar¨¢ alg¨²n tiempo. Ya en el sepelio una de las hijas, Yolanda, quiso introducir una carta en el ata¨²d y provoc¨® un momento espeluznante cuando, en el forcejeo consiguiente, cay¨® en uno de los lagos.

No hubo demasiados testigos del suceso, pero s¨ª muchos m¨¢s observaron que dos diferentes esquelas recordaban en la prensa la memoria del padre. Una, elegante, breve, sentida, firmada por Silvia G¨®mez Cu¨¦tara, viuda del empresario, en nombre de la familia, incluidas las hijas y la primera mujer, Mercedes: ¡°Un maestro nunca ajeno a nada humano. Un hombre, simplemente irreemplazable¡±. Y, otra, muy diferente (¡°Mi querid¨ªsimo emperador, creador de m¨¢xima belleza. Falleci¨® en la alt¨ªsima torre y mazmorra de su imperio de piedra¡±), firmada por su hija Yolanda, en nombre de Mercedes, primera mujer del fallecido y madre de las dos hijas.

A los tres meses, Susana pidi¨® y obtuvo en los juzgados la incapacitaci¨®n de su hermana Yolanda, que perdi¨® la custodia de sus tres hijos y el poder de decisi¨®n sobre su paquete accionarial en las sociedades del grupo, incapacitaci¨®n que le ha costado revertir unos a?os (2016) y varias sentencias despu¨¦s. Desde entonces hasta ahora, la actividad de la sociedad empresarial se ha visto agitada por todo tipo de conflictos. Entre ellos la intervenci¨®n de la Agencia Tributaria para sancionar a socios que se aprovechaban de pr¨¦stamos multimillonarios que se conced¨ªan a s¨ª mismos para evitar el pago de impuestos y vivir la vida a lo grande sin tener ingresos o incluso siendo merecedores de devoluciones de Hacienda. Como ha sucedido en los ¨²ltimos tiempos, el asunto se resolvi¨® pagando la correspondiente multa para evitar la c¨¢rcel.

Durante todo este tiempo, Susana ha pretendido mantener su poder decisorio y el control de las sociedades neutralizando a Yolanda. Para mantener ese estatus no dud¨® en contratar servicios de expertos poco recomendables para saberlo todo de la vida privada de su hermana y poder seguir manteni¨¦ndola al margen. Lo que se ha descubierto hace unas semanas, es que el experto contratado era el comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo a trav¨¦s de una de sus empresas, imputado en diversas causas y hombre que se mov¨ªa como nadie en las cloacas del Estado.

Villarejo trabaj¨®, grab¨® e hizo qui¨¦n sabe cu¨¢ntas cosas para dar material inflamable a Susana contra Yolanda. Ese trabajo sali¨® a relucir en una investigaci¨®n sobre el comisario que lleva Asuntos Internos de la Polic¨ªa. Consecuencia de ello, sucedi¨® lo impensable: seg¨²n aterrizaba en Madrid Susana de un viaje a Sud¨¢frica fue detenida, enviada a la Audiencia Nacional y registrado su domicilio. El juez Diego de Egea les imputa a ella y a otras dos personas por haber encargado al pol¨¦mico polic¨ªa el informe Land sobre su hermana y otros familiares. El sumario es todav¨ªa secreto. La guerra de las Cereceda no ha hecho m¨¢s que arreciar.