Macron declara la guerra al m¨®vil en la escuela
Si prospera la ley, en el pr¨®ximo curso quedar¨¢n proscritos estos aparatos en los colegios franceses
El tel¨¦fono m¨®vil se ha hecho tan imprescindible en esta sociedad moderna que parece haberse convertido en un ap¨¦ndice humano. Y regular su uso (su abuso) se ha transformado en una necesidad para algunos Gobiernos. Francia, entre ellos. El primer ejemplo lo ha dado el presidente de la Rep¨²blica, Emmanuel Macron, que ha prohibido los celulares en las reuniones del Consejo de Ministros. Antes de iniciar las deliberaciones, los miembros del Ejecutivo depositan sus celulares en las taquillas. Ni se consulta el correo ni se repasa el Twitter ni se mandan wasaps mientras los ministros consideran atenta y detenidamente los pros y contras de una decisi¨®n antes de adoptarla. ?
Con el precedente del Consejo de Ministros, Macron quiere ampliar la prohibici¨®n de los tel¨¦fonos m¨®viles a otros ¨¢mbitos. El principal: la escuela. Los alumnos adictos a los m¨®viles tendr¨¢n que aprender a desenganchar al menos durante su estancia en el centro. No solo en las aulas sino tambi¨¦n en el recreo. Francia presenta esta medida como una ¡°desintoxicaci¨®n¡±. Favorecer¨¢ la atenci¨®n a las explicaciones del profesorado, combatir¨¢ el bullying y mitigar¨¢ la ansiedad de esos adolescentes esclavos de la tecnolog¨ªa.
Los estudios demuestran que los m¨®viles acent¨²an el ciberacoso entre los escolares, facilitan su acceso a la pornograf¨ªa y contribuyen a su aislamiento social. Son una nueva forma de adicci¨®n (bautizada como nomofobia). En defensa de que se proh¨ªba por ley su uso, el ministro franc¨¦s de Educaci¨®n, Jean-Michel Blanquer, ha dicho de los celulares: ¡°Son un avance tecnol¨®gico, pero no pueden monopolizar nuestra vida. No se puede progresar en un mundo de tecnolog¨ªa si no sabes leer, escribir, contar, respetar a otros y trabajar en equipo¡±.
Si prosperan los planes de Macron en el pr¨®ximo curso quedar¨¢n proscritos estos aparatos en los colegios. La medida tendr¨¢ gran impacto (el 90% de los ni?os de 12 a?os o m¨¢s tienen m¨®vil), aunque muchos dudan de que se pueda llevar a cabo eficazmente. Sus detractores aseguran que el proyecto de ley es una mera ¡°operaci¨®n de comunicaci¨®n¡± que no tendr¨¢ efectos puesto que la mitad de los centros escolares ya proh¨ªben los smartphones en sus instalaciones.
Queda por ver si los colegios que no respeten la ley ser¨¢n sancionados y c¨®mo se arbitrar¨¢n los sistemas para que los docentes la hagan cumplir a rajatabla. Si Francia aprueba este dif¨ªcil examen, con el que quiera lanzar un mensaje ¡°de salud p¨²blica¡±, pa¨ªses como Reino Unido e Irlanda podr¨ªan seguir el mismo camino.
Prohibir los tel¨¦fonos m¨®viles en las escuelas entra dentro del af¨¢n regulatorio de Macron, cuyo arsenal legal ha sido desplegado tambi¨¦n contra la manipulaci¨®n de la informaci¨®n. Ya no se habla de fake news ni de noticias falsas. Los diputados de la oposici¨®n han rebajado las aspiraciones reglamentistas y lo han hecho bajo el argumento de que cuando el poder define lo que es verdad o mentira, la democracia est¨¢ en peligro. De ah¨ª a la censura puede haber un muy corto (y peligroso) trecho. En una democracia incluso los mentirosos tienen cabida. Lo que hay que hacer es desenmascararlos para que los ciudadanos puedan identificarlos.
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