Hostilidad hacia los migrantes

La Uni¨®n Europea no puede permitir que su incapacidad para gestionar la crisis migratoria y de refugiados lleve a adoptar atajos que atenten contra sus principios y valores. En los ¨²ltimos d¨ªas han aparecido signos que deben ponernos en alerta, tanto sobre el peligro de soluciones f¨¢ciles para un problema complejo como sobre la creciente hostilidad hacia los inmigrantes en el discurso oficial de algunos pa¨ªses miembros. El primer ministro dan¨¦s, Lars Locke Rasmussen, ha revelado que varios pa¨ªses negocian impulsar un nuevo sistema de expulsi¨®n de extranjeros a los que se haya denegado el estatuto de refugiado. La iniciativa, confirmada por el canciller austriaco, Sebastian Kurz, contempla crear un gran campo de refugiados en el continente pero fuera de la UE, al que se trasladar¨ªa a los extranjeros pendientes de deportaci¨®n.

A reserva de conocer los detalles, la propuesta debe ser objeto de todas las cautelas. La Uni¨®n Europea no puede pensar que podr¨¢ resolver los problemas que ella misma es incapaz de gestionar por falta de consenso encargando a terceros pa¨ªses v¨ªas jur¨ªdicamente dudosas de salir del apuro. ?Bajo qu¨¦ amparo jur¨ªdico se podr¨ªa desplazar a los extranjeros en situaci¨®n irregular a un tercer pa¨ªs fuera de la Uni¨®n en el que no han recalado previamente, a la espera de ser deportados? ?C¨®mo se puede justificar la retenci¨®n forzosa de personas que no han cometido delitos?

Es preocupante que en pa¨ªses como Italia, Austria o Grecia hayan tomado el tim¨®n de la pol¨ªtica migratoria partidos que han llegado al Gobierno con mensajes xen¨®fobos. El ministro del Interior, Matteo Salvini, ha anunciado que Italia no est¨¢ dispuesta a convertirse en el campo de refugiados de Europa; Grecia ha endurecido las condiciones de sus campos y ha reconvertido algunos de ellos como centros de retenci¨®n, y en Austria se alienta desde el Gobierno una campa?a contra la inmigraci¨®n.

No debemos permitir que estas voces sean las que dominen el discurso p¨²blico europeo sobre esta delicada cuesti¨®n. Es responsabilidad de toda la UE dar una respuesta conjunta, duradera y respetuosa de los derechos humanos a la crisis migratoria, y no dejarse arrastrar a una situaci¨®n de hechos consumados liderada por quienes no han dudado en contravenir las reglas y los consensos previos para imponer unilateralmente su retr¨®grada posici¨®n.