Las 15.000 esclavas holandesas de las Hermanas del Buen Pastor
Una investigaci¨®n destapa una red de explotaci¨®n de mujeres en Pa¨ªses Bajos similar a la que funcion¨® en pa¨ªses como Irlanda. Las v¨ªctimas piden compensaciones y reconocimiento
"Mi tutora, la se?orita Van de Biggelaar, me llev¨® en tren hasta Almelo [en el este de Holanda]. En Tilburgo, al menos ten¨ªa un nombre que coser en la etiqueta de mi ropa, pero al llegar a Almelo me convert¨ª en un n¨²mero m¨¢s", cuenta Jo Keepers, de 76 a?os. Hija de un padre alcoh¨®lico y maltratador, ella es una de las miles de v¨ªctimas holandesas de los trabajos forzados no remunerados de la orden cat¨®lica Hermanas del Buen Pastor.
Al menos 15.000 ni?as y mujeres, en su mayor¨ªa prostitutas, madres solteras o discapacitadas, trabajaron en condiciones de esclavitud entre 1860 y 1973 en las lavander¨ªas y talleres de costura de esta congregaci¨®n en Holanda, seg¨²n una investigaci¨®n de a?os realizada por el medio holand¨¦s NRC.
Las monjas, establecidas en los llamados "refugios del amor" en las ciudades de Almelo, Tilburgo, Zoeterwoude y Gelderland, viv¨ªan de tareas de la costura comercial. Todas las esclavas que ten¨ªan a su disposici¨®n elaboraron durante d¨¦cadas todo tipo de indumentarias. Desde ropa de beb¨¦ hasta prendas para los militares, pasando por chalecos de fuerza para instituciones psiqui¨¢tricas o camisas especiales para compa?¨ªas determinadas.
Esta orden religiosa ya se vio implicada en un esc¨¢ndalo semejante en Irlanda, donde participaban en la gesti¨®n de las llamadas "lavander¨ªas de las Magdalenas". All¨ª, unas 10.000 mujeres j¨®venes, muchas de ellas madres solteras, fueron detenidas y forzadas a trabajar en las lavander¨ªas que comenzaron a operar en la d¨¦cada de 1920 e incluso segu¨ªan vigentes hasta 1996, seg¨²n un informe del Gobierno de Dubl¨ªn.
A los trabajos de lavander¨ªa se sumaba el bordado. Seg¨²n el Archivo holand¨¦s de la Vida Conventual, que guarda tambi¨¦n objetos, en El Buen Pastor se bordaba para la Casa Real. ¡°Se presume que para la entonces princesa Juliana (abuela del actual rey Guillermo)¡±. Parte del lavado y almidonado de manteles del Palacio het Loo, residencia oficial de Juliana, tambi¨¦n se hizo en los conventos de la orden.
En el caso holand¨¦s, las monjas prove¨ªan con sus productos a las f¨¢bricas textiles, empresas de moda, hoteles, hospitales, particulares, la Iglesia y el propio Gobierno. La investigaci¨®n de NRC incluye testimonios de varias v¨ªctimas y eleva su cifra a al menos 15.000 personas. Contactadas por Efe, algunas de estas personas explican que por su estado de salud y edad prefieren no rememorar aquella ¨¦poca de nuevo hasta el d¨ªa que tengan que dar testimonio ante un tribunal.
Una de ellas es Margot Verhagen, de 85 a?os. Su padre muri¨® en la Segunda Guerra Mundial y su madre falleci¨® en 1950, cuando ella ten¨ªa 17 a?os y seis hermanos. Verhagen se qued¨® con una de sus t¨ªas, pero pocos d¨ªas despu¨¦s, dos polic¨ªas y una mujer de protecci¨®n de menores la trasladaron a la instituci¨®n del Buen Pastor en Velp, donde las hermanas la pusieron a trabajar desde las seis de la ma?ana hasta las 10 de la noche, recuerda.
Verhagen, nacida en La Haya, asegura en el medio holand¨¦s que no solo fue sometida a los trabajos forzados en las lavander¨ªas ¡ª"una cultura normal de esa ¨¦poca", apostilla¡ª sino que dice haber sido violada por el rector de la instituci¨®n. El episodio, seg¨²n ella, qued¨® impune porque las esclavas no ten¨ªan voz, ni voto, ni derecho a quejarse.
Se les consideraba ni?as y mujeres "perdidas" cuando quedaban embarazadas fuera del matrimonio, hu¨¦rfanas, abandonadas, maltratadas, discapacitadas o condenadas por un delito menor. En esos casos, su ingreso en la Hermandad era considerada "la ¨²nica soluci¨®n", refiere Verhagen. Nunca recibieron un salario por esas labores, aunque una vez al a?o las monjas les entregaban un billete de cart¨®n, una especie de moneda ficticia con la que pod¨ªan comprar dulces o comida en los puestos del mercado de la Hermandad.
El trabajo de las j¨®venes serv¨ªa para surtir a hoteles, particulares, la Iglesia y el propio Gobierno
Jo Keepers tambi¨¦n intent¨® escapar varias veces del centro de Almelo, pero siempre acababa detenida por la polic¨ªa y castigada luego por las monjas, hasta que finalmente lo logr¨® el 20 de marzo de 1960, fecha que marca en el calendario como el d¨ªa de su liberaci¨®n. Hasta la d¨¦cada de 1970, las ni?as, generalmente en contra de su voluntad, fueron colocadas en las instituciones por el Gobierno (como en el caso irland¨¦s), las asociaciones de tutela, protecci¨®n infantil o los propios padres.
Algunas v¨ªctimas recurrieron la semana pasada a los juzgados para exigirle al propio Ejecutivo que reconozca el da?o causado por esta Hermandad y les pague los salarios pendientes porque consideran que el Estado es en parte responsable de la falta de humanidad en la que fueron obligadas a trabajar.
Las denuncias efectuadas ahora son formales, pero las cr¨ªticas contra las pr¨¢cticas de las Hermanas del Buen Pastor ha aparecido en Holanda en libros y documentales a lo largo del tiempo. El goteo con declaraciones de las afectadas se remonta a 1930, cuando dos de las antiguas esclavas contaron su doloroso pasado. Una decena se animaron luego a hacerlo en diarios, semanarios y libros, pero no hubo reacci¨®n oficial por considerarse ¡°propaganda anticat¨®lica¡±. La Real Biblioteca Nacional guarda todos estos documentos, que constituyen una de las principales fuentes de informaci¨®n hist¨®rica de lo ocurrido, Sin embargo, como las autoridades se inhibieron, la situaci¨®n se prolong¨® hasta los a?os setenta. Las monjas se apartaron entonces de los centros que dirig¨ªan. Las ¨²ltimas, ya ancianas, viven en residencias, pero la congregaci¨®n vendi¨® en el pa¨ªs sus inmuebles y posesiones por millones de euros. Uno de los edificios de su propiedad ten¨ªa 14 hect¨¢reas, y en 2004, cerraron un trato con una inmobiliaria dispuesta a construir al menos 83 apartamentos.
Este caso judicial est¨¢ apoyado por la plataforma holandesa de ni?os v¨ªctimas de abusos religiosos (VPKK, en sus siglas en neerland¨¦s), que tambi¨¦n exige al Gobierno que realice una investigaci¨®n independiente sobre aquella explotaci¨®n y determine el papel que tuve el Ejecutivo durante esa etapa. En una carta publicada el a?o pasado, las Hermanas se disculparon ante sus v¨ªctimas pero se niegan a pagar las indemnizaciones porque consideran que todo ha prescrito y se?alan que han pasado "muchos a?os".
El trabajo en los talleres de lavander¨ªas y de costura, un modelo de ingreso que enriqueci¨® a la congregaci¨®n religiosa, era considerado por las autoridades como un 'trabajo de terapia' y penitencia. El jard¨ªn del edificio de la Hermandad estaba cercado con alambre para evitar que las chicas escapasen de manos de las religiosas.
El Buen Pastor, lleg¨® a tener cuatro residencias en Holanda y aparece asimismo entre las 800 denuncias estudiadas desde 2016 por la comisi¨®n que investiga la violencia en centros de menores. Los casos incluyen abusos, f¨ªsicos, ps¨ªquicos y sexuales desde 1945, y cuatro v¨ªctimas de los trabajos forzosos impuestos por las monjas han remitido sus biograf¨ªas. Como los afectados pueden acudir a la comisi¨®n hasta enero de 2019, la orden religiosa ha asegurado que ¡°est¨¢ dispuesta a ponerse en contacto con los investigadores¡±. Micha de Winter, catedr¨¢tico de Pedagog¨ªa, dirige ese equipo de expertos y ha reconocido ya el car¨¢cter ¡°estructural del abuso¡±. ¡°Si nos dan su permiso, aprovecharemos sus historias para investigar a fondo la ¨¦poca y lo ocurrido. Si una vez puesta la denuncia precisan ayuda, pueden acudir a la asociaci¨®n que presta ayuda a v¨ªctimas de abusos en el pa¨ªs¡±, a?ade.
La VPKK, que apoya a las cinco denunciantes, est¨¢ compuesta por un grupo de cinco juristas, expertas en ¨¦tica y pedagog¨ªa que dan voz ¡°a las mujeres sometidas tambi¨¦n por otras mujeres, adem¨¢s de sacerdotes o capellanes, en internados, congregaciones y otras instancias religiosas¡±. A trav¨¦s de su cuenta de Facebook anima a las v¨ªctimas a ponerse en contacto, ¡°porque algo as¨ª puede pasarle a cualquier chica y es preciso contar la verdad de unos hechos bochornosos¡±. Se ocupan a su vez de los afectados varones porque, seg¨²n explican ¡°lo peor es que nadie te crea o reconozca lo ocurrido¡±.
Lavar los pecados
Se estima que al menos 10.000 mujeres y j¨®venes fueron internadas en instituciones gestionadas por la hermandad del Buen Pastor en Irlanda entre 1922 y 1996. Las religiosas las obligaban a trabajar en condiciones muy duras y sin retribuci¨®n en lavander¨ªas para que metaf¨®ricamente lavaran sus pecados, al mismo tiempo que la congregaci¨®n religiosa tra¨ªa beneficios econ¨®micos.
Las llamadas Magdalenas eran mujeres consideradas indeseables por la sociedad, como prostitutas y madres solteras, o j¨®venes recluidas de manera preventiva, para protegerlas de los peligros (por ejemplo, hu¨¦rfanas).
Ante el rechazo de la sociedad y el estigma asociado a haber trabajado en las lavander¨ªas, muchas Magdalenas optaban por permanecer durante toda la vida en las instituciones.
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