La esperanza, un diamante ante el suicidio
Quitarse la vida es la segunda causa de muerte en el mundo entre los 15 y 29 a?os. Y el 79% de los casos se produce en pa¨ªses pobres. La falta de atenci¨®n y el exceso de tab¨²es contados a trav¨¦s del caso de Amanda, una joven sudafricana
El Museo del Diamante de Ciudad del Cabo atesora en una vitrina una r¨¦plica del diamante Hope o de la Esperanza, una joya azul profundo que esconde entre sus aristas una leyenda oscura y maldita. Se cuenta que un ladr¨®n la rob¨® de un ¨ªdolo hind¨² en el siglo XVIII y que desde entonces todo el que la ha pose¨ªdo ha sufrido infinidad de asesinatos, enfermedades y varios suicidios. Ahora lo custodia una instituci¨®n, nadie m¨¢s quiere en casa esa mala fortuna. Pero sin diamantes y alejada de mitos, cerca de esa r¨¦plica en Sud¨¢frica, una chica de 17 a?os con la palabra hope (esperanza) tatuada en la mu?eca cuenta que intent¨® suicidarse. Ya recuperada del trance, elige identificarse como Amanda.
¡°Hay que ser fuerte, siempre se puede encontrar algo positivo a lo que agarrarse, alguien que escuche, que haya pasado por una situaci¨®n parecida, una mascota a la que querer, o escuchar m¨²sica; para m¨ª fue terap¨¦utica, la m¨²sica te habla, no te sientes sola¡±, enumera entre lo que m¨¢s le ha servido para sobreponerse. ¡°Es un proceso lento, no de un d¨ªa para otro, pero ya estoy mejor, la terapia y cambiarme de instituto me ha venido muy bien¡±, dice ahora, con decisi¨®n, en un pa¨ªs en el que uno de cada tres adolescentes ha intentado suicidarse, seg¨²n los datos de la ¨²ltima Encuesta Nacional de Riesgos en la Juventud. La media de suicidios en el mundo es de 10,6 fallecidos por cada 100.000 personas. Sud¨¢frica registra 11,6, mientras que Espa?a un 6,1, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
El suicidio entre adolescentes y j¨®venes es una tarea pendiente para la humanidad. Supone la segunda causa de muerte en personas de entre 15 a 29 a?os, y su mortalidad total es superior a la causada por guerras y homicidios, un 57%. Son 800.000 personas las que se quitan la vida cada a?o, una cada 40 segundos, seg¨²n la OMS. Suicidio y adolescencia forman adem¨¢s una combinaci¨®n compleja. Estas muertes tienden a ocultarse entre las sociedades, es un tema tab¨², silenciado, que averg¨¹enza, estigmatiza, culpabiliza... por lo que los organismos y Estados carecen de datos precisos con las dificultades que ello apareja para su an¨¢lisis y prevenci¨®n. Y si se vincula adem¨¢s a los m¨¢s j¨®venes, la desatenci¨®n aumenta. ¡°Los adolescentes han estado completamente ausentes de los planes nacionales de salud durante d¨¦cadas¡±, reconoci¨® el a?o pasado Flavia Bustreo, asistente de la OMS.
Hace sol frente al Atl¨¢ntico Sur, pero Amanda va con una camiseta de manga larga, negra, que impide detectar a simple vista el tatuaje que marca su mu?eca. Tiene escrita la palabra hope apenas a unos cent¨ªmetros de decenas de cicatrices de cortes en el antebrazo con las que se ha autolesionado. ¡°Miro el tatuaje y as¨ª me recuerda que siempre habr¨¢ esperanza para seguir¡±, dice esta joven inteligente, risue?a y seria a la vez, que se reconoc¨ªa deprimida y quer¨ªa matarse por ser incapaz de gestionar sus emociones, de superar cada d¨ªa, de verse feliz. ¡°Cuando est¨¢s deprimido te sientes d¨¦bil, no duermes bien, solo piensas en negativo, que nada merece la pena, lloraba, no cre¨ªa que nada pudiera ayudarme y el suicidio era mi principal opci¨®n¡±, dice ahora en pasado Amanda, que reside en un suburbio de Ciudad del Cabo levantado durante el apartheid. El suicidio afecta a personas de todos los estratos sociales, aunque las condiciones econ¨®micas pueden desencadenar un aumento. En 2016, un 79% de los suicidios totales en el mundo se produjeron en pa¨ªses de ingresos bajos y medios, seg¨²n la OMS.
Estas muertes tienden a ocultarse entre las sociedades, es un tema tab¨², silenciado, que averg¨¹enza, estigmatiza, culpabiliza
¡°Es una chica que ha progresado muy bien¡±, dice la psic¨®loga cl¨ªnica Sonja Pasche, que realiza su doctorado sobre Suicidio en Adolescentes en Ciudad del Cabo. ¡°En las terapias hacemos ver que no es la soluci¨®n, que es un final irrevocable y permanente para algo que es temporal. Y que siempre hay ayuda disponible, siempre¡±, insiste Pasche, que detalla que el suicidio puede devenir tanto del padecimiento de una enfermedad mental, como la depresi¨®n o la ansiedad, o derivar de factores sociales. ¡°Hay un enorme v¨ªnculo entre enfermedad mental y el suicidio, y los estudios indican que hasta el 90% de los que fallecen sufr¨ªan alguna. Pero lo interesante es que hay mucha literatura tambi¨¦n que se?ala que los factores sist¨¦micos como las cuestiones econ¨®micas, de seguridad alimentaria, de violencia, de abusos o de adicciones afectan especialmente en adolescentes y en pa¨ªses en desarrollo¡±, se?ala la psic¨®loga, que matiza que el sufrimiento extremo que aboca a las personas al suicidio nunca depende de un solo motivo. ¡°Siempre es la suma de varios factores¡±, detalla.
El detonante identificado por Amanda fue el acoso escolar. ¡°Los compa?eros que son populares te juzgan, te quieren destrozar, te hacen sentir insegura. Yo no pod¨ªa respirar, solo lloraba. Pod¨ªa estar totalmente rodeada de gente, pero sentirme completamente sola¡±, recuerda la estudiante, que sinti¨® conexi¨®n y empat¨ªa con una profesora que fue de las que m¨¢s le ayud¨®. ¡°A veces las peque?as cosas significan much¨ªsimo. Cada ma?ana recib¨ªa un mensaje suyo, y eso me serv¨ªa¡±, detalla Amanda junto a su madre, consciente de que no todos los adolescentes encuentran en sus progenitores a un referente de ayuda. ¡°S¨¦ que hay padres que no saben gestionarlo, o que intentan que todo se resuelva cuanto antes, pero esto lleva su tiempo, y hay que reconocer tambi¨¦n que a lo mejor no somos nosotros los que m¨¢s podemos servirles, pero s¨ª debemos estar a su lado¡±, aconseja la madre.
"El ritmo de crecimiento del cerebro afecta a su capacidad de juicio. El adolescente puede subestimar los comportamientos suicidas y pensar que no va a morir"
Adem¨¢s de los cambios f¨ªsicos vividos entre los 10 y los 19 a?os, la doctora Rene Nassen, jefa del servicio de Salud Mental Infantil y Adolescente del Hospital Lentegeur de Ciudad del Cabo detalla especificidades de este periodo en el desarrollo del cerebro: ¡°Desde un punto de vista neurobiol¨®gico, el ritmo de crecimiento afecta a su capacidad de juicio. El adolescente puede subestimar los comportamientos suicidas y pensar que no va a morir, pero s¨ª lo hace. Tambi¨¦n son impulsivos, o tienden a pensar de forma catastr¨®fica¡±, explica la experta, que a?ade que durante ese tr¨¢nsito todav¨ªa se completan las zonas del cerebro que permiten planificar y razonar de forma l¨®gica. ¡°La gesti¨®n de las emociones est¨¢ desregulada tambi¨¦n, por todo esto es tan importante hablar con ellos y tomarlos en serio¡±, propone Nassen en el hospital, donde participa en un innovador proyecto de musicoterapia para sus pacientes.
¡°Es muy importante que los padres sean capaces de detectar los s¨ªntomas de depresi¨®n en sus hijos, para tratarla de forma adecuada y a tiempo¡±, se?ala Cassey Chambers, directora de la organizaci¨®n South African Depression and Anxiety Group (Sadag). ¡°En zul¨² no hay ni siquiera una palabra para referirse a la depresi¨®n, no se percibe como una enfermedad real¡±, a?ade Chambers en su oficina de Johannesburgo, donde una decena de voluntarios y profesionales atiende una media de 500 llamadas telef¨®nicas al d¨ªa. En Espa?a, el Tel¨¦fono de la Esperanza ha abierto la l¨ªnea 717 003 717 y la Asociaci¨®n La Barandilla el 91 03 80 600.
La asociaci¨®n sudafricana, fundada hace dos d¨¦cadas, cuenta con un servicio especializado para estudiantes, muchos de ellos presionados por la inversi¨®n que realizan sus familiares para que cursen una carrera. Y adem¨¢s asesora y organiza talleres, campa?as con personajes famosos o formaciones a periodistas para orientar sobre c¨®mo informar en un pa¨ªs en el que los suicidios se publican en los medios. ¡°Hay mucha desinformaci¨®n, por eso consideramos interesante hablarlo, que se pueda identificar, hacer prevenci¨®n en las escuelas, actuar antes de los hechos, no despu¨¦s¡±, dice Chambers, que detalla que en Sud¨¢frica, y siempre en l¨ªneas generales, en las zonas urbanas los detonantes est¨¢n m¨¢s vinculados a rupturas familiares, de relaciones sentimentales o de consumo de drogas. Y en las zonas rurales, a la pobreza, el VIH o la orfandad.
El pupitre vac¨ªo
El profesor Sadiki, director de una escuela de un suburbio de Johannesburgo, contact¨® con Sadag para que fuera a dar charlas al colegio despu¨¦s de que una alumna de 18 a?os se suicidara en marzo del a?o pasado. ¡°Fue muy dif¨ªcil de gestionar y ten¨ªamos que conseguir que los compa?eros siguieran motivados para terminar el curso¡±, explica el director en el colegio. La imagen del pupitre vac¨ªo de la chica todav¨ªa afecta. ¡°Perd¨ª a una estudiante y eso es muy doloroso¡±, dice mientras busca la foto de la chica en su m¨®vil. ¡°La miro de vez en cuando y todav¨ªa no me lo puedo creer¡±, recuerda con un intermitente temblor en los labios. ?l es un superviviente de un suicidio, como se identifica a los familiares, amigos, y personas cercanas a quien se mata. Ellos sufren "altos niveles de estr¨¦s, verg¨¹enza, soledad... o se culpan" con la eterna pregunta en condicional de qu¨¦ se podr¨ªa haber hecho para evitarlo, seg¨²n describe el art¨ªculo Lo que se deja atr¨¢s del suicidio, publicado por la escuela m¨¦dica de la Universidad de Harvard.
En una clase, las compa?eras de la chica que se suicid¨®, con la mirada bajada, reconocen que se quedaron en shock. ¡°Parec¨ªa que estaba bien, hablaba con todo el mundo. Y ya no va a volver¡±, dicen cautas en frases sueltas. ¡°El suicidio no es una soluci¨®n. Se puede hablar con alguien en quien confiar. Entre nosotras hemos hecho una promesa. Si nos pasa algo vamos a hablarlo¡±, mencionan casi al un¨ªsono. ¡°Si me hubiera matado, habr¨ªan ganado los que me acosaban¡±, reflexiona ahora Amanda. Como dir¨ªa el pensador Noam Chomsky: ¡°si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habr¨¢ esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas¡±. El diamante de Amanda no es una joya, lo m¨¢s valioso para su vida es ese mensaje de tinta sobre la piel de su mu?eca. Esperanza. Hope.
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