Sensibilidad para tratar la salud mental de los migrantes
El drama y dureza del viaje, el duelo por perder a seres queridos o el choque de expectativas son algunas afecciones psicol¨®gicas que sufren los migrantes africanos que llegan a Espa?a por la Frontera Sur
Negro tiz¨®n, corpulento y fibroso, con una elegante camisa azul y apuntes en la mano, sale de la prueba de nivel de espa?ol con una pl¨¢cida sonrisa. ¡°Me ha salido bien. Ha sido f¨¢cil¡±, dice satisfecho. Comenta breve y afable lo bien que est¨¢ en Andaluc¨ªa desde que desembarc¨® de la patera el pasado diciembre, y que est¨¢ muy agradecido por la atenci¨®n que recibe en la asociaci¨®n que le atiende. Pero antes de salir por la puerta del centro que le orienta desencaja esa sim¨¦trica sonrisa y fija la mirada sobre la psic¨®loga de la entidad. ¡°?Has dormido bien?¡±, le pregunta ella. ¡°No¡±, responde rotundo. Seguir¨¢n con las sesiones terap¨¦uticas la pr¨®xima semana. ¡°Tiene terrores nocturnos y p¨¢nico a la oscuridad. Fue torturado durante dos a?os en un centro de su pa¨ªs donde le intern¨® su madre por ser homosexual. Lo metieron en un cub¨ªculo sin luz, tiene cicatrices en el cuerpo que no sabe de qu¨¦ son... Y sufre m¨¢s porque fuera su madre, la que lo ten¨ªa que proteger, quien lo meti¨® ah¨ª, que el terror de las palizas y la traves¨ªa hasta Espa?a desde ?frica subsahariana¡±, dice la profesional sobre su caso, sobre el que se gestiona una demanda de asilo.
Ahmadou (nombre ficticio) es una de las personas que recibe asistencia psicol¨®gica de entre los que acceden a Espa?a por la Frontera Sur (Andaluc¨ªa y Canarias), un servicio al que recurren tanto solicitantes de asilo como los dem¨¢s considerados migrantes econ¨®micos. ¡°De lo m¨¢s com¨²n que nos encontramos en la asistencia psicol¨®gica es el choque de expectativas. Tienen una idea fuerza que es lo que les mantiene vivos durante el viaje, que Europa es el para¨ªso. Esta fantas¨ªa es el motor del terrible periplo¡±, dice Rodrigo G¨®mez, psic¨®logo y responsable de la asociaci¨®n Accem en C¨¢diz, que apunta que parte del trabajo es gestinar el duelo del proceso migratorio y que los principales cuadros que encuentran son de ansiedad y shocks postraum¨¢ticos, se?ala el especialista, que destaca un alto nivel de resiliencia en las personas que atienden llegadas desde la Frontera Sur. ¡°Tienen una capacidad de reponerse alucinante¡±, generaliza.
Solo el a?o pasado 22.419 personas accedieron a Espa?a por v¨ªa mar¨ªtima, seg¨²n el balance migratorio Frontera Sur 2017 de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Andaluc¨ªa, el triple que el a?o anterior. 249 de ellas murieron o desaparecieron. ¡°En Accem Jerez hemos tratado a 18 personas en 2017. No son un n¨²mero significativo entre los usuarios del servicio de salud mental si miras el total de los que llegan¡±, detalla G¨®mez, que precisa que entre las distintas entidades se organizan para atenderles. "Solemos encontrar ansiedad, nerviosismo, y el entorno policial no es tan amable. Tenemos que aclarar su situaci¨®n legal, resolver dudas, ponerles en contacto con los familiares... Pero en l¨ªneas generales, no son muy propensos a hablar de sus sentimientos, por lo que la atenci¨®n psicol¨®gica en estos casos requiere de una sensibilidad cultural muy bien formada", destaca G¨®mez.
La asistencia gratuita a la salud mental para migrantes que acceden por Frontera Sur se presta a trav¨¦s de la sanidad p¨²blica o de las organizaciones que han priorizado programas de asistencia psicol¨®gica. ¡°Es un servicio que depende de las iniciativas de las asociaciones, las entidades bancarias o puntuales subvenciones, pero no hay coordinaci¨®n, es un caos¡±, se?ala Francisco Collazos, psiquiatra y coautor de la investigaci¨®n Salud Mental en la poblaci¨®n migrante en Espa?a. "No hay sensibilidad para tratar la salud mental de los migrantes. Ni siquiera habr¨ªa que invertir tantos recursos, solo optimizar los que ya existen, coordinar y formar, pero hay que introducir la mirada intercultural desde la universidad. En la facultad no se dedica ni una hora a este aspecto, pero considerar la cultura en los casos de salud mental es clave para hacer los diagn¨®sticos, no es lo mismo que un problema de h¨ªgado, que tiene par¨¢metros universales¡±, se?ala Collazos, en referencia a los casi cinco millones de extranjeros que residen en Espa?a, un 10% de la poblaci¨®n.
Los migrantes no son muy propensos a hablar de sus sentimientos, por lo que la atenci¨®n psicol¨®gica en estos casos requiere de una sensibilidad cultural muy bien formada Rodrigo G¨®mez, psic¨®logo de Accem
Si alg¨²n migrante accediera por Frontera Sur con alg¨²n desorden mental relevante, los primeros en percatarse ser¨ªan los profesionales que trabajan en primera l¨ªnea de ayuda humanitaria. "En las intervenciones de emergencia apenas hay media hora y no hay posibilidad de que intervenga un psic¨®logo, solo reportamos si detectamos alg¨²n indicio de trata", explica Francisco Vicente, coordinador provincial de Cruz Roja en Almer¨ªa. "Si la traves¨ªa en patera es m¨¢s tr¨¢gica, pueden venir en estado de shock. Aunque estos son casos puntuales. Les tranquiliza si les facilitamos tel¨¦fonos para llamar a sus familiares, y les acompa?amos en el reconocimiento del cad¨¢ver, en la repatriaci¨®n...", detalla Vicente, que resalta que las personas que llegan a las costas espa?olas, despu¨¦s de la traves¨ªa, suelen tener muy buen estado de salud f¨ªsica.
Por la asistencia psicol¨®gica de Jerez han pasado casos como el de un chico que quer¨ªa ser futbolista y la h¨¦lice de la patera le destroz¨® pierna y ano, o el de un padre que tuvo que decidir entre salvar a su mujer o a su beb¨¦ de morir ahogados en el mar. Se qued¨® con el beb¨¦. Son testimonios de los que pisan tierra espa?ola y han visto ya vidas tiradas por la borda de la patera, dejadas atr¨¢s sedientas en el desierto del S¨¢hara, abusadas y traficadas en Marruecos o Libia, agotadas y embarazadas tras 12 horas de camino o compa?eros de viaje estafados durante a?os... Un dolor que se suma al sufrimiento propio, a la presi¨®n que supone que tu comunidad y tu familia invierta sus recursos en tu viaje, a la separaci¨®n de tus hijos y padres, al hambre, el calor, la enfermedad en soledad, la extorsi¨®n... Tantas historias como personas con sus proyectos vitales.
El senegal¨¦s Mamadou Samba Boiro arrib¨® en patera a Espa?a en 2006 con 16 a?os. "Con la mayor¨ªa de edad me independic¨¦ y trabaj¨¦ para a contribuir a la felicidad diaria de mi familia. Pero cuando salt¨® la crisis la vida se me volvi¨® muy dura y ser persona negra no ayudaba, nos subestimaban", dice con el espa?ol aprendido durante ocho a?os. "Me qued¨¦ sin trabajo ni medios para sobrevivir. Y acabe perdiendo mis papeles por falta de contrato", a?ade ahora con 28 a?os desde Senegal, donde fue deportado. "Pagar una habitaci¨®n para descansar y llorar mis penas me resultaba imposible, y la desesperanza y el estr¨¦s diario empezaron a desmotivarme. Eso me cambio a peor", cuenta ahora, al reconocer que cay¨® en adicciones. "Mi familia encima no se imaginaba mi situaci¨®n y me ped¨ªan y exig¨ªan siempre dinero porque fui durante a?os su esperanza. Y no poder echarles una mano me quitaba las ganas de vivir. Olvid¨¦ incluso mis ra¨ªces y el motivo de mi viaje", relata ahora desde su pa¨ªs, donde ha montado una empresa con su hermano. "Sigo so?ando pero ya no me veo muriendo en mares para ser comido por peces o atravesando desiertos para ser enterrado por bichos", relata el senegal¨¦s que tiene casi culminado un libro con su relato.
En el caso de Ahmadou, es probable que no pueda volver a su pa¨ªs nunca m¨¢s. "Una vez que les dan el estatuto de refugiado, no pueden retornar y eso es dif¨ªcil de gestionar emocionalmente¡±, declara Susana Dom¨ªnguez, psic¨®loga del Programa de Protecci¨®n Internacional de Accem en C¨¢diz, cofinanciado con ayuda de la Junta de Andaluc¨ªa. Ahmadou cuenta entre balbuceos en espa?ol y gestos con las manos que en su pa¨ªs trabajaba en la bisuter¨ªa, fabricaba anillos y pendientes de plata y oro, y no descarta poder seguir ejerci¨¦ndolo en Espa?a. ¡°Cuando llegan tienen que construir una nueva identidad aqu¨ª. Pierden gran parte de su vida y en ella influyen mucho las condiciones en las que hayan salido, la situaci¨®n familiar y laboral que ten¨ªan¡", a?ade Dom¨ªnguez.
En el caso de las mujeres, sobrevuela siempre la amenaza de que sean v¨ªctimas de trata. "Casi la mayor¨ªa de las que vienen embarazadas podr¨ªan serlo y eso requiere un trabajo m¨¢s a largo plazo. Sufren estr¨¦s postraum¨¢tico, ansiedad, miedo... tienen que pagar las deudas y abandonan los centros antes de lo que nos gustar¨ªa. En las casas de acogida se presta atenci¨®n psicol¨®gica, pero en muchos casos se queda corta. Ah¨ª pueden empoderarse, pero las mafias trabajan bien y las mujeres se van", resume Vicente desde Almer¨ªa. Las redes se suelen instalar en los invernaderos y las mujeres son atendidas tambi¨¦n por asociaciones y el sistema p¨²blico de salud all¨ª, ahora m¨¢s f¨¢cilmente una vez derogada la ley de exclusi¨®n sanitaria del Gobierno anterior.
Las mujeres v¨ªctimas de trata, los menores, las personas involucradas en matrimonios forzados o los que emigran por su orientaci¨®n sexual viven una situaci¨®n de fuerte vulnerabilidad Laura D¨ªaz, coordinadora de Cruz Roja del CIE de Madrid
"Las mujeres v¨ªctimas de trata, los menores, las personas involucradas en matrimonios forzados, o los que emigran por su orientaci¨®n sexual viven una situaci¨®n de fuerte vulnerabilidad", detalla Laura D¨ªaz, coordinadora de Cruz Roja del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid, que resalta tambi¨¦n el desasosiego que sufren aquellos que ingresan en los CIE despu¨¦s de la dura traves¨ªa y el desarraigo por el abandono de su entorno y su familia. "Esperan durante a?os a cruzar y de repente se encuentran encerrados en un centro sin conocer el idioma y sufriendo un choque cultural. Hay que hacerles ver que entiendan sus derechos y sus deberes y que pueden solicitar protecci¨®n internacional. En alg¨²n momento esto les genera desconfianza, se preguntan d¨®nde est¨¢n, qui¨¦nes son", resume D¨ªaz. A?ade que los ingresados tambi¨¦n viven con la incertidumbre de saber si ser¨¢n liberados o expulsados y que si detectan un caso especialmente grave lo reportan al m¨¦dico del centro y de ah¨ª se puede derivar a la sanidad p¨²blica.?
"En los CIE se dan clases de castellano para que sean m¨¢s aut¨®nomos y puedan verbalizar sus inquietudes. Pero tambi¨¦n es muy importante que puedan expresar sus emociones en su lengua materna", resalta tambi¨¦n D¨ªaz, que coincide con el psic¨®logo G¨®mez y con el psiquiatra Collazos en que las cuestiones vinculadas con la salud mental deben analizarse desde una perspectiva intercultural. "No esperes que en ?frica se hable igual, haya las mismas expresiones. Yo como psiquiatra puedo etiquetar algo como depresi¨®n, pero ese t¨¦rmino es propio de lenguas occidentales. En la salud mental se habla de emociones y las formas de interpretarlas var¨ªan seg¨²n el imaginario colectivo de los c¨®digos de cada cultura. Cada historia es un mundo y requiere an¨¢lisis individualizados. Estamos ante un reto para el sistema sanitario", concluye Collazos.
¡°La constante relaci¨®n con el trauma ajeno crea una herida¡±
Bel¨¦n Yago es psicoterapeuta especializada en trauma y desarraigo y en tratar a psic¨®logos del ¨¢mbito de la ayuda humanitaria. Cuenta que a uno de sus pacientes, cooperante, le entr¨® un ataque de ansiedad cuando entr¨® en la consulta y vio un coj¨ªn rojo tirado en el suelo. ¡°Le record¨® a una de las mantas que usa la Cruz Roja en los rescates¡±, indica la experta. ¡°Para poder salvar a otros tenemos que estar sanos nosotros primero. No puedes tratar de ayudar a una persona si t¨² no est¨¢s fuerte, nuestro sistema no debe defenderse del paciente¡±, apunta la experta descalza, sobre la alfombra de su consulta de Sevilla, por donde han pasado desde exmilitares de Kosovo, hasta psic¨®logos que tratan a migrantes o refugiados.
¡°Ellos reciben permanentemente situaciones traum¨¢ticas y aunque siempre se ha dicho que el profesional tiene que separarse de los problemas del paciente, que tiene que haber una distancia emocional, de alguna manera inciden en ti. La constante relaci¨®n con el trauma ajeno va creando una herida en tu organismo que nada tiene que ver con tus propias heridas, pero los profesionales tienen que liberar tambi¨¦n su respuesta neurofisiol¨®gica, su trabajo genera impulsos reprimidos¡±, se?ala la experta, que comenta que de lo primero que le dicen sus pacientes es que ellos est¨¢n bien. Pero despu¨¦s escucha de ellos que dicen: me pesa la vida, me ahogo, me falta el aire¡ ¡°Esta sociedad nos exige demasiado. Es interesante c¨®mo la vida civilizada nos enferma y nos convierte en superh¨¦roes, nos deshumanizamos¡±, considera.
En una teor¨ªa v¨¢lida tanto para migrantes como para los que los asisten psicol¨®gicamente, Yago centra parte de sus terapias en la b¨²squeda del temblor. ¡°Con el temblor dialogas con tu sistema nervioso aut¨®nomo. Facilitas entrar en contacto con ¨¦l y liberarlo¡±. La experta detalla que hasta hace unos a?os, frente a la respuesta ante una amenaza se planteaban dos salidas, la huida o la lucha, y en ambas, las sustancias qu¨ªmicas que genera el cuerpo ante esa situaci¨®n se liberan. ¡°Pero hay una tercera salida, que se podr¨ªa llamar de congelaci¨®n, que ser¨ªa como quedarse quieto frente a un le¨®n para evitar salir corriendo y llamar su atenci¨®n, o atacarlo y perder. En esta tercera opci¨®n, muy repetida en mis pacientes, esas sustancias no salen del cuerpo y generan un malestar permanente¡±, explica. ¡°Por eso, temblar es positivo y se le debe de quitar la connotaci¨®n social negativa que lo proh¨ªbe y lo muestra como una debilidad¡±.
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