Para decidir con m¨¢s frialdad piensa en otro idioma
Reflexionar en la lengua materna implica mayor carga emocional en las decisiones que tomamos
?Matar¨ªas a una persona para salvar a cinco? Ya s¨¦, menuda pregunta¡ Pero en un caso hipot¨¦tico, tu respuesta variar¨ªa dependiendo del idioma en el que se te hiciera. Al menos, esa es la conclusi¨®n de una investigaci¨®n que analiza el impacto del lenguaje en nuestra toma de decisiones. En este caso, plantearon el siguiente escenario m¨¢s propio de pel¨ªculas de Marvel que de nuestro d¨ªa a d¨ªa: imag¨ªnate que hay un tren descontrolado y que va a matar a cinco personas que est¨¢n atadas a las v¨ªas. Tienes la oportunidad de salvarlas si empujas a un hombre obeso desde lo alto de un puente que, aunque muera, provocar¨¢ que el tren descarrile. ?Lo har¨ªas? Pues bien, si esta pregunta se formula en el idioma natal, solo el 18% de los encuestados aceptar¨ªan arrojarle para evitar un accidente mayor. Sin embargo, si la misma pregunta se hiciera en un idioma extranjero que entendieran los encuestados, la cifra ser¨ªa m¨¢s del doble, del 44%. Se repiti¨® la investigaci¨®n en varios idiomas, como ingl¨¦s, espa?ol, alem¨¢n e italiano, y los resultados fueron similares.
Seg¨²n las conclusiones de Hayakawa, Costa, Foucart y Keysar, cuando pensamos en nuestra lengua materna, existe una mayor carga emocional en las decisiones que tomamos y tiene m¨¢s presencia el juicio moral que dicta lo bueno y lo malo. ¡°?C¨®mo voy a matar a alguien inocente?¡± ser¨ªa una de las primeras inquietudes que surgen. Sin embargo, cuando reflexionamos en un idioma extranjero, la respuesta es m¨¢s deliberada, menos emocional y resulta m¨¢s utilitarista: si muere una, al menos se salvan m¨¢s. El lenguaje no solo influye en si nos decantamos por decisiones m¨¢s emocionales o m¨¢s racionales, afecta incluso a nuestra percepci¨®n del riesgo y al impacto del miedo. En otra investigaci¨®n, por ejemplo, se pregunt¨® sobre los riesgos existentes a la hora de viajar en un avi¨®n o los de la biotecnolog¨ªa. La conclusi¨®n fue similar: si lo pensamos en nuestra lengua materna, identificaremos m¨¢s riesgos y, por tanto, m¨¢s miedos (recordemos que las emociones entran en juego con mayor intensidad). Sin embargo, si lo reflexionamos en otro idioma veremos m¨¢s beneficios que costes y, por tanto, menos riesgos.
Los vendedores de mercados o zocos tur¨ªsticos saben por experiencia que hablar en la lengua materna de quien nos escucha genera m¨¢s empat¨ªa. No se dirigen a los clientes en ingl¨¦s, que casi todo buen turista al menos sabe chapurrear, sino en la lengua del comprador para que les entiendan y para reducir distancias (si la oferta fuera tan buena, solo con el ingl¨¦s ser¨ªa suficiente). Igualmente, tiene su impacto en el mundo laboral. Si tuvi¨¦ramos un jefe o compa?eros de equipo extranjeros y quisi¨¦ramos ganarnos su confianza, valdr¨ªa la pena aprender su idioma, aunque sea unas palabras. Ante decisiones complicadas en una multinacional, como a veces ocurre en procesos de despidos, ser¨ªa recomendable reflexionarlas en un idioma diferente del materno, para que las conclusiones fueran m¨¢s elaboradas y menos movidas por apegos. Y, por supuesto, si tuvi¨¦ramos que abordar una negociaci¨®n o un conflicto entre dos personas, parece que conseguir¨ªamos dejar a raya nuestros sentimientos si se abordara con idiomas que no fueran los natales.
En definitiva, hay decisiones que son dif¨ªciles de abordar. A veces las emociones ayudan y, en ocasiones, las entorpecen. Lo que ha demostrado la ciencia es la capacidad que tenemos de cambiar nuestro punto de vista cuando podemos pensar nuestras decisiones en un idioma diferente del materno.
S¨ªguenos en Twitter y en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.