Lo que nadie quiere
Abrazar un grado poco demandado suele exigir justificar ante la familia y ante los pares por qu¨¦ se elige
Tiene la poetisa jerezana Raquel Lanseros un poema escrito a prop¨®sito de Eros en el que declara que ante el amor se siente "m¨¢s feliz y menos libre", aunque a?ade que ¡°a veces, sin embargo, la esclavitud se muestra soberana y me siento se?ora del destino¡±. Se me ven¨ªan a la cabeza estos versos viendo estos d¨ªas en la prensa los listados de las carreras m¨¢s demandadas por los estudiantes y que son, por tanto, las que exigen una nota de acceso m¨¢s alta. Por arriba est¨¢n grados y dobles grados con nombres que confirman que el mapa espa?ol de titulaciones ha ido enriqueci¨¦ndose y adapt¨¢ndose a nuevos retos sociales: F¨ªsica y Matem¨¢ticas, Derecho y Direcci¨®n de Empresas, Biomedicina, Estudios Internacionales... La posici¨®n de las carreras en esa escala de predilecci¨®n es cambiante y var¨ªa a?o tras a?o; estos grados se sit¨²an ahora en los puestos que otrora ocuparon las ingenier¨ªas, arquitectura, traducci¨®n o periodismo. Suelen subir en el listado aquellas carreras que cuentan con el reclamo incontestable de la empleabilidad (lo que, con otra fea expresi¨®n, se ha llamado tradicionalmente tener salidas), pero tambi¨¦n hay algo de moda en determinados ascensos: las profesiones que acaparan mayor espacio medi¨¢tico y social durante un tiempo provocan un efecto llamada que atrapa la atenci¨®n idealizada de los estudiantes de Bachillerato, que pueden tener el despiste propio de los diecisiete a?os y con ¨¦l una vocaci¨®n m¨¢s armada de estereotipo que de autonocimiento y reconocimiento.
Lo que no var¨ªa, en cualquier caso, es la poca atenci¨®n que prestamos a lo que nadie quiere, a esas carreras que en propiedad son las que aparentemente nadie quiere, porque tambi¨¦n hay quien, en primera opci¨®n y con buenas notas, elige uno de esos grados que se quedan abajo en las listas. Por el final aparecen las Filolog¨ªas, la Geograf¨ªa, la Antropolog¨ªa, y con ellas tambi¨¦n disciplinas no human¨ªsticas: Estad¨ªstica, Derecho, algunas ingenier¨ªas... Se?alarlas en la solicitud de acceso a la Universidad es para muchos estudiantes un ejercicio de vocaci¨®n contracorriente. As¨ª como es f¨¢cil defender en casa que, con buen o regular expediente, uno se quiere aventurar en una carrera armada de buena fama, abrazar un grado en lo que nadie quiere suele exigir, en cambio, justificar ante la familia y ante los pares qu¨¦ y por qu¨¦ se elige. Pero a veces y ante una vocaci¨®n seria ocurre como ante el amor en el poema, que la esclavitud se muestra soberana. Siempre est¨¢ el estudiante que libremente, no presionado por una baja nota, estudia lo que nadie quiere y se siente se?or de su destino, lo hace depender de su vocaci¨®n y no del mercado laboral. Lo que llamamos vocaci¨®n suele ser nuestra inclinaci¨®n instintiva para ocuparnos en aquello para lo que estamos m¨¢s capacitados; contar con facilidad natural para aprender algo nos garantiza de entrada cierto ¨¦xito en el desempe?o.
Por otra parte, la mayor¨ªa de las veces la vocaci¨®n resulta ser m¨¢s firme y estable que el propio mundo laboral. La promesa de un trabajo seguro y remunerado es un El Dorado cuya ubicaci¨®n en el mapa tambi¨¦n se mueve y var¨ªa. Muchos estudiantes eligen la carrera que parece prometer ese buen futuro, pero el mercado es tan tornadizo que al llegar al final de la meta, tras los cuatro o cinco a?os de estudios universitarios, puede resultar que era otra la cola que hab¨ªa que haber elegido y que en realidad no se necesitaban arquitectos sino f¨ªsicos o qui¨¦n sabe qu¨¦. En cualquier caso, en los tiempos que corren elegir una carrera no predestina ya particularmente a nada; el horizonte de la formaci¨®n continua nos ha familiarizado con la idea de que el reciclaje y la adaptaci¨®n a lo que viene es inevitable en el mercado laboral.
Por eso, mi invitaci¨®n a los estudiantes que est¨¢n en estos d¨ªas decidiendo d¨®nde poner la cruz es que superen las pasajeras servidumbres de las salidas o entradas y no hagan demasiado caso a los listados de predilecciones de su tiempo. Escribe esto alguien que tambi¨¦n estudi¨® lo que nadie quer¨ªa y que celebra cada d¨ªa la soberan¨ªa de haberlo hecho.
Lola Pons Rodr¨ªguez es profesora de Historia de la Lengua en la Universidad de Sevilla.
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