El galerista de Nueva York que vende los muebles a las hermanas Olsen
Michael Bargo es uno de los pocos marchantes de mobiliario y su oficio es rastrear las mejores joyas del dise?o del mundo y venderlas a sus exclusivos clientes
Cuando pasabas una hora en el anterior apartamento de Michael Bargo (35 a?os), un diminuto cuarto piso forrado de revistas en un cl¨¢sico brownstone de Brooklyn Heights, pod¨ªas invertir una tarde en intentar clasificarlo. La cama de madera, una pieza desarrollada por ¨¦l con los carpinteros de Green River Project, es tosca y un poco japonesa. Una mesita redonda de dos pisos es indudablemente art d¨¦co y en la ventana hab¨ªa una butaca posmoderna con reposabrazos que acaban en dos bolas rosas, un prototipo de Peter Shire de 1985. En una repisa tambi¨¦n una copa amorfa de goma de colores de Gaetano Pesce y, sobre una mesa baja de bronce, un plato blanquecino y tambi¨¦n un poco amorfo del ceramista Jordan McDonald. Hace unas semanas, el galerista dej¨® este apartamento y se mud¨® a Chinatown, para estar m¨¢s cerca de su negocio.
¡°Cuando compro algo necesito vivir con ello antes de ponerlo a la venta, as¨ª que tengo piezas en constante rotaci¨®n¡±, explica Bargo. El paisaje cambiante de sus casas es el de la cabeza de un hombre que, a sus 35 a?os, ha devuelto el lustre a la profesi¨®n de marchante de mobiliario justo antes de que las casas de subasta por Internet acaben con ella. ¡°Ahora todo el mundo sabe lo que valen los objetos, as¨ª que se especula con ellos como si fuera arte contempor¨¢neo. Eso aniquila la magia del proceso, de encontrar algo o de buscarlo para alguien. Lo bueno es que el conocimiento est¨¢ dando lugar a una industria distinta y mayor¡±.
Bargo trabaj¨® de interiorista hasta que, hace cinco a?os, se dio cuenta de que ¡°la mayor parte del oficio es gesti¨®n de obra. Contratistas, pintores, tapiceros¡±. Comenz¨® a vender muebles desde su casa. Hoy atiende en su galer¨ªa en Chinatown ¨Ca un par de calles de su nuevo apartamento¨C, viaja en busca de objetos (¡°pero no pensando si encajar¨¢n aqu¨ª o all¨ª, sino por gusto¡±) o se concentra en proyectos a los que no puede negarse.
Como el nuevo piso en el Upper East Side de Ashley Olsen, una de las gemelas que pasaron de beb¨¦s estrella a dise?adoras de moda y ¨¢rbitros de la est¨¦tica contempor¨¢nea. Olsen y Bargo rastrean aut¨¦nticas joyas: sillas de Frank Lloyd Wright o piezas d¨¦co de Jean-Michel Frank. ¡°Mucha gente solo sabe que quiere algo y lo quiere ya porque lo ha visto en una revista, pero ella entiende el proceso, sabe mucho y trata las piezas con respeto¡±, dice Bargo, que tambi¨¦n asesora a Frank Ocean, el rey del r&b sensible.
Con ¨¦l es distinto. ¡°No sabe tanto de interiores, pero tiene un punto de vista muy particular. Emocional. Hace poco compramos una mesa de Pierre Paulin y ¨¦l no ten¨ªa ni idea de qui¨¦n era. Fue incre¨ªble verlo atra¨ªdo solo por la forma, recuperar la fuerza original de un dise?o. Es excitante ver algo a trav¨¦s de los ojos de quien lo acaba de descubrir¡±.
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