Ellos censuran tus pezones en Facebook
El documental ¡°The cleaners¡± revela c¨®mo funciona el control de contenidos en las redes sociales para eliminar im¨¢genes de torturas, suicidio o pornograf¨ªa
En Barcelona, este anuncio, cuanto menos, levanta curiosidad: "Facebook abrir¨¢ en la ciudad una oficina de ocho plantas para limpiar sus plataformas de contenidos nocivos¡±. Hablan de 500 puestos de trabajo para luchar contra las noticias falsas, la mayor¨ªa community managers (gestores de redes) en distintos idiomas. Mil ojos m¨¢s velar¨¢n por los usuarios. Mientras muchos se preguntaban qu¨¦ quiere hacer Facebook en su nueva sede ¡ªy empiezan a filtrarse algunos testimonios de los primeros entrevistados¡ª el festival Docs Barcelona present¨® la semana pasada The Cleaners, un documental que muestra c¨®mo trabajan los censores a miles de kil¨®metros de Europa.
¡°Manila es el centro mundial de moderadores de contenidos¡±, cuenta Moritz Riesewieck (1985), codirector de la pel¨ªcula, junto a su colega Hans Block. Es algo similar a lo que representa Bangladesh para la industria textil de bajo coste. En 2013, estos dos cineastas alemanes se preguntaron hasta d¨®nde llegar¨ªa una imagen de abuso sexual a un menor que hab¨ªa sido compartida miles de veces. La investigaci¨®n los llev¨® a la capital filipina, donde encontraron f¨¢bricas en las que miles de personas se dedican a eliminar contenido de la red.
S¨ª, son decisiones humanas. En cinco segundos, una eternidad si se compara con el 1,7 segundos que dedicamos de media en mirar una foto en Instagram, los moderadores deben elegir si la imagen es apta o debe desaparecer. Ignorar, borrar, ignorar, borrar, ignorar, ignorar, borrar...
Pasan horas viendo decapitaciones, grupos terroristas alardeando de su violencia o pornograf¨ªa, pero tambi¨¦n ilustraciones o performances que les llegan tras ser detectadas por un algoritmo o reportadas como indebidas por un usuario. Al d¨ªa pueden llegar a ver un chorro de 25.000 im¨¢genes y toman la ¨²ltima decisi¨®n sobre cada una de ellas. Aunque se saben muy bien las reglas, admiten que tienen l¨ªmites y que a veces les cuesta detectar como la iron¨ªa, el arte o la intenci¨®n pol¨ªtica de muchas publicaciones que objetivamente ir¨ªan contra las normas de la empresa. Ante la duda, no hay duda: borrar.
¡°La mayor¨ªa son j¨®venes veintea?eros y no suelen durar m¨¢s de un a?o en ese trabajo porque no lo soportan. De vez en cuando, pasa una orientadora y les pregunta c¨®mo se sienten, esa es la atenci¨®n psicol¨®gica que reciben. Parece una broma de mal gusto¡±, denuncia Riesewieck, que asegura que los suicidios ¡ªen el documental aparece un caso¡ª son frecuentes. ¡°Este trabajo te da?a el cerebro¡±, dice uno de los entrevistados en la pel¨ªcula, ¡°te hace pensar que la violencia es normal, que matar o bombardear es normal¡±. Unos naturalizan la sangre. Otros acaban paranoicos y no se atreven ni a pisar la calle.
El documental ¡ªque recrea el ambiente oscuro de las f¨¢bricas seg¨²n las describen los trabajadores¡ª muestra la perversidad de que todo lo que escribimos quede limitado por las normas de las empresas, ejecutadas en este caso por ciudadanos de un pa¨ªs de mayor¨ªa cat¨®lica, donde el mismo presidente, Rodrigo Duterte, recurre a la idea de limpieza en su feroz guerra contra las drogas que ha dejado miles de muertos.?La artista Illma Gore, autora de un desnudo de Donald Trump con un micropene censurado despu¨¦s de hacerse viral, no entiende nada. Los creadores se llevan las manos a la cabeza y se enfurecen ante la terquedad de estas normas que hacen el mundo cada vez m¨¢s peque?o. Hoy todos sabemos que si publicamos la foto de un pez¨®n, mejor ponerle un emoji encima.
Facebook asegura tener alrededor de 10.000 moderadores de contenido en todo el mundo y sus ejecutivos han asegurado que la cifra se duplicar¨¢ para finales de este a?o. Las presiones de los gobiernos para limitar contenidos tambi¨¦n aumentan y el esc¨¢ndalo de Cambridge Analytica, que demostr¨® que Facebook comparti¨® informaci¨®n privada de millones de usuarios con la campa?a de Donald Trump, ha obligado a los gigantes de Internet a protegerse de nuevas cr¨ªticas.
Los moderadores firman contratos de confidencialidad en los que se comprometen no revelar para qu¨¦ empresa trabajan, aunque su vinculaci¨®n es siempre con una empresa externa a los gigantes de Internet y cobran entre uno y tres d¨®lares (de ochenta c¨¦ntimos a 2,5 euros) la hora, explica Riesewieck. ¡°En Filipinas, estas compa?¨ªas son celebradas como los salvadores del pa¨ªs porque todav¨ªa hay mucha gente bajo el umbral de la pobreza y estas empresas dan trabajo y el gobierno no las controla de ninguna manera¡±, plantea, ¡°son soluciones f¨¢ciles a los problemas nacionales. Este es el contexto perfecto para albergar este tipo de empresas¡±.
¡°Nosotros somos como polic¨ªas. Nuestro objetivo es hacer la plataforma lo m¨¢s sana posible¡±, afirma otro testimonio en el documental. Otra, una muchacha ultracat¨®lica que nunca hab¨ªa imaginado que existiesen los juguetes sexuales, ahora perturban sus sue?os im¨¢genes de distintos tipos de penes. Lo mismo que cuando se levanta para ir a trabajar. Una tercera se aferra a este empleo porque se lo gan¨® estudiando en la universidad y es lo ¨²nico que tiene para no acabar como sus vecinos, reciclando la basura del vertedero. Aunque, a fin de cuentas, se pregunta si no est¨¢ haciendo lo mismo.
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