Exhibici¨®n de vulgaridad y machismo en el Mundial
Indignaci¨®n en Colombia por el comportamiento de algunos aficionados en Rusia
Un Mundial de f¨²tbol es un escaparate internacional. Es una ocasi¨®n para exhibir y demostrar algo, no solo en el terreno de juego. Esa percepci¨®n lleva recorriendo Colombia desde que su selecci¨®n y unos 12.000 aficionados aterrizaron en Rusia hace dos semanas. El deseo de proyectar una mejor imagen en el mundo es una de las prioridades del pa¨ªs, que se encuentra inmerso en una delicada transici¨®n hacia la paz despu¨¦s de m¨¢s de medio siglo de conflicto armado.
El presidente saliente, Juan Manuel Santos, suele recordar que, gracias a los acuerdos con las FARC, la lucha contra el narcotr¨¢fico y los avances registrados en las ¨²ltimas legislaturas, el pasaporte colombiano ha dejado de ser un estigma en los aeropuertos. No obstante, esa aspiraci¨®n choc¨® la semana pasada con el comportamiento de algunos hinchas, que difundieron v¨ªdeos con insultos machistas a unas aficionadas japonesas y se jactaron de introducir alcohol en un estadio tras ocultarlo en unos prism¨¢ticos. Esas im¨¢genes, de distinta gravedad, provocaron una reacci¨®n un¨¢nime y levantaron una ola de indignaci¨®n nacional. Tanto es as¨ª que Avianca, la principal aerol¨ªnea del pa¨ªs, identific¨® a una de esas personas como uno de sus trabajadores y anunci¨® su despido, mientras que el Gobierno emiti¨® un comunicado de repudio. ¡°Rechazamos los malos comportamientos; no representan nuestra cultura, nuestro idioma y nuestra raza¡±, lleg¨® a afirmar el Ministerio de Asuntos Exteriores. No faltaron, aun as¨ª, algunos supuestos defensores del orgullo patrio que se apresuraron a se?alar otros casos de caracter¨ªsticas similares, como los protagonizados por la hinchada de Brasil.
La vulgaridad y el machismo, en efecto, no tienen fronteras. Sin embargo, el rechazo de la sociedad refleja una voluntad mayoritaria de pasar p¨¢gina, dejar atr¨¢s las actitudes abusivas, de que se hable en otros t¨¦rminos del pa¨ªs. En definitiva, de ser una nueva Colombia. Y en ese anhelo, al margen de las opciones ideol¨®gicas, est¨¦n a favor o en contra del proceso de paz, los ciudadanos ya han ganado el partido.
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