Distensi¨®n

Comienza la operaci¨®n distensi¨®n, con la cumbre S¨¢nchez-Torra de la semana pr¨®xima y la posible entrega de los pol¨ªticos presos a la Generalitat. ?Alcanzar¨¢ alg¨²n ¨¦xito? ?Detendr¨¢ la estrategia de la tensi¨®n para sustituirla por la estrategia del di¨¢logo y la negociaci¨®n? Cabe dudarlo. Desde luego, no hay que esperar milagros pues lo impide la legalidad constitucional. Pero bastar¨ªa con que se iniciase la desescalada de la tensi¨®n, a sabiendas de que la distensi¨®n se oculta m¨¢s all¨¢ del horizonte. Aunque ni siquiera eso es probable.

Desde el lado catal¨¢n, los bipolares (Puigdemont, la CUP y el s¨¦quito de Torra en PDeCAT) har¨¢n todo lo posible para impedir la distensi¨®n, pues est¨¢n m¨¢s interesados en aprovechar el di¨¢logo para explotarlo en sentido polarizador. Los pragm¨¢ticos, en cambio (ERC y los herederos de CDC que controlan PDeCAT), esperan obtener r¨¦ditos electorales gestionando el Govern con moderaci¨®n. Pero no sabemos qui¨¦n se impondr¨¢, si los halcones bipolares o las blandas palomas, aunque es probable que ganen los duros.

Desde el lado madrile?o las cosas est¨¢n m¨¢s confusas. Hasta San Isidro no era as¨ª, pues los tres actores constitucionales (PP, PSOE y Ciudadanos) estaban unidos manteniendo hasta el final la causa del imperio de la ley. Pero desde la sentencia G¨¹rtel y la moci¨®n de censura todo ha cambiado, pues el PP se desintegra, Ciudadanos se desvanece y el PSOE gobierna en minor¨ªa, sostenido por Podemos y los nacionalistas como si fuera un reh¨¦n con s¨ªndrome de Estocolmo. Y dada esta correlaci¨®n de fuerzas ?qu¨¦ puede llegar a ocurrir?

Lo que deber¨ªa pasar est¨¢ claro. Habr¨ªa que abrir conversaciones de geometr¨ªa variable (bilaterales y multilaterales, y tanto formales como informales) con dos ¨²nicas reglas de juego. La primera es acordar los desacuerdos para dejarlos fuera del di¨¢logo, suspendidos sine die hasta que se recupere la confianza mutua. Y la segunda es que, en las cuestiones fundamentales, los acuerdos deben aprobarse solo por consenso. Como sucedi¨® con el pacto constitucional, producto de un compromiso com¨²n entre PP, PSOE, PCE y CDC. Un consenso neoconstitucional que ahora deber¨ªa incluir tambi¨¦n al PNV, ERC, Podemos y Ciudadanos: los partidos de Estado con responsabilidades de gobierno. Para ello deber¨ªa comenzar la discusi¨®n por los consensos hoy por hoy factibles y posibilistas, como la reforma de la financiaci¨®n territorial, dejando para m¨¢s adelante los imposibilistas, como el discutible referendo pactado de integraci¨®n federal (preferible al polarizador referendo de secesi¨®n unilateral).

Pero conviene ser esc¨¦pticos, pues existe la tentaci¨®n de buscar acuerdos parciales que dejen fuera al PP y a Ciudadanos. Lo que ser¨ªa un error tan tr¨¢gico como el que cometi¨® Zapatero en 2004, cuando acometi¨® la reforma del Estatut catal¨¢n con exclusi¨®n del PP, lo que abri¨® la caja de Pandora de la actual deriva secesionista. ?Y qui¨¦n ser¨¢ el guapo que se atreva a resistir tan perversa tentaci¨®n, evitando caer en ella? ?Pedro, quiz¨¢?