Chanel indaga en su patrimonio
Karl Lagerfeld vuelve a experimentar con el ¡®tailleur¡¯, prenda estrella de la marca, en su desfile de alta costura en Par¨ªs. All¨ª recre¨® la orilla del Sena dentro del Grand Palais
En la mitolog¨ªa griega, S¨ªsifo fue condenado por los dioses a empujar monta?a arriba una piedra de tama?o descomunal. Justo antes de alcanzar la cima, el pe?asco se ven¨ªa inevitablemente abajo y regresaba al punto de partida, oblig¨¢ndole a repetir ese fastidioso proceso una y otra vez hasta el final de sus d¨ªas. El trabajo de Karl Lagerfeld al frente de Chanel guarda cada vez m¨¢s parecidos con el del antiguo rey de Corinto. Su veteran¨ªa le permite afrontar el reto con relativa ligereza y aparente facilidad, por lo que el dise?ador alem¨¢n parece autoimponerse, en cada nuevo desfile, alg¨²n desaf¨ªo adicional para cargar con la particular losa que le ha tocado. Esos peque?os duelos consigo mismo procuran momentos de sorpresa y resplandor, aunque eso no siempre evite que el resultado sea redundante respecto al intento anterior, como volvi¨® a suceder este martes en la presentaci¨®n de su nueva colecci¨®n de alta costura para la pr¨®xima temporada oto?o/invierno en Par¨ªs.
En su cl¨¢sico escenario del Grand Palais de la capital francesa, Chanel hizo construir una r¨¦plica de uno de los muelles del Sena, con los habituales buquinistas sustituidos por modelos como Brad Kroenig y su hijo Hudson, ahijado de Lagerfeld. Y, al fondo del paisaje, un duplicado en cart¨®n piedra de la sede del Instituto de Francia, que alberga las cinco academias de artes y ciencias del pa¨ªs. Por ese escenario, digno de un musical estadounidense en el que Par¨ªs hubiera sido recreado en un estudio de Burbank, Lagerfeld hizo desfilar 70 conjuntos que aliaban tradici¨®n y modernidad.
En realidad, el desfile volvi¨® a estar protagonizado por esa piedra de S¨ªsifo con la que parece cargar Lagerfeld: el m¨ªtico tailleur de la casa Chanel. Ese legendario modelo, que combina una chaqueta de tweed sin cuello y una falda l¨¢piz hasta las rodillas, fue creado por Coco Chanel en 1954, en el momento de la reapertura de la firma tras la interrupci¨®n de los a?os de la guerra y la primera posguerra, pensado para mujeres preliberadas que ya hab¨ªan dejado atr¨¢s el cors¨¦.
Lagerfeld lleva a?os y d¨¦cadas reinventando esa prenda, que la leyenda asegura que Chanel ide¨® inspir¨¢ndose en el uniforme tirol¨¦s de su botones en un hotel de Salzburgo. Lo intenta de distintas maneras, introduciendo peque?as modificaciones en cada nueva colecci¨®n, aunque no siempre logre evitar la sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu.
En la anterior temporada abog¨® por chaquetas en versi¨®n oversize, acolchadas y ligeramente amorfas. En el desfile de este martes, el clasicismo fue mayor, aunque tambi¨¦n se viera alguna innovaci¨®n, sumada al oficio siempre impecable de los ateliers de la marca. El dise?ador apost¨® por abrir las sisas de los antebrazos hasta el codo, obteniendo mangas abiertas y acampanadas y llenando ese hueco con largos guantes de cuero. Introdujo tambi¨¦n cuellos m¨¢s voluminosos, faldas un poco m¨¢s cortas y hasta cremalleras laterales, que se vest¨ªan con min¨²sculos tocados de tipo bibi, peinados de estilo rockabilly y botines de tac¨®n benevolente.
Los colores fueron los propios de la meteorolog¨ªa en Par¨ªs ¡ªel calor asfixiante que se vivi¨® ayer fue la excepci¨®n que confirma la regla¡ª, con una clara predominancia del gris en todos sus matices. Al margen de sus experimentos con el tailleur, Lagerfeld present¨® distintos looks nocturnos en los que se distinguieron materias satinadas, leves asimetr¨ªas, mangas abombadas, tops enaltecidos con pedrer¨ªa y algunos tut¨²s encogidos y abultados. Tambi¨¦n sedas met¨¢licas e iridiscentes que recordaron ¡ªsin duda, a su pesar¡ª a la textura de las mantas isot¨¦rmicas que marcan la funesta actualidad del continente, en lo que pareci¨® un recordatorio inconsciente de todo lo que queda al margen de esta burbuja de lujo y glamour.?
Esa segunda parte de la colecci¨®n fue menos impecable que la primera, pero tuvo el m¨¦rito de salirse del guion. La propuesta de Lagerfeld termin¨® con un original vestido de novia en color pistacho que apareci¨® al final del desfile, con una chaqueta de corte casi circense y bordados florales. Pareci¨® una reaparici¨®n final de ese tailleur del que resulta imposible desprenderse, como un recordatorio de la losa con la que debe seguir cargando de forma ineludible. "Uno debe imaginar a S¨ªsifo feliz", escribi¨® Albert Camus, explicando que esa rutina inalterable era suficiente para llenar el coraz¨®n de un hombre. Lo que no est¨¢ claro es que Lagerfeld trabaje con una sonrisa en los labios.
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