El informe olvidado que sac¨® las verg¨¹enzas a Franco
Una historiadora descubre en un caj¨®n en Suiza un demoledor an¨¢lisis de la sanidad franquista elaborado por la OMS en 1967
Un d¨ªa de 2010, la historiadora Rosa Ballester se encontraba husmeando en los archivos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud en la ciudad suiza de Ginebra, en busca de informes antiguos sobre la poliomielitis en Espa?a. De pronto, entre la monta?a de papeles descoloridos, apareci¨® un documento de 43 p¨¢ginas mecanografiadas en franc¨¦s, con el t¨ªtulo Informe sobre la organizaci¨®n de los servicios sanitarios en Espa?a. Misi¨®n efectuada entre el 28 de septiembre y el 15 de diciembre de 1967 por el doctor Fraser Brockington. Ballester se qued¨® con la boca abierta.
¡°Nadie conoc¨ªa la existencia de este informe¡±, recuerda ahora. ¡°Brockington invent¨® la medicina social y fue una de las grandes figuras de la salud p¨²blica en el siglo XX. Y nos descubri¨® las verg¨¹enzas¡±, relata la investigadora, de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Elche. Brockington, que hab¨ªa sido catedr¨¢tico de Medicina en la Universidad de Manchester, visit¨® Espa?a durante casi tres meses como consultor de la OMS y logr¨® un acceso in¨¦dito a los despachos que manejaban la sanidad franquista. Su diagn¨®stico, una bofetada a la propaganda de la dictadura, ve ahora la luz por primera vez, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s de ser redactado.
¡°B¨¢sicamente no existen consultas para protecci¨®n de la infancia m¨¢s que en las capitales de provincia¡±, denunciaba Brockington
El informe de 1967 denunciaba multitud de carencias. ¡°B¨¢sicamente no existen consultas de especialidad ni consultas para cuidado prenatal, protecci¨®n de la infancia, enfermedades ven¨¦reas y enfermedades pedi¨¢tricas m¨¢s que en las capitales de provincia¡±, sosten¨ªa Brockington. El m¨¦dico tambi¨¦n constataba ¡°el fracaso de la Escuela Nacional de Sanidad en lo que respecta a la formaci¨®n y a la investigaci¨®n en Salud P¨²blica¡± y alertaba del ¡°desierto estad¨ªstico¡± que imped¨ªa conocer el estado real de la sanidad en Espa?a. ¡°Los principios de la medicina social y preventiva¡±, escrib¨ªa, ¡°brillan por su ausencia¡±.
El denominado Informe Brockington deja claro que el estado de la sanidad espa?ola era ¡°peor que el de muchos otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo¡±, seg¨²n subraya el historiador Esteban Rodr¨ªguez Oca?a, que acaba de publicar la traducci¨®n del documento en la revista especializada Gaceta Sanitaria. El expediente firmado por el m¨¦dico brit¨¢nico era demoledor. Criticaba que Franco todav¨ªa no hubiese creado a esas alturas un Ministerio de Sanidad y que mantuviese descuartizadas las competencias en diferentes ministerios: la Direcci¨®n General de Sanidad pertenec¨ªa al Ministerio de Gobernaci¨®n, pero la salud escolar depend¨ªa del Ministerio de Educaci¨®n, los hospitales de la Seguridad Social se desarrollaban bajo la jurisdicci¨®n del Ministerio de Trabajo y la higiene ambiental reca¨ªa en los ministerios de Vivienda y Obras P¨²blicas.
Era un caos con ¡°efectos desastrosos¡±, seg¨²n advirti¨® Brockington en 1967. ¡°El escal¨®n central se esfuerza poco o nada por coordinar su pol¨ªtica. No existe un di¨¢logo habitual entre los distintos ministerios¡±, alertaba. ¡°Urge con premura resolver esta situaci¨®n¡±.
Rodr¨ªguez Oca?a ha estudiado el origen de este embrollo organizativo. Tras el fin de la guerra civil en 1939, las facciones del bando ganador pelearon por repartirse el poder. Los militares cat¨®licos se hicieron con el Ministerio de la Gobernaci¨®n y su Direcci¨®n General de Sanidad. Los falangistas, por su parte, se quedaron con el Ministerio de Trabajo y con el Instituto Nacional de Previsi¨®n, desde el que continuaron el programa de seguros sociales dise?ado durante la Rep¨²blica. El seguro obligatorio de enfermedad se aprob¨® en 1942, dejando fuera a la gran mayor¨ªa de los trabajadores del campo y a los desempleados. Con esta cobertura sanitaria, "el trabajador ya no ser¨ªa un pobre que deber¨ªa acogerse a la Beneficencia p¨²blica y vivir el rubor de ser hospitalizado entre mendigos, sino que ser¨ªa un soldado a quien la sanidad de su ej¨¦rcito de paz atiende cuando ha sido baja en el servicio", asegur¨® en 1944 el ministro de Trabajo, Jos¨¦ Antonio Gir¨®n de Velasco.
El estado de la sanidad espa?ola era ¡°peor que el de muchos otros pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo¡±, seg¨²n el historiador Esteban Rodr¨ªguez Oca?a
¡°La propaganda insiste en que el seguro de enfermedad lo invent¨® Franco, pero la ley del seguro de enfermedad estaba en julio de 1936 admitida en las Cortes. No se la inventaron los franquistas. Ya hab¨ªa fake news entonces¡±, explica Rodr¨ªguez Oca?a, de la Universidad de Granada. Tras el seguro de enfermedad se aprobaron el de vejez e invalidez, en 1947; el de desempleo, en 1961; y todos ellos se unificaron en un sistema de seguridad social en 1963, seg¨²n relata Rodr¨ªguez Oca?a en su libro Salud p¨²blica en Espa?a. De la Edad Media al siglo XXI.
Otros expertos ya han mostrado que la propaganda franquista no coincid¨ªa con la realidad, como constat¨® Brockington en 1967. ¡°Los hechos no encajan con el inter¨¦s medi¨¢tico mostrado por la dictadura hacia el problema sanitario¡±, se?alan la historiadora Jer¨°nia Pons y la economista Margarita Vilar en su libro El seguro de salud privado y p¨²blico en Espa?a. Su an¨¢lisis en perspectiva hist¨®rica, publicado en 2014. ¡°La partida de presupuestos destinados a la Direcci¨®n General de Sanidad como porcentaje del presupuesto total del Estado permaneci¨® estancada entre 1943 (1,05%) y 1958 (1,02%)¡±, apuntan las autoras.
¡°Las recomendaciones de Brockington se quedaron en un caj¨®n¡±, lamenta Rodr¨ªguez Oca?a. En 1936, el Ministerio de Sanidad era una bandera enarbolada por la Rep¨²blica. La anarquista Federica Montseny hab¨ªa cogido las riendas del gabinete, convirti¨¦ndose en la primera mujer ministra de un Gobierno espa?ol. Pero todo desapareci¨® con la guerra civil. El Ministerio de Sanidad no se recuper¨® hasta 1977, dos a?os despu¨¦s de la muerte del dictador.
Durante su estancia en Espa?a, Brockington dispuso de un despacho en la Direcci¨®n General de Sanidad, en Madrid. Desde all¨ª, viaj¨® por varias provincias espa?olas para obtener informaci¨®n de primera mano. En su informe, el experto tambi¨¦n denunciaba el pluriempleo de los m¨¦dicos espa?oles. Rodr¨ªguez Oca?a ha encontrado unas notas autobiogr¨¢ficas en los archivos de la Universidad de Manchester en las que Brockington recuerda asombrado que el director de la Escuela Nacional de Sanidad, Valent¨ªn Matilla, compaginaba su empleo con otros 16 cargos. ¡°Esa no era manera de trabajar¡±, sentencia el historiador.
Brockington alert¨® del ¡°desierto estad¨ªstico¡± que imped¨ªa conocer el estado real de la sanidad en Espa?a
Rodr¨ªguez Oca?a y Ballester s¨ª reconocen algunas mejoras llevadas a cabo por el r¨¦gimen franquista, como la erradicaci¨®n de la malaria y la disminuci¨®n de la mortalidad infantil. Antes de la guerra civil, entre 1930 y 1934, de cada 1.000 nacidos vivos mor¨ªan 120 ni?os antes de cumplir un a?o, frente a los 80 de Francia. El n¨²mero fue cayendo durante la dictadura, llegando a 70 en 1950 (52 en Francia) y a 28 en 1970 (15 en Francia), seg¨²n los estudios de la soci¨®loga Rosa G¨®mez Redondo.
Ballester pone el foco en el ¡°desierto estad¨ªstico¡± que confirm¨® Brockington. ¡°Ni siquiera hab¨ªa estad¨ªsticas. ?C¨®mo iban a actuar las autoridades?¡±, reflexiona Rosa Ballester. ¡°En el caso de la polio, hab¨ªa ni?os peque?os que quedaban paral¨ªticos o no pod¨ªan respirar. Cuando algunos de los gerifaltes espa?oles acud¨ªan a congresos internacionales presum¨ªan de contar con respiradores, los llamados pulmones de acero, en todas las provincias, pero cuando ven¨ªan los observadores de la OMS ve¨ªan que hab¨ªa tan pocos aparatos que los m¨¦dicos ten¨ªan que elegir qu¨¦ ni?o mor¨ªa y cu¨¢l viv¨ªa¡±.
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