C¨®mo vencer al populismo
Los Gobiernos ultras son minor¨ªa en la UE, si bien ruidosa y peligrosa
Pol¨ªticos e intelectuales lloran como pla?ideras ante el ascenso e impacto del populismo en Europa. Deber¨ªan afinar el diagn¨®stico, perimetrar el fen¨®meno. Y explorar recetas contra el mal.
EE?UU consagr¨® el populismo al elegir contra pron¨®stico a Donald Trump (noviembre 2016). Las distintas elecciones europeas derrotan desde entonces a sus secuaces (si no estaban ya en el poder, como en Hungr¨ªa o la presidencia checa) rebajando sus esplendorosas expectativas demosc¨®picas: salvo en Italia. Perdieron en Austria (presidenciales), en Holanda, en Francia, en Alemania.
As¨ª que los Gobiernos ultras son minor¨ªa en la UE, si bien ruidosa y peligrosa. Tan o m¨¢s insidioso es el entreno que han adquirido en condicionar a los Ejecutivos convencionales. A trav¨¦s de una perseverante penetraci¨®n por los intersticios de la gobernanza regional (Lombard¨ªa, Flandes, Baviera).
O por v¨ªa directa enrosc¨¢ndose al cuello de la democracia cristiana templada: se dej¨® asfixiar el (ya dispuesto) petimetre austriaco en las legislativas de octubre; lo ha cortocircuitado, por ahora, la canciller alemana ante el acoso b¨¢varo.
La eficacia del veneno del nuevo populismo es enraizar su t¨¦cnica de respuestas f¨¢ciles (e idiotas) en el viejo odre del nacionalismo tribal: as¨ª en el Este como en las viejas e inquietantes cervecer¨ªas de M¨²nich. Lo peor ama lo peor.
Pero no est¨¢ escrito que los antisistema deban triunfar aunque a la derecha le tiemblen las piernas y a la socialdemocracia le falte riego sangu¨ªneo.
Hay recetas capaces de parar a la ultraderecha y reducir su relevancia. Donde los dem¨®cratas se han agrupado, expl¨ªcitamente (gran coalici¨®n alemana) o en sordina (Holanda) dificultan su ascenso. Donde los l¨ªderes han hecho campa?a europe¨ªsta ¡ªel presidente austriaco Alexander Van der Bellen, el franc¨¦s Emmanuel Macron¡ª se imponen: ¡°Se puede ganar con un mensaje proeuropeo¡±, enton¨® el primero al vencer a las encuestas.
Donde el centroderecha blinda su perfil liberal y encapsula el contagioso virus de la ultraderecha, le raciona el ox¨ªgeno (media Escandinavia). Donde la ciudadan¨ªa presiona por mejores y m¨¢s r¨¢pidas respuestas dom¨¦sticas y europeas a los problemas existentes (Portugal), el ultrismo o capota o no llega a comparecer.
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