El cr¨ªtico mat¨®n
La cr¨ªtica es una forma de creaci¨®n, pero para algunos es una forma de destrucci¨®n, que es m¨¢s rentable medi¨¢ticamente que construir.
HACE UN par de a?os se public¨® en Espa?a un libro donde se abominaba de Umberto Eco; se menospreciaba a Borges, Beckett y Calvino; se ridiculizaba a Foster Wallace y se despotricaba de las nuevas tecnolog¨ªas (as¨ª, a bulto), de la novela francesa actual (as¨ª, a bulto) y de la poes¨ªa actual (a bulto tambi¨¦n); en el libro se defend¨ªa a algunos autores, de Dante a Orwell (tambi¨¦n, por cierto, a un servidor), pero si llam¨® la atenci¨®n fue por sus ataques: Alfonso Berardinelli contra todos, titul¨® este peri¨®dico su cr¨®nica sobre el libro. Berardinelli es el nombre de su autor; Leer es un riesgo, su t¨ªtulo. En fin: no he le¨ªdo a Berardinelli lo suficiente para afirmar que es un cr¨ªtico mat¨®n, pero el caso es que a ratos lo parece.
Aunque la cr¨ªtica es una forma de creaci¨®n, para el cr¨ªtico mat¨®n es una forma de destrucci¨®n, porque es mucho m¨¢s dif¨ªcil crear que destruir
?Qu¨¦ es un cr¨ªtico mat¨®n? De entrada, no hay que confundir a un cr¨ªtico mat¨®n con un cr¨ªtico provocador, que quiz¨¢ es lo que es Berardinelli: el cr¨ªtico provocador da ganas de leer, mientras que el mat¨®n las quita; el cr¨ªtico provocador incita, mientras que el mat¨®n s¨®lo excita. Sobra decir que el cr¨ªtico mat¨®n no tiene por qu¨¦ ser un escritor frustrado: hay cr¨ªticos matones que son escritores, o que lo han sido, y a veces muy buenos; sobra decir tambi¨¦n que no hay s¨®lo cr¨ªticos matones entre los cr¨ªticos literarios: los hay entre cualquier clase de cr¨ªticos. Nada resulta m¨¢s f¨¢cil que destrozar un libro, por bueno que sea (de hecho, los mejores libros son los m¨¢s vulnerables, porque son los que m¨¢s riesgos corren), y el cr¨ªtico mat¨®n explota a fondo esa facilidad, convencido con raz¨®n de que destrozar un libro equivale a situarse por encima de ¨¦l, mientras que elogiarlo equivale a situarse por debajo. El cr¨ªtico mat¨®n no suele ser tonto, pero nunca es tan listo como ¨¦l se cree; en realidad, ser¨ªa menos tonto si no se creyera tan listo. Se habla mucho de la vanidad de los creadores, pero, comparada con la del cr¨ªtico mat¨®n, es una broma. Como cualquier mat¨®n, el cr¨ªtico mat¨®n no se distingue por su valent¨ªa, as¨ª que nunca opera solo: lo hace siempre arropado por un coro de palmeros. Aunque la cr¨ªtica es una forma de creaci¨®n, para el cr¨ªtico mat¨®n es una forma de destrucci¨®n, porque es mucho m¨¢s dif¨ªcil crear que destruir, pero es mucho m¨¢s rentable medi¨¢ticamente destruir que construir. El cr¨ªtico mat¨®n sobresale en las cr¨ªticas ad hominem, en los ataques personales, y considera un ¨¦xito que un escritor deje de escribir gracias a sus cr¨ªticas. Al cr¨ªtico mat¨®n nadie le chista, todos le tocan las palmas y le r¨ªen las gracias, no vaya a ser que se enfade y se vuelva contra uno. El cr¨ªtico mat¨®n cita a menudo a Walter Benjamin: ¡°El cr¨ªtico es un estratega del combate literario¡±; esta frase le sirve para convertir la cr¨ªtica en un negocio privado al servicio de sus intereses y los de sus palmeros. En el fondo, el cr¨ªtico mat¨®n sue?a con que la literatura no sea m¨¢s que una ilustraci¨®n de sus cr¨ªticas y est¨¦ sometida a sus criterios y necesidades. Por lo dem¨¢s, es verdad que a veces el cr¨ªtico mat¨®n se arrepiente de su matonismo, en cuyo caso suele incurrir en el lloriqueo. Ejemplo: Martin Amis, un escritor muy bueno que en su juventud practic¨® un rese?ismo brutal con el que insultaba no s¨®lo a autores que no le gustaban, sino tambi¨¦n, seg¨²n tard¨ªa confesi¨®n propia, a quienes admiraba o envidiaba o estaban enemistados con ¨¦l; hasta que, hostigado por matones de su misma cala?a, o por el remordimiento, argument¨® que ¡°disfrutar insultando es una perversi¨®n juvenil del ansia de poder¡±, deplor¨® la indignidad de ese espect¨¢culo (¡°es dar gato por liebre¡±) y concluy¨®, casi implorante: ¡°Cuando atacas a un escritor le est¨¢s quitando a sus ni?os la comida de la boca, porque todo lo que posee es su confianza en s¨ª mismo¡±. Snif.
W. H. Auden, uno de los mayores poetas y cr¨ªticos del siglo XX, juzgaba que cuando un cr¨ªtico ataca un libro lo hace ¡°para alardear¡± (¡°to show off¡±). No creo que siempre sea as¨ª. La cr¨ªtica es indispensable, el cr¨ªtico nunca puede ahorrarse tomar partido y a veces debe ser duro. Berardinelli afirma que tambi¨¦n debe ser iconoclasta; estoy de acuerdo. Pero una cosa es ser un cr¨ªtico iconoclasta y otra ser un cr¨ªtico mat¨®n.
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