Mujer futura

Adivinar el futuro suele ser un buen negocio. Fue lo que, seg¨²n una leyenda que nadie se cree, hizo Tales de Mileto al predecir el eclipse solar del 28 de mayo del 585 antes de Cristo. Seg¨²n el historiador Jen¨®fanes, que vivi¨® poco despu¨¦s, esa predicci¨®n detuvo la batalla entre el rey Aliates de Lidia y su colega el rey Ci¨¢xares de Media, que al parecer no ten¨ªan otra cosa que hacer aparte de mirar al cielo y mandar a sus j¨®venes a la escabechina. Los eruditos actuales dudan de que Tales pudiera hacer esa predicci¨®n en la ¨¦poca, pero tambi¨¦n lo dudaron sus coet¨¢neos. Ser¨ªa una l¨¢stima que una historia tan hermosa fuera mentira, pero en fin, siempre nos quedar¨¢ el mito.

El semanario brit¨¢nico The Economist dedica un cuadernillo anual a la predicci¨®n del futuro, o quiz¨¢ a la historia-ficci¨®n, puesto que se llama ¡®What if¡­¡¯ (?y qu¨¦ si¡­?). El de este a?o se pregunta qu¨¦ pasar¨ªa si todos lo ni?os del planeta fueran a la escuela, si la divisi¨®n de Europa se profundizara, si las empresas dejaran de tener empleados humanos, si pagaran a la gente por sus datos, si todos fu¨¦ramos calvos o si Luther King no hubiera sido asesinado. Son buenas preguntas, pero mis dos favoritas son: ?qu¨¦ pasar¨ªa si el 50% de los directores ejecutivos (CEO) de las empresas fueran mujeres? Y ?qu¨¦ pasar¨ªa si no hubiera Luna? Son dos preguntas de una ¨ªndole muy distinta, pero ambas requieren imaginaci¨®n para encontrar una respuesta.

Respecto a las CEO, lo ¨²nico que cabe afirmar con seguridad es que estamos a a?os luz de ese objetivo. En este glorioso a?o de 2018, las mujeres solo ocupan la jefatura del 7% de los Gobiernos, el 15% de los consejos de administraci¨®n y el 3% de las direcciones ejecutivas. Nada de esto se debe, desde luego, a que las mujeres sean sub¨®ptimas para esos puestos. La raz¨®n hay que buscarla m¨¢s bien en unos criterios de selecci¨®n anticuados, err¨®neos y da?inos para la sociedad, tanto en el sector p¨²blico como en el privado.

En cuanto a la Luna, tambi¨¦n aqu¨ª hay gente que sostiene que no podr¨ªamos existir sin ella. Es la Luna quien causa las mareas, y hay teor¨ªas que defienden las mareas como un factor esencial para el origen de la vida. Tambi¨¦n es la Luna quien estabiliza nuestra precesi¨®n (movimiento de una peonza hacia el final de su giro) en t¨¦rminos soportables. Muchos ciudadanos no tenemos una opini¨®n formada sobre esto.

Pero s¨ª la tenemos sobre las mujeres. Creemos que el mundo ser¨¢ mejor cuando dejemos de excluirlas. Hagamos el experimento, como buenos cient¨ªficos.