Condena a Espa?a
El Supremo obliga al Gobierno a cumplir el acuerdo sobre refugiados
Entre septiembre de 2015 y el mismo mes de 2017, Espa?a deb¨ªa acoger a 19.449 refugiados procedentes de Grecia (13.086) e Italia (6.363). Ese era el compromiso que el Gobierno de Mariano Rajoy rubric¨® en Bruselas, pero al terminar el plazo solo hab¨ªan llegado 2.500 refugiados, apenas el 12,85% de la cifra acordada. A pesar de que el Gobierno nunca rechaz¨® formalmente la pol¨ªtica de cuotas que trataba de imponer Bruselas bajo el liderazgo moral de ?ngela Merkel, en la pr¨¢ctica la boicote¨® todo lo que pudo. Ahora, Espa?a se ha convertido en el primer pa¨ªs de la UE al que sus tribunales de justicia han condenado por haber incumplido el acuerdo. Una sentencia del Tribunal Supremo considera que este era ¡°vinculante y obligatorio¡±, y por eso obliga al Gobierno a recibir el 85% que resta de la cuota pactada. Pero no ser¨¢ ya el Gobierno infractor, sino el nuevo Gobierno socialista, el encargado de dar cumplimiento a la sentencia.
Editoriales anteriores
El a?o en que se firm¨® el acuerdo Europa viv¨ªa una grav¨ªsima crisis pol¨ªtica por la llegada masiva de refugiados. La sangrienta guerra de Siria y la violencia end¨¦mica que golpeaba a diversos pa¨ªses, entre ellos Afganist¨¢n, condujeron hacia el continente europeo a m¨¢s de un mill¨®n de refugiados. Ante la enorme presi¨®n que sufr¨ªan tanto los pa¨ªses de llegada, fundamentalmente Grecia e Italia, como el principal pa¨ªs de destino, Alemania, la UE adopt¨® un primer acuerdo de reparto de 160.000 refugiados entre los 28 pa¨ªses miembros mediante un sistema de cuotas obligatorias. Pese a que era una cifra peque?a en relaci¨®n con los refugiados que hab¨ªan llegado ese a?o, el acuerdo ten¨ªa una gran importancia porque en su aplicaci¨®n se dirim¨ªa si Europa hac¨ªa frente a la emergencia de forma solidaria o se abr¨ªa una nueva y peligrosa din¨¢mica en la que cada pa¨ªs tomaba las decisiones que m¨¢s le conven¨ªan.
Se impuso la segunda opci¨®n. Aquel acuerdo fue el primero y el ¨²ltimo, pues varios pa¨ªses del Este se negaron a acoger a un solo refugiado. La UE, muy debilitada, no tuvo fuerza para imponer el acuerdo. Espa?a no se sum¨® al boicoteo, pero tampoco hizo nada por cumplir lo pactado. Esta lamentable estrategia no solo perjudic¨® a los refugiados que deb¨ªan ser acogidos y a los pa¨ªses que soportaban la principal carga, sino que debilitaba peligrosamente a la Uni¨®n Europea. Y tambi¨¦n erosionaba a la propia democracia espa?ola, pues era evidente que se aplicaba un planteamiento c¨ªnico seg¨²n el cual, una cosa es lo que se dice y otra, lo que se hace. O lo que es lo mismo, que los acuerdos pueden no cumplirse, como pueden no cumplirse los compromisos electorales. Este tipo de actitudes afectan muy negativamente a lo m¨¢s importante del contrato entre los ciudadanos y sus representantes pol¨ªticos, la confianza.
Mientras el Gobierno boicoteaba la llegada de refugiados, numerosas ciudades se preparaban para recibirlos con unos dispositivos que resultaron in¨²tiles. Ahora, Espa?a se ha convertido en una de las principales puertas de entrada de refugiados e inmigrantes econ¨®micos, y ha comenzado a comprobar la importancia de que la UE afronte la crisis migratoria de forma mancomunada. Hemos de celebrar que el nuevo Gobierno haya dado un giro en esta cuesti¨®n. Espa?a debe esforzarse por formar parte de la soluci¨®n y no del problema.
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