Acelerados e impacientes
Las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n cambiando el modo en que percibimos el tiempo. Por momentos, parece que todo se acelera. Y se expande la impaciencia
Impacientes. Cada vez somos m¨¢s impacientes. Las nuevas tecnolog¨ªas nos est¨¢n cambiando la vida y est¨¢n alterando nuestra relaci¨®n con el tiempo. Por un lado, tenemos la impresi¨®n de que vuela, propulsado por ese artilugio que se ha convertido en una prolongaci¨®n de nuestro cuerpo, el omnipresente m¨®vil, una caja de sorpresas, entretenimiento y dispersi¨®n que nunca cierra y siempre parece dispuesta a ofrecernos una nueva distracci¨®n. Por otro, hay momentos en que ese mismo artefacto act¨²a como un aut¨¦ntico congelador de instantes: todo se detiene a la espera de una respuesta que nunca llega; y entonces parece que el tiempo se estira.
La psic¨®loga australiana Aoife McLoughlin public¨® en noviembre de 2015 un estudio en el que pon¨ªa de manifiesto que nuestro cuerpo percibe el tiempo de manera distinta cuando pasamos periodos extensos conectados a dispositivos electr¨®nicos. En un estudio realizado en la Universidad James Cook (JCU) de Queensland, comprob¨® que en las personas y en las sociedades tecnoc¨¦ntricas, parece como si los relojes internos hubieran aumentado su ritmo; fen¨®meno que puede resultar muy ¨²til para trabajar m¨¢s r¨¢pido, por ejemplo, pero que tambi¨¦n hace que las personas se sientan m¨¢s presionadas. A medida que aumenta el ritmo de nuestras vidas, sostiene esta profesora que imparte clases en la el campus de la JCU de Singapur, la sensaci¨®n subjetiva del tiempo disponible disminuye, lo que provoca que sintamos esa presi¨®n del tiempo.
La percepci¨®n que tenemos de ¨¦l est¨¢, como demuestran distintos estudios cient¨ªficos, ligada a nuestras emociones. Si todo va bien, el tiempo corre. Si nos aburrimos, si estamos en peligro, si estamos demasiado pendientes del reloj, todo se ralentiza. La forma en que nuestro cerebro representa y percibe el tiempo sigue siendo un mundo lleno de inc¨®gnitas para los investigadores.
Si todo va bien, el tiempo corre. Si nos aburrimos, si estamos en peligro, si estamos demasiado pendientes del reloj, todo se ralentiza.
No tenemos un ¨®rgano especializado en percibir el tiempo. Ignacio Morgado Bernal, director del Instituto de Neurociencia de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, explica que son varias las partes del cerebro involucradas en esta funci¨®n: las cortezas auditiva y visual, la prefrontal, los ganglios basales e incluso el cerebelo. La red de neuronas que se movilizan para evaluar el tiempo es, por tanto, bien amplia. Pero, entonces, ?el tiempo vuela ahora m¨¢s que antes?: formulada la pregunta, Morgado Bernal afirma, en conversaci¨®n telef¨®nica, que, por un lado, al tener m¨¢s est¨ªmulos en el entorno, parece que todo va m¨¢s r¨¢pido, s¨ª, pero lanza una pregunta: ¡°?Lo pasamos mejor ahora? Yo creo que no, El atosigamiento informativo es fuente de estr¨¦s. Y el incremento del estr¨¦s afecta a nuestra percepci¨®n del tiempo. Si te sientes mal, todo se te hace m¨¢s largo¡±.
"El incremento del estr¨¦s afecta a nuestra percepci¨®n del tiempo. Si te sientes mal, todo se te hace m¨¢s largo¡±, dice el experto Morgado Bernal
Cuenta Ram¨®n Bay¨¦s, miembro numerario de la Academia de Psicolog¨ªa de Espa?a y uno de los introductores de la psicolog¨ªa conductista y experimental en este pa¨ªs, que cuanto m¨¢s importante es para nosotros un mensaje, m¨¢s larga se nos hace la espera ¡ªdenostado concepto en estos tiempos impacientes ¡ª. ¡°Los tiempos de espera son tiempos de incertidumbre¡±, sostiene. ¡°Y la incertidumbre comporta sufrimiento¡±.
Bay¨¦s, veterano psic¨®logo que en 2007 public¨® un libro titulado El reloj emocional (Alienta), reivindica que debemos aprender a controlar el tiempo para que no sea ¨¦ste el que nos controle a nosotros. Jubilado ya (naci¨® en Barcelona en 1930), pero activo, escribe, v¨ªa correo electr¨®nico: ¡°La tecnolog¨ªa es obst¨¢culo si somos impacientes y estamos pendientes permanentemente de los mensajes que nos pueden enviar otras personas. Para contrarrestar esta tiran¨ªa, en la educaci¨®n, es preciso ense?ar y aprender el valor de la reflexi¨®n y el control de la demora¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.