Fractura secesionista

Por vez primera las continuas tensiones y fisuras internas del bloque secesionista configurado por Esquerra y el PDeCAT (heredero de Converg¨¨ncia) han desembocado en una fractura. Es tangible, ¨¢spera y sobre una cuesti¨®n de alcance estrat¨¦gico. Y de gran impacto institucional, pues ha provocado la suspensi¨®n del ¨²ltimo plenario del Parlament. De hecho, el bloqueo puede ser completo hasta que lleguen a un acuerdo.

El origen del litigio entre ambos parec¨ªa menor: decidir si la suspensi¨®n temporal de los diputados presos y huidos ordenada por el juez instructor alcanzaba o no al expresident, Carles Puigdemont. En realidad, el asunto trasluce una cuesti¨®n de mayor enjundia. Esquerra asegura (junto con parte del PDeCAT, que se manifiesta con mayor sigilo) que quiere trato igual para todos los afectados y, por tanto, no exceptuar a Puigdemont de la suspensi¨®n.

Bajo esa presentaci¨®n late la estrategia pragm¨¢tica de ERC de evitar el unilateralismo, la desobediencia a las leyes y el desacato a los tribunales. Est¨¢ claro que discrepa y se opone a las decisiones del juez, pero rechaza desobedecerlas. Por eso se ha plantado, con el valioso apoyo de los letrados de la C¨¢mara, frente a sus socios/rivales del PDeCAT, que en el Parlament siguen el radicalismo de Puigdemont, mientras que en el Congreso practican el realismo.

Inversamente, el c¨ªrculo del expresident ningunea los peligros pol¨ªticos de la unilateralidad, y tambi¨¦n la eventual reca¨ªda en responsabilidades penales. Convertido en leyenda para sus pr¨®ximos, el hombre de Berl¨ªn ans¨ªa salir del progresivo ostracismo al que le empuja la elecci¨®n (a rega?adientes y patrocinada por ¨¦l) de su sucesor, Quim Torra; y con la moral aupada por la reciente decisi¨®n del tribunal de Schleswig-Holstein. Pero la ley de gravedad acaba imponi¨¦ndose: no puede haber simult¨¢neamente dos presidentes; menos a¨²n cuando el huido ha sido condenado por el juez instructor Pablo Llarena a vivir fuera de Espa?a, una vez rechazada la euroorden tal como la han aplicado los jueces alemanes.

Lo malo de la refriega independentista es que agrava el deterioro institucional, en perjuicio de los ciudadanos. El Parlament estuvo durante casi seis meses paralizado por la indecisi¨®n del bloque sobre si elegir o no a un nuevo president. Repite ahora la par¨¢lisis por los desencuentros internos del secesionismo, lo que certeramente critica la oposici¨®n.

El pulso entre quimera y pragmatismo se acentuar¨¢ este fin de semana, cuando los afines de Puigdemont en el PDeCAT ¡ªque ya ha creado otro partido, la Crida¡ª pretenden derrocar a su joven direcci¨®n, orientada a recuperar el posibilismo y la acci¨®n legal. El secesionismo deber¨¢ optar finalmente por una v¨ªa u otra, porque ambas son mutuamente excluyentes. La v¨ªa rupturista ya se ha visto lo que da de s¨ª: la nada. Solo si se empe?a en la v¨ªa democr¨¢tica y legal podr¨¢ entrar a discutir y negociar una soluci¨®n pactada, dentro del marco de la Constituci¨®n. El presidente del Gobierno acaba de actualizar la propuesta de su partido de una doble reforma combinada de la Constituci¨®n y el Estatut. Sea esta u otra la f¨®rmula que se abra paso, la esencia de una soluci¨®n viable es enhebrar un acuerdo y someterlo a las urnas.