La ¡®app¡¯ para compartir comida entre vecinos y que no se tire nada al cubo de basura
Esta emprendedora estadounidense libra una batalla contra el despilfarro de comida. Es la creadora de Olio, una ¡®app¡¯ de redistribuci¨®n de alimentos. ?Su objetivo? Que no se tire nada
Tirar a la basura las sobras de la cena, una fruta de aspecto dudoso o un producto que ha sobrepasado su fecha de consumo preferente es un gesto tan cotidiano que puede llegar a parecer inofensivo. Pero lo cierto es que est¨¢ muy lejos de serlo; la suma de todas esas peque?as porciones convierte a los hogares en los responsables del 50% del desperdicio de comida en el mundo desarrollado. Una realidad contra la que se ha propuesto luchar Saasha Celestial-One (Iowa, 1976), cofundadora de una app de redistribuci¨®n de comida llamada Olio. El funcionamiento de la plataforma es sencillo: el usuario sube una foto de un alimento en buen estado que no se va a comer, y el que primero lo solicite puede pasar a recogerlo. Los intercambios son gratuitos y suceden en la puerta de casa, lo que fomenta la relaci¨®n entre vecinos en una ¨¦poca en la que cruzar el umbral para pedir una taza de az¨²car se ha convertido en una rareza. ¡°Nuestro gran rival es el cubo de la basura. Usar Olio tiene que ser igual de f¨¢cil, pero significativamente m¨¢s divertido, y eso lo aporta el contacto humano¡±, explica la emprendedora.
Criada en una familia hippy con escasos recursos econ¨®micos, la madre de Celestial-One sol¨ªa hurgar en contenedores o casas abandonadas a la caza de objetos para arreglar y revender. ¡°Rescatar cosas est¨¢ en mi ADN¡±, resume ella. En busca de la seguridad financiera que le hab¨ªa faltado en su ni?ez, decidi¨® apostar por una carrera corporativa ¡ªMBA en Stanford incluido¡ª que la llev¨® a desempe?ar puestos de responsabilidad en bancos, consultor¨ªas o multinacionales como American Express durante casi una d¨¦cada. ¡°Pero nunca tuve la sensaci¨®n de estar haciendo algo especialmente valioso¡±, admite. Esa zozobra se la ha sacudido con Olio. Desde que fund¨® la app junto a su amiga Tessa Cook en Londres en 2015, se han registrado m¨¢s de 520.000 personas, y 635.000 porciones de comida han cambiado de manos en 32 pa¨ªses, Espa?a incluida. A sus nueve empleados (una cifra que se doblar¨¢ en un a?o), la compa?¨ªa suma 20.000 voluntarios que hacen correr la voz por todo el mundo. De momento, cobran una cuota a negocios locales por recoger y redistribuir sus sobras al final del d¨ªa, pero aunque est¨¢n estudiando nuevas v¨ªas de ingresos, es el crecimiento, y no la rentabilidad, lo que encabeza hoy su lista de prioridades.
Sus objetivos son muy ambiciosos (¡°queremos multiplicar por 10 nuestros usuarios en 2025¡±), pero la escala del problema que buscan atajar es gigantesca. ¡°El territorio empleado para cultivar alimentos que nunca se comer¨¢n es m¨¢s grande que China, y lo mismo sucede con el agua: el 25% del suministro mundial se destina a cultivos que desaprovechamos. El despilfarro de comida ocupa el tercer lugar en el ranking de mayores emisores de gases de efecto invernadero, seg¨²n Naciones Unidas. Y a todo esto se a?ade la cuesti¨®n moral: una de cada nueve personas se acuesta con hambre cada d¨ªa y una cuarta parte de lo que se tira en EE UU o Europa al a?o bastar¨ªa para alimentarlos¡±. La buena noticia, seg¨²n ella, es que todos podemos contribuir a la soluci¨®n. ¡°La gente cree que la cantidad de comida que producen es insignificante, pero la realidad es que muchas personas estar¨ªan agradecidas por una rebanada de pan o media lechuga. En Olio, el 40% de la comida es solicitada en menos de una hora. La satisfacci¨®n de compartir alimentos es un sentimiento profundamente humano¡±.
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