El reto de hacer historia contra la hepatitis C
Diagnosticar y tratar es m¨¢s barato a medio y largo plazo que no hacerlo, y hoy ya empezamos a recoger los frutos del tratamiento universal en nuestro pa¨ªs
A menudo, la calificaci¨®n de hist¨®rico se utiliza de forma gruesa. En un mundo que se renueva a velocidad de v¨¦rtigo, cada cambio es presentado como una oportunidad hist¨®rica, cuando no directamente como un hecho o novedad de trascendencia hist¨®rica. Sin embargo, en relaci¨®n con la hepatitis C, estamos realmente ante la oportunidad de hacer historia, de conseguir un logro extraordinario para nuestros pacientes pero tambi¨¦n para la salud p¨²blica en nuestro pa¨ªs: lograr por primera vez en la historia de la medicina la eliminaci¨®n de una infecci¨®n viral cr¨®nica para la que no existe vacuna, y hacerlo adem¨¢s en un tiempo r¨¦cord.
Desde que se descubriera el virus de la hepatitis C han pasado apenas tres d¨¦cadas en las que hemos visto como se convert¨ªa en la primera causa de muerte por enfermedad infecciosa en nuestro pa¨ªs y duplicaba la mortalidad originada por el virus del SIDA. Todav¨ªa hoy es la primera causa de cirrosis, enfermedad hep¨¢tica terminal y c¨¢ncer de h¨ªgado en muchos pa¨ªses occidentales, y tambi¨¦n la principal indicaci¨®n de trasplante hep¨¢tico. Dicho de otra forma, en poco m¨¢s de veinte a?os hemos tomado conciencia del importante problema de salud p¨²blica que representaba esta infecci¨®n viral por su prevalencia, morbilidad y mortalidad, y elevado coste sanitario.
Y sorprendentemente tambi¨¦n, en los ¨²ltimos cinco a?os hemos asistido a una revoluci¨®n sin precedentes en la historia de la medicina: la irrupci¨®n de f¨¢rmacos, los denominados antivirales de acci¨®n directa, que logran la curaci¨®n de la infecci¨®n en tasas superiores al 95%, tasas a las que ni tan siquiera llegan ¡ªen protecci¨®n¡ª algunas vacunas.
La incorporaci¨®n a la prestaci¨®n p¨²blica de estos nuevos medicamentos hace ahora tres a?os no estuvo exenta de resistencias y de un vivo debate p¨²blico entre las reivindicaciones de profesionales y pacientes y las dudas sobre la sostenibilidad econ¨®mica de unos tratamientos, que hoy en d¨ªa tienen un coste inferior al de aquellos con los que hasta entonces se ven¨ªa tratando la enfermedad y ¡ªobligado es recordarlo¡ª que produc¨ªan marcados efectos secundarios y tasas de curaci¨®n no superiores al 40%.
Finalmente, Espa?a apost¨® por la incorporaci¨®n de estas terapias ante la presi¨®n creciente de los pacientes y atendiendo al criterio de los especialistas. Al principio se opt¨® por la priorizaci¨®n, y recibieron el tratamiento aquellos que ten¨ªan una enfermedad hep¨¢tica m¨¢s avanzada, pero en junio de 2017 el Gobierno y las Comunidades Aut¨®nomas acordaron la extensi¨®n del tratamiento a todos los pacientes independientemente de la gravedad de la enfermedad, y actualmente hay m¨¢s de 105.000 personas que han sido tratadas y curadas de hepatitis C en nuestro pa¨ªs.
Son estos resultados los que nos permiten hoy hablar sin exageraci¨®n de ¡°oportunidad hist¨®rica¡± para la hepatitis C en Espa?a. Ciertamente lo es, porque ser¨ªa la primera vez que un sistema sanitario incorpora los medios para la eliminaci¨®n una infecci¨®n viral cr¨®nica para la que no existe vacuna y que constituye un extraordinario problema de salud p¨²blica. Los nuevos estudios de prevalencia ¡ªel n¨²mero de personas que tienen la enfermedad¡ª avalan adem¨¢s esa oportunidad hist¨®rica, pues arrojan cifras de entre el 0,3% y el 0,4% de la poblaci¨®n, un porcentaje mucho menor del estimado anteriormente, lo que convierte la eliminaci¨®n de la hepatitis C en nuestro pa¨ªs en un objetivo verdaderamente asequible.
Un objetivo asequible para el que sin embargo no es suficiente la universalizaci¨®n del tratamiento, sino que necesita acompa?arse de pol¨ªticas activas de cribado que permitan diagnosticar a los pacientes que desconocen que padecen la enfermedad. Se estima en torno a 50.000 el n¨²mero de adultos que no saben que tienen hepatitis C y que no solo pueden evolucionar a las fases m¨¢s graves de la enfermedad, sino tambi¨¦n contagiar la infecci¨®n a otras personas. Debemos ser conscientes de que para alcanzar el ambicioso objetivo de la eliminaci¨®n ¡ªalineado con las previsiones de la OMS¡ª no basta con tratar a los pacientes diagnosticados: es necesario al mismo tiempo diagnosticar todos los casos desconocidos y vincular el diagn¨®stico al tratamiento precoz, centr¨¢ndose especialmente en los colectivos m¨¢s vulnerables, en los que es preciso acometer planes espec¨ªficos de microeliminaci¨®n.
Como en el momento de la incorporaci¨®n de los tratamientos, vuelven a surgir las dudas sobre la sostenibilidad y prioridad de esas nuevas pol¨ªticas que necesitamos y, como entonces, los estudios de coste-efectividad vuelven a recomendarlas, insistiendo en la necesidad de elevar el foco y hacer un an¨¢lisis global. Diagnosticar y tratar es m¨¢s barato a medio y largo plazo que no hacerlo, y hoy ya empezamos a recoger los frutos del tratamiento universal en nuestro pa¨ªs: el n¨²mero de personas en lista de espera de trasplante hep¨¢tico y de los ingresos por las complicaciones y descompensaciones de la enfermedad hep¨¢tica cr¨®nica por el virus de la hepatitis C se ha reducido dr¨¢sticamente en Espa?a en los ¨²ltimos tres a?os.
Con unas tasas de tratamiento realmente excepcionales y una prevalencia inferior al 0,5%, Espa?a est¨¢ en una excelente posici¨®n para eliminar la hepatitis C como problema de salud p¨²blica. Estamos cerca de hacer historia. Convenz¨¢monos de que es posible.
Javier Garc¨ªa-Samaniego Rey es jefe de secci¨®n de Hepatolog¨ªa del Hospital Universitario La Paz y coordinador de la Alianza para la Eliminaci¨®n de las Hepatitis V¨ªricas en Espa?a (AEHVE).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.