La corrupci¨®n y sus aromas
Hoy los p¨ªcaros no tienen lugar en la pol¨ªtica espa?ola; esto es lo que no ha entendido Pablo Casado
La corrupci¨®n es, desde hace a?os, uno de los grandes protagonistas de la pol¨ªtica espa?ola. Razones ha habido para ello y, adem¨¢s, ?qui¨¦n puede defender la corrupci¨®n? Ni los que la practican asiduamente en su vida privada se muestran favorables, incluso a veces son qui¨¦nes m¨¢s se escandalizan, hip¨®critamente, en p¨²blico.
Sin embargo, es evidente que podemos distinguir entre la gran corrupci¨®n, las tramas que sistem¨¢ticamente obtienen beneficios valorados en millones de euros, y la peque?a corrupci¨®n, la de los simples trapicheos y corruptelas. Entre los primeros encontramos los casos m¨¢s sonados: G¨¹rtel, familia Pujol, 3%, Lezo, ERE, Rato¡ Entre los segundos, recientemente destac¨® el caso Cifuentes y, ahora, el de Casado, ambos relacionados con la universidad. En el bien entendido que muchos de estos casos est¨¢n pendientes de un fallo judicial definitivo y amparados, en consecuencia, por la presunci¨®n de inocencia.
No obstante, la opini¨®n p¨²blica ¡ªese ente gaseoso e inconcreto¡ª ha dicho un no rotundo a la corrupci¨®n de los pol¨ªticos, sea grande o peque?a, con valor econ¨®mico o sin ¨¦l. No es necesario que exista un delito, la simple irregularidad administrativa o, todav¨ªa m¨¢s, la mentira en el comportamiento de un pol¨ªtico, tambi¨¦n se considera corrupci¨®n. ?Nos estamos pasando? Creo que no, tras el vendaval de los ¨²ltimos a?os pienso que estamos en la buena direcci¨®n.
Un pol¨ªtico no puede ser acusado por meras sospechas, sin prueba alguna, pero si existen hechos con aroma de corrupci¨®n, con razonable apariencia que algo incorrecto se ha cometido, hay que pedirle responsabilidades, aunque no sean jur¨ªdicas. No se trata de saber si se ha cometido o no un delito, se trata de que el pol¨ªtico, al no demostrar ejemplaridad, ha perdido la confianza.
El pol¨ªtico no merece confianza si en el pasado, sin haberlo confesado motu proprio y p¨²blicamente, cometi¨® irregularidades menores pero irregularidades al fin. El ciudadano piensa, con raz¨®n, que si en un momento de su vida hizo esto, puede repetirlo. Hoy los p¨ªcaros no tienen lugar en la pol¨ªtica espa?ola.
Esto es lo que no ha entendido Pablo Casado. Media carrera en un a?o, un m¨¢ster con 18 asignaturas convalidadas entre 22, un curso de Harvard pero cursado durante cuatro d¨ªas en un campus de Madrid, todo esto, en un curr¨ªculum, no tiene un pase. Encontr¨¢ndose en esta situaci¨®n, el congreso del PP fue imprudente al elegirlo, lo que est¨¢ pasando ten¨ªa que pasar. Casado, con un buen porvenir como pol¨ªtico, no estaba en condiciones de asumir un papel estelar, m¨¢s todav¨ªa con el precedente de Cifuentes. Teodoro Garc¨ªa, su segundo de a bordo, dijo ayer que en el PP hay presidente para rato y que Casado est¨¢ para quedarse. Veremos.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional y fundador de Ciudadanos.
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