No conozco ni una sola persona que no haya estado celosa en alg¨²n momento de su vida o que no haya sufrido el efecto devastador de un buen ataque de cuernos.
Uno de los temas m¨¢s fascinantes (y dolorosos) de las relaciones personales son los celos. Se producen en cualquier ¨¢mbito y da igual la intensidad y la frecuencia de esa relaci¨®n. Nos amparamos en sufrirlos para dar rienda suelta a nuestra agresividad, a nuestros miedos y a nuestras neuras. Si intentamos analizar los motivos que llevan a un hombre a ejercer la violencia contra su pareja, no podremos concluir que exista una ¨²nica raz¨®n (ojal¨¢ existiera un patr¨®n de asesino para poder identificarlo antes de que lo fuera), pero los celos son la mejor nitroglicerina para alimentarlos. Detr¨¢s de los celos subyace una ¨²nica premisa: la inseguridad. "Ese es el problema", sentencia Marta Ib¨¢?ez, psic¨®loga especialista en terapia de pareja, "los celos son la mejor muestra de la inestabilidad e inseguridad de la persona que los padece. La persona que es celosa cree que su pareja le debe algo m¨¢s que su atenci¨®n, quiere casi que le deba la vida y busca una relaci¨®n que le permita ejercer ese control". S¨ª, queridos amantes, las personas celosas son inseguras y creen que su pareja es de su propiedad. Los celos provocan la mayor¨ªa de las rupturas y copan las consultas de los psic¨®logos especialistas en terapia de pareja. La ¨²nica recomendaci¨®n profesional es poner l¨ªmites desde el principio y gestionar la confianza desde el momento en el que te metes en la cama con tu nuevo amante quien, mira t¨² por d¨®nde, lo mismo se convierte en tu pareja. Prevenir antes de curar.?
"Despu¨¦s de unas cuantas relaciones en las que mis parejas siempre tend¨ªan a controlarme y a creerse los mejores en mi cama, decid¨ª que lo mejor era cimentar mi historia en base al respeto y la confianza. Me da igual que ¨¦l tenga amantes; solo pido que no me haga part¨ªcipe de su existencia. Y yo tengo de vez en cuando, pero ninguno lo suficientemente importante. Si cualquiera de mis amantes hubiera sido m¨ªnimamente importante para m¨ª, no seguir¨ªa con el hombre con el que estoy. Y si esa persona que me llena aparece en los a?os que nos quedan juntos, lo m¨¢s normal es que deje mi relaci¨®n e intente una nueva historia". Quien habla es Carmela, diez a?os en pareja, cada uno con hijos propios que han convertido su historia de amor en una familia numerosa, pero tambi¨¦n en una relaci¨®n en la que la fidelidad no es el pilar de la pareja. Para Carmela, la clave est¨¢ en diferenciar el amor del sexo. "Que yo tenga relaciones al margen de la que mantengo con mi pareja, no quiere decir que no est¨¦ enamorada de ¨¦l o que me apetezca algo m¨¢s que sexo con ninguno de mis amantes". Carmela no se acuesta con cualquiera, frase a la que recurrimos con frecuencia en cuanto una persona es promiscua. Se acuesta con quien quiere, desea y conquista. "No me imagino estar para el resto de mi vida con una ¨²nica persona. Prefiero comparar y corroborar que estoy con el mejor de mis amantes pero tambi¨¦n con la mejor persona de todas". Carmela est¨¢ segura de que lo que siente por su pareja es lo suficientemente consistente como para que, si aparece de repente un follar¨ªn de los bosques, su historia no se resquebraje. Mientras las mujeres tememos que nuestra pareja se enamore de otra persona, los hombres no soportan que podamos encontrar mejores amantes. "Las mujeres perdonamos antes las infidelidades sexuales que las sentimentales", prosigue Ib¨¢?ez, "le damos m¨¢s importancia a que nuestra pareja pueda enamorarse de otra persona a que eche un polvo una noche con quien sea. Los hombres, no. Los hombres no tienen tanto miedo ante una posible implicaci¨®n emocional, pero los celos se disparan cuando de lo que hablamos es de un buen amante".?
Las relaciones no mon¨®gamas obligan a gestionar los celos desde el principio. Plantearse tener un v¨ªnculo emocional y sexual con m¨¢s de una persona exige que estos desaparezcan del tablero. Cada vez proliferan m¨¢s talleres, charlas y cursos sobre celos en los que aprendemos esta nueva f¨®rmula de relaci¨®n. Todo un trabajo psicol¨®gico y social que muestra parejas que rara vez vemos representadas en el cine y la literatura y mucho menos a nuestro alrededor. En una relaci¨®n poliamorosa no solo hay sexo, como ocurre en las parejas abiertas, sino que se cimenta sobre una estructura emocional. Todos y cada uno de los individuos de esa relaci¨®n saben de la existencia amorosa y sentimental de los dem¨¢s. Nadie oculta nada. Todos se respetan. Y el v¨ªnculo no se edifica sobre la existencia m¨¢s o menos manifiesta de los amantes, sino que las personas implicadas mantienen una relaci¨®n sentimental entre ellos, sin necesidad de que todos los implicados la tengan en com¨²n. Es decir, saber que tu novio tiene otra novia no conlleva que tambi¨¦n tenga que tener yo una relaci¨®n con esa persona, pero s¨ª que respetar¨¦ que exista sin sentirme amenazada por su existencia. ?C¨®mo lo hago? Desmontando primero todos los conceptos de pareja que he aprendido, buscando el que m¨¢s se amolda a mi intenci¨®n y siendo lo suficientemente honesto como para que nadie salga perjudicado. Las mentiras y los celos no entran en una relaci¨®n de pareja sana. A dos, tres o m¨²ltiples bandas.?
La inseguridad de la persona celosa es, posiblemente, lo m¨¢s dif¨ªcil de lidiar. El pasado sexual de la pareja es otra gran losa que cuesta mucho levantar. No asimilar que tu pareja tiene un pasado en el que t¨² no entras es uno de los grandes suplicios de las personas celosas. Un diario antiguo, una nota, una carta o un mensaje con referencias a otra persona pueden suponer la peor de las pesadillas. Cuando esto ocurre, hay quien recurre a especialistas para intentar recomponer la relaci¨®n, pero otros terminan recurriendo a otro tipo de especialidad para intentar escapar del suplicio de sufrir los celos. Por tercer a?o consecutivo la demanda de separaciones y divorcios ha descendido en nuestro pa¨ªs, pero los celos siguen a la cabeza de las razones esgrimidas para poner fin a lo que supuestamente fue una relaci¨®n amorosa.?
Los celosos, cuanto m¨¢s lejos, mejor.
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