Nubes
Comenzar¨¢ a crecer hasta romper en una tormenta que al principio nadie habr¨ªa podido prever a tenor de la insignificancia de aqu¨¦lla

De la filmograf¨ªa de mi amigo Felipe Vega me gusta todo, pero siento predilecci¨®n por una pel¨ªcula: Nubes de verano. Rodada en la Costa Brava catalana, cuenta la historia de una pareja madrile?a aparentemente feliz que vuelve cada verano al mismo paisaje como hacemos muchos en las vacaciones. Todo discurre con normalidad y en calma como suele suceder en esta ¨¦poca en la que el tiempo y las convulsiones parecen detenerse bajo un cielo imperturbable y limpio cuyo sol incandescente lo llena todo de serenidad y luz, esa luz de los veranos que apenas cambia de un a?o a otro. Como los protagonistas, pese a que cada verano sean un a?o mayores y la erosi¨®n del tiempo se note en sus cuerpos y en sus relaciones a poco que uno se fije en ellos.
Un d¨ªa, sin embargo, en la b¨®veda del cielo surge una nube, una peque?a nube sin importancia pero que empieza a crecer y a expandirse hasta acabar ennegreciendo la luz que hasta entonces reinaba sobre la naturaleza y sobre quienes en ella cumplen con la liturgia del veraneo siguiendo una tradici¨®n que se repite a?o tras a?o, modas al margen, y que consiste sustancialmente en resolver las necesidades elementales y en descansar, cada uno en funci¨®n del lugar en el que est¨¦. En la pel¨ªcula de Felipe Vega, que toma el t¨ªtulo del japon¨¦s Ozu y su inspiraci¨®n en Hitchcock, en concreto en aquella charada en la que dos personas se un¨ªan para cometer un crimen, cada una por un inter¨¦s diferente, la nube que se cierne sobre los protagonistas pone en peligro su felicidad, que se asienta en la estabilidad, de la pareja y de su relaci¨®n con su hijo. La sombra de la nube (la duda, en este caso, sobre la fidelidad de la mujer que siembran dos personajes cercanos a la pareja, un antiguo novio de ella y una amiga interesada en el marido) comenzar¨¢ a crecer hasta romper en una tormenta que al principio nadie habr¨ªa podido prever a tenor de la insignificancia de aquella. De la fragilidad de las relaciones, como de la fragilidad del verano, habla la historia de Felipe Vega, una bell¨ªsima introspecci¨®n en la luz y en el paisaje ampurdan¨¦s y en el alma de sus personajes, marionetas de un juego que empieza en broma y acaba en serio, como la mayor¨ªa de los que tienen a los sentimientos por protagonistas. Al final, la met¨¢fora de esa nube que va creciendo hasta acabar rompiendo en una tormenta es la del propio verano cuando las vacaciones tocan a su fin y a¨²n la de la propia vida de los hombres, como bien supo ver el poeta Jes¨²s Mun¨¢rriz: y como nubes pasar¨¢n los d¨ªas...
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