La democracia a galope
Aficionados, familias, ni?os o famosos, las carreras de caballos de Sanl¨²car son capaces de condensar a?o tras a?o el paisanaje m¨¢s variopinto
Como el nacimiento o como la muerte, la playa tiene un curioso efecto democr¨¢tico. Por mucho que m¨¢s de uno se empe?e, no hay lujo ni ostentaci¨®n que pueda ocultar las verg¨¹enzas m¨¢s humanas y pueriles al sol. A la orilla del mar, todos somos iguales en nuestra imperfecci¨®n. Esta veraniega deducci¨®n se acaricia con facilidad en los atardeceres de Bajo de Gu¨ªa. En estos d¨ªas de agosto, mientras el astro muere por la desembocadura del Guadalquivir, Sanl¨²car de Barrameda ¡ªy buena parte de Sevilla¡ª se arroja por igual al singular espect¨¢culo de las carreras de caballos.
El sol postrero ba?a por igual a todo el que acude a disfrutar de la competici¨®n que se celebra cada verano ¡ªdividida en dos ciclos de tres d¨ªas cada uno¡ª desde 1845. La verdadera aficionada al mundo del caballo. El famoso que solo aprovecha para alternar socialmente en un selecto palco. La abnegada sanluque?a que, tirando de su carrito, intenta hacer su modesto agosto vendiendo esos deliciosos dulces por la playa. La abuela que, a ras de la valla y avituallada con diversas tarteras, acampa con la familia al completo. El ni?o que construye su original caseta de apuestas. Todos all¨ª, juntos pero no revueltos, en la m¨¢gica hora azul ven a los jinetes pelear; al sol morir.
La playa est¨¢ hasta la bandera. A este lado del r¨ªo, el heterog¨¦neo y variopinto paisanaje conversa, r¨ªe e, incluso, se emociona en el transcurso del democr¨¢tico espect¨¢culo que se vive en Bajo de Gu¨ªa. Nadie quiere perderse esta objetiva representaci¨®n de la belleza, aunque no exista el m¨¢s m¨ªnimo consenso a la hora de discernir qu¨¦ resulta m¨¢s hermoso de la estampa. ?Es el veloz y vibrante pase de los caballos o el lento atardecer que se est¨¢ sucediendo justo detr¨¢s? ?O porque, para colmo, todo esto ocurre con el espectacular paraje natural de Do?ana como tel¨®n de fondo, al otro lado de la desembocadura? Todos tienen claro que quieren estar presentes en el atardecer de este agosto que ya est¨¢ cerca de terminarse, aunque cada espectador a esta multitudinaria funci¨®n tendr¨¢ sus motivos para no perd¨¦rsela a?o tras a?o. Como la democracia misma.
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