?Ese tambi¨¦n es un ¡®hambrezolano¡¯?
En las ¨²ltimas semanas se han disparado las muestras de xenofobia en Per¨², un pa¨ªs con tradici¨®n emigrante.
VOY POR LAS CALLES de Lima en un veh¨ªculo conducido por un venezolano. Es extra?o porque hace unos d¨ªas me sub¨ª a otro taxi conducido por un peruano y este me cont¨® que los venezolanos llegaban en masa a quitarnos el trabajo. Yo soy migrante peruana en Espa?a. He o¨ªdo muchas veces decir a los espa?oles ese tipo de cosas, pero es la primera vez que lo escucho de la boca de un peruano y en Per¨². Los peruanos hemos sido o somos considerados intrusos en otros pa¨ªses, pero que yo recuerde nunca hab¨ªamos tratado de intrusos a los extranjeros. Ser¨¢ porque los peruanos contempor¨¢neos ¡ªuna suerte de nuevos ricos en Latinoam¨¦rica tras el auge minero¡ª no hab¨ªan vivido una ola migratoria tan fuerte como la que est¨¢ causando la situaci¨®n en Venezuela. Seg¨²n el ¨²ltimo censo, ya han llegado a Per¨² m¨¢s de 380.000 venezolanos. La ola de migrantes se dispar¨® en los dos ¨²ltimos a?os: seg¨²n cifras de Migraciones, en Per¨² hab¨ªa 6.615 residentes venezolanos en 2016.
El hombre que me lleva al ?aeropuerto se llama Alejandro Reyes Medina, es de Caracas (Venezuela), tiene 43 a?os y es ingeniero civil. En su pa¨ªs ten¨ªa su propia empresita de transporte, pero quebr¨®, as¨ª que decidi¨® venirse. Vendi¨® su coche y aqu¨ª est¨¢, ganando menos de 400 euros al mes por conducir siete d¨ªas a la semana para mandar dinero a su familia.
En las ¨²ltimas semanas se han disparado las muestras de xenofobia en Lima. Desde las redes sociales y medios de comunicaci¨®n se ha lanzado una campa?a de desinformaci¨®n
Cada d¨ªa se cruza con decenas de compatriotas en los sem¨¢foros de las calles lime?as como ahora que atravesamos la avenida La Marina y un joven nos ofrece unas bombas, donuts rellenos de dulce de leche. ¡°Ese es maracucho¡±, me dice Alejandro, ¡°ese tambi¨¦n es venezolano, esa del pan con pollo tambi¨¦n, y ese y ese¡¡±. En Lima trabajan sobre todo como vendedores ambulantes, porteros en edificios, camareros o modelos. Alejandro asegura que todos son universitarios, de clase media. Los pobres en Venezuela no tienen c¨®mo pagarse un viaje a Per¨². Se necesitan unos 250 euros, much¨ªsimo dinero para el sueldo de un venezolano promedio.
En las ¨²ltimas semanas se han disparado las muestras de xenofobia en Lima. Desde las redes sociales y medios de comunicaci¨®n se ha lanzado una campa?a de desinformaci¨®n, llena de bulos: traen inseguridad, acaparan el sistema de salud o podr¨¢n votar en las elecciones. ?Suena familiar?
Xavier Uzc¨¢tegui, joven activista venezolano, comparte en su canal de YouTube, Uzcategui, el d¨ªa a d¨ªa de esta comunidad en Lima, denunciando xenofobia, pero a su vez se?alando algunos comportamientos inc¨ªvicos de sus compatriotas. Tambi¨¦n ha sido uno de los primeros en contar c¨®mo suelen gritarles por las calles: hambrezolanos.
Los peruanos no se consideran en general xen¨®fobos porque, cada vez que se sienten amenazados en su propio pa¨ªs, solo tienen que ?recordar todas las veces que les ha tocado estar del otro lado del problema y se les pasa. Mi madre recuerda la experiencia positiva de su amiga Alicia, graduada en Ciencias Pol¨ªticas en Venezuela y que particip¨® de la ¡°revoluci¨®n de ?Ch¨¢vez¡±. Hasta hace muy poco vend¨ªa por las noches arepas en la avenida Angamos con su hijo de 11 a?os. Una vez, mientras se escond¨ªa de los supervisores municipales del comercio ambulante, uno de ellos la vio y le dijo que estaban contratando gente en el municipio para ese mismo puesto. Gracias a la solidaridad de ese funcionario, ahora Alicia ha pasado de ser supervisada a supervisar. Milagros de la migraci¨®n.?
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