El asesino es uno de nosotros
El ADN lleva a la detenci¨®n del presunto homicida de Inmaculada Arteaga y reaviva la esperanza de avances en casos irresueltos
Ella lo sent¨ªa. El asesino ten¨ªa que ser una persona cercana, alguien del pueblo, de Campo de Criptana (Ciudad Real). Como mucho, un vecino de los pueblos de los alrededores. Magdalena L¨®pez siempre tuvo el convencimiento de que los ¨²ltimos ojos que vieron a su hija Inmaculada en vida ten¨ªan que ser ojos conocidos. Lo declar¨® en varias ocasiones, y lo pens¨® nadie sabe cu¨¢ntas, mirando a diario a la gente del pueblo durante los cinco a?os exactos transcurridos entre el asesinato de su hija, que ten¨ªa 14, y la detenci¨®n como presunto culpable de S. M. Q. R., de 24, el viernes de la semana pasada. A¨²n as¨ª, quiz¨¢ no lleg¨® a pensar que el presunto asesino viv¨ªa a s¨®lo 500 metros de su casa.
Cinco a?os exactos, 1.826 d¨ªas de rec¨ªprocas miradas en los ojos de los 13.000 habitantes de la localidad manchega, buscando detr¨¢s de dos de ellos un secreto inconfesable, un crimen b¨¢rbaro. "?Est¨¢ entre nosotros el asesino?", era la pregunta inevitable. Las pruebas de ADN parecen haber dado una respuesta a esa pregunta. Y algo de esperanza de obtener respuestas a familiares de v¨ªctimas cuyos verdugos siguen todav¨ªa sin conocerse, como en el caso de Eva Blanco, asesinada en Algete (Comunidad de Madrid) en el abril de 1997.
Es un hecho que esa t¨¦cnica de investigaci¨®n est¨¢ dando cada vez m¨¢s resultados. Es noticia del jueves la detenci¨®n, gracias a ella, de los dos presuntos asesinos de Beatriz Collado, de 27 a?os, cuyo cad¨¢ver fue encontrado en Granada el pasado 2 de marzo. Pero el ADN tambi¨¦n es noticia en el sentido opuesto: excarcelaciones de inocentes injustamente condenados. Desde su introducci¨®n hasta ayer, la prueba de ADN ha demostrado la inocencia de 175 presos en EE UU, seg¨²n la asociaci¨®n estadounidense The Innocence Project. Algunos de ellos, como Frank Lee Smith, despu¨¦s de morir.
En el caso de Campo de Criptana, el rompecabezas parec¨ªa ya irresoluble. Cinco a?os de dudas, de sospechas y de tenaces investigaciones de la Guardia Civil. El cuerpo de Inmaculada fue encontrado con la cabeza destrozada a pedradas, en una ma?ana de domingo, cerca del precioso campo de molinos que se yergue sobre el pueblo. Aparte de los molinos, ning¨²n testigo. Ning¨²n m¨®vil evidente. Ning¨²n indicio claro...
Durante cinco a?os, hubo alguien yendo por ah¨ª con esa barbaridad dentro sin que ni sus ojos, ni su comportamiento le delataran. Alguien con un control sobre s¨ª mismo fuera de lo ordinario. Choca pensar, en un mismo hombre, la furia del homicida que se ensa?¨® con la chica, y la frialdad del investigado que no deja salir ni un rayo de temblor o de arrepentimiento. Sin embargo, no todo se puede ocultar.El hilo que hoy ata S. M. Q. R. procede de la escena del crimen donde, como es habitual en hechos criminales de esa gravedad, se recogieron muestras para hacer los an¨¢lisis de ADN. Si entre ellas aparece una secuencia diferente a la de la v¨ªctima, all¨ª est¨¢ la firma del crimen. As¨ª fue. S¨®lo quedaba encontrar la cara...
Pero, como explica el jefe de la secci¨®n de criminal¨ªstica anal¨ªtica de la Guardia Civil, el teniente coronel Francisco Mont¨¦s, se trata de un trabajo dif¨ªcil, lento y sin resultados asegurados. "En un caso como ese, f¨¢cilmente se puede llegar a analizar centenares de muestras. Es un trabajo de meses". En una de las farmacias del pueblo, la de Evelio Garc¨ªa, a ambos lados de la barra se recuerdan "los controles de ADN que llov¨ªan a veces sobre gente francamente insospechable"... Y precisamente hasta un insospechable condujo la investigaci¨®n.
Otra vez, sobre ese elemento, las voces del pueblo coinciden. En una perfumer¨ªa, una chica que prefiere no se publique su nombre, dice: "Le conozco y todav¨ªa no puedo cre¨¦rmelo. Es un chico introvertido, tranquilo, trabajador... Conozco tambi¨¦n a la chica con la que estuvo saliendo hasta hace poco... Creo que nadie nunca pudo sospechar de ¨¦l".
S. M. Q. R., que es alba?il, est¨¢ actualmente detenido en la c¨¢rcel de Herrera de la Mancha, sin posibilidad de salir bajo fianza, tal y como dict¨® el titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 2 de Alc¨¢zar de San Juan. Su familia se ha alejado del pueblo, al igual que la madre y los hermanos de Inmaculada. El silencio es la opci¨®n en estos momentos.
Miguel ?ngel Mu?oz, abogado de la madre y de los hermanos de la v¨ªctima, explica, en una cafeter¨ªa madrile?a, que la v¨ªctima y el presunto asesino no frecuentaban el mismo grupo de amigos, ni ten¨ªan relaci¨®n de ning¨²n tipo. Seguramente, sin embargo, deb¨ªan conocerse de haberse visto en el pueblo. Dos ojos conocidos, entonces. Los jueces dir¨¢n si son efectivamente ellos los del asesino. Y, de ser as¨ª, explicar¨¢n por qu¨¦.
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