Extremo, pero sin ultim¨¢tums

Para lo solemne, Quim Torra hizo como sus antecesores: olvid¨® al Parlament (permite r¨¦plicas), ominosamente cerrado. Escogi¨® un teatro. Sin infieles.

Y sin dirigir un solo gui?o a la mitad larga no rupturista de los catalanes. La contrari¨®, contra los datos electorales: ¡°El independentismo tiene la mayor¨ªa social¡±. Hizo el discurso de un dirigente de parte, no de un presidente.

Suave y florido en el estilo, extremo en el contenido y et¨¦reo e inconcreto en sus planes de actuaci¨®n, critic¨® al Estado con el conocido y exhaustivo repertorio del argumentario soberanista.

Pero respet¨® la propuesta del presidente, Pedro S¨¢nchez (refer¨¦ndum de un Estatut, autogobierno), por ser ¡°pol¨ªtica y democr¨¢tica¡±, aunque se opuso a ella.

Es esa la primera inflexi¨®n de un president secesionista. Que causa fisuras en campo propio.

Pues si Espa?a se dedica a vulnerar los derechos humanos como sostiene (contra el criterio del Tribunal de Estrasburgo, que ha condenado, por violarlos, m¨¢s veces a la B¨¦lgica de Carles Puigdemont que al Estado espa?ol), ?c¨®mo se explica que su primer mandatario ejecutivo sea respetable?

Veremos qu¨¦ recorrido tiene ese dato. Pero es nuevo.

El caso es que el president contrapuso al programa autonomista de S¨¢nchez la manida salida del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Manida porque tanto Artur Mas como Carles Puigdemont celebraron suced¨¢neos del mismo. Y los aderezaron de conferencias.

Pero, a diferencia del ¨²ltimo, no amenaz¨® con acciones concretas de ruptura, no plante¨® un ultim¨¢tum, no fij¨® siquiera un calendario. Solo esgrimi¨® ret¨®rica, a veces hiperb¨®lica. Pero la hip¨¦rbole no es materia justiciable. Ni acreedora de ning¨²n 155.

Como ellos, insisti¨® en que el secesionismo goza de un ¡°mandato¡± popular ¡ªque el electorado no le otorg¨®, aunque disponga de fr¨¢gil mayor¨ªa parlamentaria¡ª para la autodeterminaci¨®n.

Como ellos, apel¨® a los ejemplos escoc¨¦s y quebequ¨¦s, olvidando que ninguna de ambas consultas se celebr¨® en funci¨®n del derecho de autodeterminaci¨®n de la ONU, v¨¢lido solamente ¡ªen el sentido de derecho a secesi¨®n¡ª para pueblos colonizados, reprimidos por dictaduras o invadidos militarmente.

Lo sabe. Y sabe que un tercer intento por la brava traer¨ªa otro 155 (o m¨¢s) y ser¨ªa el verdadero final de las libertades catalanas por largo tiempo.

Tampoco hubo ultim¨¢tum sobre los juicios a los l¨ªderes del proc¨¦s encarcelados. Solo el torp¨®n anuncio de que no¡°tolerar¨ªa¡± una sentencia no absolutoria. Pero ?c¨®mo? Estudiando las resoluciones, poni¨¦ndose a disposici¨®n del Parlament, convocando a los parlamentarios de todas las C¨¢maras: puede presumirse que ser¨ªa para repetir el golpe parlamentario del 6 y 7 de septiembre de 2017 y proclamar otra vez la Rep¨²blica.

Pero no hubo llamada directa al desacato, frustrando a aquellos conservadores que, en vez de conservar, prefieren el lema leninista cuanto peor, mejor.