Genoma ?y qu¨¦?
La distancia entre la secuenciaci¨®n de un organismo y sus aplicaciones pr¨¢cticas puede ser larga, pero acaba dando frutos
Este verano hemos conocido los genomas del trigo y de la adormidera, dos plantas esenciales para la alimentaci¨®n y la medicina. Lo l¨®gico es preguntarse, como ha hecho cualquier lector culto, para qu¨¦ sirve eso. Es una buena pregunta, y puedes empezar a entender sus implicaciones, y los ¨¢ngulos poli¨¦dricos de su respuesta, en un art¨ªculo de Materia. As¨ª es este negocio, queridos lectores. Uno cree saber algo y la realidad le cruje todos los flecos incorrectos, le estimula a superarlos y ofrece un paisaje que se extiende mucho m¨¢s all¨¢ de nuestra provincia cognitiva. El mundo real es siempre el tribunal que juzga nuestras propuestas y por lo general las descarta. As¨ª es la vida del cient¨ªfico. As¨ª es la historia del conocimiento.
Un genoma es una herramienta para la investigaci¨®n biol¨®gica y biom¨¦dica, y puede incrementar en varios ¨®rdenes de magnitud la velocidad del trabajo
El ganador de la carrera de los genomas no fue Francis Collins, entonces director del proyecto genoma p¨²blico, ni Craig Venter, el pionero privado que compiti¨® con ellos, y que seguramente les gan¨® por ingenio y resultados. El verdadero ganador fue un gusano, Caenorhabditis elegans, y el genio que lo hab¨ªa convertido en uno de los grandes sistemas modelo de la biolog¨ªa humana, junto a las ya entonces cl¨¢sicas moscas y ratones: Sydney Brenner. Sydney, un ni?o analfabeto de un suburbio de Johannesburgo, hijo de un inmigrante zapatero m¨¢s pobre que las ratas; Sydney, al que una maestra sac¨® de la miseria y transform¨®, en el gran marco de las cosas, en un premio Nobel que no habr¨ªa existido sin ella.
En 1998, poco despu¨¦s de que se presentara el genoma del gusano, el primer genoma de un animal, tuve la oportunidad de preguntarle a Brenner;
¨CEn el momento en que el genoma del gusano fue secuenciado por completo, ?qu¨¦ supimos que no supi¨¦ramos ya un minuto antes?
¨CLa gen¨¦tica cl¨¢sica ¨Crespondi¨® Brenner, que todav¨ªa no era premio Nobel¡ª solo puede encontrar un gen normal cuando existe una versi¨®n anormal de ese gen; pero hay montones de genes para los que no hay mutantes, y la ¨²nica forma de encontrarlos es describir el genoma completo. Solo ahora sabemos cu¨¢l es el n¨²mero total de genes del gusano. Eso es lo que no sab¨ªamos un minuto antes.
Tres a?os despu¨¦s, cuando se present¨® en Washington el genoma humano, todos los peri¨®dicos de referencia nos volcamos en ello con aperturas en primera y grandes despliegues en p¨¢ginas interiores. La ocasi¨®n lo merec¨ªa, pero la pura verdad es que aquel d¨ªa no hab¨ªa noticia. El m¨¢s destroyer fue el muy respetable y conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung, que public¨® en un cuadernillo central la secuencia de un brazo cromos¨®mico de nuestra especie (gattacca¡ y as¨ª hasta un mill¨®n de letras del ADN, las bases a, g, t, c).
Pero es ahora, quince o veinte a?os despu¨¦s, cuando aquel texto del peri¨®dico alem¨¢n ha revelado su utilidad. Un genoma es una herramienta para la investigaci¨®n biol¨®gica y biom¨¦dica, y puede incrementar en varios ¨®rdenes de magnitud la velocidad del trabajo. Puesto que los genomas no solo codifican nuestra naturaleza, sino tambi¨¦n nuestra diversidad, ser¨ªa ingenuo esperar que fueran simples. Pero conocerlos nos da una ventaja capital. Seguid atentos.
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