Un mundo feliz
La mejor manera de vivir el ¨¦xito en estos d¨ªas es aprovechar lo ef¨ªmero m¨¢s que lo duradero
Al volver de vacaciones muchos sentimos que desandamos el camino de baldosas amarillas y que el reencuentro con la realidad es quien empieza ahora sus vacaciones. Parece como si no pasara nada relevante. Y, sin embargo, vemos c¨®mo los responsables de Facebook y Twitter comparecen ante el Congreso norteamericano para reconocer que hubo fallos que permitieron que se usaran datos de usuarios para influir en el resultado de las elecciones presidenciales de ese pa¨ªs. Que la cantante Thal¨ªa obtiene un sonoro ¨¦xito digital con una canci¨®n infantiloide. O que, tras 15 a?os perdidos a causa de un robo fetichista, reaparecen los zapatos color rub¨ª que Judy Garland visti¨® en la m¨ªtica pel¨ªcula El Mago de Oz.
Ha sido esta recuperaci¨®n la que me ha tocado m¨¢s. En primer lugar porque estoy convencido que algo est¨¢ pasando con el esp¨ªritu de Garland. En Miami se acaba de estrenar una obra escrita por el venezolano C¨¦sar Sierra sobre los ¨²ltimos d¨ªas de la grabaci¨®n del programa que la estrella, ya madura, protagoniz¨® para la CBS y donde pele¨® duramente con los productores porque se negaba a cantar Over The Rainbow, el tema central de El Mago de Oz. Puede ser que en los tiempos del MeToo, mujeres como Judy Garland o Marilyn Monroe puedan ser vistas como s¨ªmbolos de la lucha contra el abuso a las mujeres. Porque ambas fueron, de casi todas las maneras posibles, controladas por hombres que influ¨ªan en su peso, en sus decisiones y al final en su talento. La recuperaci¨®n de esos zapatos rojo rub¨ª, que al chocar sus talones pod¨ªan tanto llevarte al reino de Oz como devolverte a Kansas, tiene un punto de justicia po¨¦tica. En este mundo convulso, Dorothy, el personaje de Garland en la pel¨ªcula, podr¨ªa convertirse por arte de magia, en un s¨ªmbolo, una esperanza, algo bueno del siglo pasado que ahora regresa.
?Los zapatos rojos de Dorothy, ay! ?Qui¨¦n no ha querido llevarlos alguna vez? Apuesto que la princesa Corinna tiene un par y m¨¢s de una vez los habr¨¢ hecho clicar para sentirse m¨¢s sexy y poderosa. Al final no se investigar¨¢n ni sus zapatos ni sus grabaciones. Los tres partidos pol¨ªticos m¨¢s populares y mon¨¢rquicos se han unido gracias a Corinna, y prefieren no saber m¨¢s del asunto. Mi padre siempre dice: "Lo mejor es lo que sucede". As¨ª que nos olvidaremos de Corinna, deseando, eso s¨ª, que su finca en Marrakech se mantenga a su nombre el tiempo que lo necesite.
Pensemos un poquito en M¨¦xico, que est¨¢ de moda. La Casa de Las Flores, por ejemplo, que nos ha cambiado el verano y la forma de ver un culebr¨®n, se enreda con la inminente llegada del nuevo presidente L¨®pez Obrador al poder y el cambio de estilo que aparentemente eso significa. Y ahora el nuevo ¨¦xito de Thal¨ªa es una canci¨®n que podr¨ªa pertenecer al repertorio de Leticia Sabater y de la que no puedes recordar el t¨ªtulo pero que todos sabemos su ins¨®lito contenido, una serie de preguntas ¡ª ¡°?Me sienten, me escuchan, me oyen?¡±¡ª seguidas de un eslogan para el futuro propio de una novela de Aldous Huxley: ¡°Estoy feliz, feliz, feliz¡±.
Se ha transformado en un ¨¦xito que la cantante no conoc¨ªa desde finales del siglo pasado. Todo empez¨® por las cr¨ªticas que recibi¨® uno de sus frecuentes posts en Instagram, donde mostraba los encantos de un vestido rosa con flecos que agitaba al tiempo que dec¨ªa: "Tiquitiquiti, taca tacat¨¢". Ante las criticas feroces, Thal¨ªa decidi¨® volver canci¨®n eso que le afeaban. Y, como si chocara los tacones de los zapatos rub¨ª, ?ch¨¢s!, exitazo instant¨¢neo. Medio mundo musical latino est¨¢ que trina. Muchos indican que es el marido de la cantante, el productor Tommy Motola, el que ha tenido la genial idea. Pero, ?por qu¨¦ no va a ser Thal¨ªa quien haci¨¦ndose la boba al final ha dado el campanazo?
Tiquitiquiti, taca tacat¨¢. ?Me escuchan, me oyen? Tilda Swinton y Dakota Johnson se vistieron de intenso rojo para pisar juntas la alfombra roja del Festival de Venecia. Una idea calculada y maravillosa que fue mejor recibida que la pel¨ªcula que ambas presentaban. Una vez m¨¢s la mejor manera de vivir el ¨¦xito en estos d¨ªas es aprovechar lo ef¨ªmero m¨¢s que lo duradero. Quiz¨¢s por eso han reaparecido los m¨ªticos zapatos rub¨ª de Judy Garland, para hacerlos clicar y volver a Oz diciendo: tiquitiquiti, taca tacat¨¢ por el camino de baldosas amarillas.
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