Gustavo Dudamel, de ca?as por Madrid
El gran director de orquesta alterna sus viajes por el mundo con escapadas al barrio madrile?o donde creci¨® su esposa, la actriz espa?ola Mar¨ªa Valverde.
En su continua condici¨®n errante, Gustavo Dudamel va encontrando nuevos refugios. Para el chiquillo que un d¨ªa sali¨® de Barquisimeto, en Venezuela, y se alz¨® como la m¨¢s refrescante revelaci¨®n de la direcci¨®n musical en el mundo con apenas 25 a?os, el nomadismo formaba parte del sueldo. Una de las caras menos amables del triunfo. Y eso implicaba tambi¨¦n la necesidad de buscar lugares ?desperdigados donde poder encontrarse c¨®modo.
En su caso, no extra?a que Carabanchel ¡ªaparte de Los ?ngeles, donde tiene su residencia¡ª lo sea ahora, cuando ha cumplido 37 a?os y ya se ha convertido en una figura consagrada a nivel internacional. No solo porque es el barrio donde creci¨® su esposa, la actriz espa?ola Mar¨ªa Valverde, con quien se cas¨® en 2017. All¨ª viven los padres de ella y en su casa recalan cada vez que ambos pasan por Madrid. Tambi¨¦n porque, en el caso del m¨²sico, el barrio pega con sus or¨ªgenes humildes. No olvida Dudamel que creci¨® como un chamo con necesidad de rumbo fijo, para no caer en el futuro que cercaba a muchos de su entorno. Viene de esa turbia frontera que raya al otro lado con los malandros. Un agujero de predestinaci¨®n con n¨²meros en la rifa, del que muchos fueron rescatados por la educaci¨®n musical del Sistema de Orquestas venezolano, creado por Jos¨¦ Antonio Abreu hace cuatro d¨¦cadas.
Hay algo en las calles de Carabanchel que le seduce. Un aroma muy ligado a la realidad mestiza de los extrarradios con car¨¢cter: tiendas, bares, terrazas, fuentes y parques donde comprar, echar una charla con los vecinos o perderse paseando. Si a eso le unimos anonimato asegurado y hasta un dentista de confianza¡ ¡°Mucha gente me dec¨ªa: ¡®Y ah¨ª, en Carabanchel, ?qu¨¦ haces? ?Te vas a ver la c¨¢rcel?¡±, comenta Gustavo, en un paseo buscando sombra por el parque de Eugenia de Montijo. Y algo de raz¨®n tienen, pese a caer en lo manido. El solar donde se levantaba la antigua prisi¨®n que fue todo un referente en la lucha antifranquista; bordea los bancos, los campos de f¨²tbol, las fuentes y los grafitis del recinto donde Dudamel suele darse un garbeo a menudo. ¡°Anoche estuvimos paseando por aqu¨ª. Cuando Mar¨ªa me ense?¨® su barrio, me enamor¨¦ si cabe m¨¢s de ella por el orgullo con el que transmit¨ªa su pertenencia¡±, afirma.
Hoy no se le ocurre renunciar a la tortilla de patata de Gloria, su suegra, ni a los rincones que le descubre Ricardo, el padre de la actriz. Como el bar Flores, donde sol¨ªa comer el men¨² del d¨ªa el abuelo, pegado a la plaza del antiguo ayuntamiento y donde ¨¦l se sienta en este d¨ªa de inicio de septiembre en la barra para tomar una ca?a con tapa castiza: gambas a la gabardina.
O tambi¨¦n en otro refugio espa?ol nuevo para ¨¦l. Almonacid de Zorita, provincia de Guadalajara, el pueblo de la familia de su esposa, en plena Alcarria. ¡°Cuando eres m¨²sico pasas por los sitios, pero no los vives en realidad. No me ocurre ya en Madrid ni en Almonacid, los voy descubriendo m¨¢s profundamente porque ahora los habito¡±, afirma. Buen contrapunto a la vor¨¢gine de una estrella musical de su nivel, acostumbrado a dirigir en Berl¨ªn, Mil¨¢n, Par¨ªs, Nueva York, Tokio o Viena, donde hace dos a?os se hizo cargo del Concierto de A?o Nuevo.
Dudamel no olvida adem¨¢s que fue en Almonacid donde se encontraba cuando se produjo la noticia que m¨¢s le ha desgarrado por dentro en los ¨²ltimos meses: la muerte de Abreu, su mentor y maestro. El ?hombre que cuando era ni?o descubri¨® sus dotes de liderazgo, su sensibilidad o esa extra?a y torrencial habilidad para la m¨²sica.
¡°Cuando Mar¨ªa me ense?¨® su barrio, me enamor¨¦ si cabe m¨¢s de ella por el orgullo con el que transmit¨ªa su pertenencia¡±
Abreu muri¨® el pasado marzo con 79 a?os. Dej¨® un legado ahora amenazado por el contexto de un pa¨ªs incendiado entre divisiones, pendiente de una continua sangr¨ªa de exiliados, colas fomentadas por la escasez, una lucha por la especie con base en el mercado negro y encadenado a una dictadura con presos pol¨ªticos y prensa amordazada. Aquel pa¨ªs hoy hundido hab¨ªa llegado a ser el asombro mundial en la m¨²sica cl¨¢sica apenas hace una d¨¦cada. Su Sistema de Orquestas, creado hace 43 a?os en Caracas, form¨® a cientos de miles de ni?os y j¨®venes venezolanos de extracci¨®n marginal por medio de la educaci¨®n musical.
¡°Aquel d¨ªa me fui a pasear solo y sent¨ª su presencia¡±, recuerda Dudamel. ¡°No quise ¨²nicamente llorarlo, me empe?¨¦ en festejar lo que hab¨ªa sido para m¨ª y lo que hab¨ªa hecho por nuestro pa¨ªs. Escuch¨¦ m¨²sica en su memoria: la Cuarta sinfon¨ªa de Chaikovski, que supone la superaci¨®n de las adversidades, y ya de manera m¨¢s ¨ªntima, m¨¢s doliente, la Tercera sinfon¨ªa de G¨®recki, conocida como la de las lamentaciones¡±. A Abreu le despidieron con honores de jefe de Estado. Pero Dudamel no pudo acercarse a los funerales en Caracas. Desde que el director protestara contra la represi¨®n del r¨¦gimen de Maduro y el dictador lo se?alara en televisi¨®n con amenazas de mat¨®n de barrio, no ha vuelto a Venezuela.
¡ª?Se siente exiliado?
Dudamel calla: ¡°No quiero ni siquiera pronunciar la palabra. Desde muy joven he pasado mucho tiempo fuera, pero el hecho de no poder regresar en circunstancias espec¨ªficas hace que me sienta mal. No lo querr¨ªa definir como exilio, con la tensi¨®n que vivimos creo que debemos ser muy cuidadosos con los t¨¦rminos que empleamos. Creo que mi papel, como m¨²sico sobre todo, es mostrarme consecuente con mi oficio y conciliar, equilibrar, buscar el di¨¢logo¡±, afirma. Siempre se ha mostrado cauto. Pero, pese a que la cabeza fr¨ªa y la renuncia a la provocaci¨®n le hayan costado caras por varios frentes, sigue siendo para muchos una figura de referencia, no solo en Venezuela, sino tambi¨¦n en toda Am¨¦rica Latina, Estados Unidos, Europa y Asia. Aun as¨ª, con el pasaporte espa?ol en su cartera desde junio, agradecido y orgulloso de la nacionalidad compartida con su esposa, dice ahora sentirse m¨¢s venezolano que nunca. Atado a circunstancias dif¨ªciles y con una orquesta tambi¨¦n n¨®mada. Dudamel, director titular de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles desde 2009, es sobre todo el alma de la Sim¨®n Bol¨ªvar, la joya del Sistema. Un diamante hoy con menos brillo. Pr¨¢cticamente la mitad de sus integrantes andan fuera. Su base sigue en Caracas, pero las giras se suspendieron hace a?o y medio. Pese a seguir en contacto permanente con la mayor parte de ellos, no lidera la formaci¨®n desde entonces. ¡°La ¨²ltima vez fue cuando hicimos las nueve sinfon¨ªas de Beethoven¡±, asegura.
Trata de que no le afecte la farfolla de las redes. Tiene muy presentes las ense?anzas de Nietzsche en As¨ª habl¨® Zaratustra, cuya adaptaci¨®n musical en el poema sinf¨®nico de Richard Strauss ha interpretado varias veces. ¡°A¨ªslate, quieren tu sangre¡¯, nos viene a advertir ¨¦l de manera prof¨¦tica¡±, explica, pero no sin dejar de tomar partido en favor de lo que cree. Como cuando emiti¨® su opini¨®n el d¨ªa en que se enter¨® de que Armando Ca?izales, un joven m¨²sico de su organizaci¨®n, hab¨ªa muerto en la calle con tan solo 18 a?os por un disparo en la cabeza. ¡°Como ciudadano me sent¨ª con derecho a expresar lo que dije¡±. Cuando apareci¨® su comunicado en EL PA?S y en The New York Times, comenz¨® la caza contra ¨¦l. ¡°Solo buscaba preservar la dignidad de un pueblo rico, lleno de vida, pero al que le quieren arrebatar la esperanza y deprimirlo. Cuando te ocurre eso, est¨¢s perdido, es como la muerte en vida. Para quienes emigran y, sobre todo, para quienes quedan dentro. No hay un d¨ªa que no luche ni piense en ellos¡±, confiesa.
Pese a un evidente rastro de tristeza camuflada hoy entre sus rizos ya con canas y la mirada clara probable herencia de una bisabuela con or¨ªgenes en la frontera espa?ola con Francia, el m¨²sico no quiere perder la esperanza: ¡°El hoy es hoy y el ayer se fue¡¯, contaba Neruda. No te niego que echo de menos comerme un chivo en Pav¨ªa con los m¨ªos, como cuando era ni?o, pero todas esas cosas conviven en m¨ª de manera perenne. Es la huella que nos implant¨® Abreu¡±. Y la lleva consigo a Los ?ngeles, a sus colaboraciones permanentes con las mejores orquestas del mundo y a su compromiso con formaciones como la Mahler Chamber Orchestra, con la que recalar¨¢ en su pr¨®xima gira por Espa?a, donde dirigir¨¢ en el Palau de la M¨²sica de Barcelona los d¨ªas 18 y 19 de este mes, y el 20 en Madrid, dentro del ciclo Scherzo, en el Auditorio Nacional, en colaboraci¨®n con EL PA?S.
Centrado en el territorio de la m¨²sica, donde no se expiden pasaportes ni se fomentan di¨¢sporas. Lejos del ruido que rompe la armon¨ªa por medio de la bronca. ¡°No pido a nadie que me entienda, sino que me dejen vivir mi vida con arreglo a mi conciencia y a los valores que me han inculcado. El resto es estupidez¡±.
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