Malestar sueco

Las novelas del gran escritor Henning Mankell describ¨ªan el profundo malestar que lat¨ªa debajo del mod¨¦lico Estado de bienestar sueco. Vistos los resultados de las elecciones del domingo aquellos relatos de desconfianza hacia los inmigrantes se muestran premonitorios: los socialdem¨®cratas han logrado el peor resultado de su historia y un partido ultraderechista se ha convertido en la tercera fuerza del pa¨ªs, despu¨¦s de basar su campa?a en el miedo a los migrantes. La gobernabilidad parece compleja y en cualquier caso saldr¨¢ un Gobierno inestable. Esta posible par¨¢lisis se produce, adem¨¢s, en un momento en el que la UE necesita m¨¢s que nunca impulsos e ideas desde Estados comprometidos con un proyecto europeo como uni¨®n de democracias, no como un mero mercado com¨²n.

Por otro lado, los resultados de las elecciones han sido menos tremendos de lo que auguraban las encuestas, que llegaron a situar a Dem¨®cratas Suecos ¡ªparad¨®jico nombre para un partido ultra¡ª en cabeza. Han quedado terceros, con un 17,6%: casi cinco puntos m¨¢s que en 2014 y diez m¨¢s que en 2010, cuando entraron en el Parlamento. Es una subida constante y sostenida. El partido socialdem¨®crata del primer ministro Stefan L?fven ha quedado como primera fuerza, pero ha sufrido un fuerte castigo y no tiene la capacidad para formar gobierno, ni siquiera con la suma de todas las fuerzas de izquierda (40,6% del total de los votos y 144 esca?os en un Parlamento de 349). La Alianza de Derechas ha conseguido un porcentaje casi id¨¦ntico: 40,3% de los votos.

El resultado no ser¨ªa tan preocupante si solo se limitase al pa¨ªs escandinavo. Suecia ha sido el pa¨ªs m¨¢s generoso de Europa, en t¨¦rminos relativos, durante la crisis de los refugiados (recibi¨® a 162.000 personas en 2015 con una poblaci¨®n de 9,9 millones). La tradici¨®n de acogida de Suecia forma parte del credo de un pa¨ªs tolerante y defensor de los derechos humanos ¡ªc¨®mo olvidar la generosidad de los Gobiernos de Olof Palme con los refugiados latinoamericanos que hu¨ªan de las dictaduras en el Cono Sur¡ª. Suecia tuvo un comportamiento ejemplar y ha pagado un precio pol¨ªtico por ello. La clave est¨¢ ahora en no permitir que las ideas de Dem¨®cratas Suecos contaminen al resto de los partidos. Hasta ahora se ha mantenido un cord¨®n sanitario en torno a ellos, pero no est¨¢ claro se romper¨¢ por primera vez.

Pero el problema grave es que este resultado llega en un contexto de subida general de los partidos ultras en Europa. Todos ellos han articulado su discurso en el rechazo no solo de los inmigrantes, sino de los refugiados, personas que dejan sus pa¨ªses porque sus vidas est¨¢n en peligro y que la ley internacional obliga a acoger. De los 28 pa¨ªses de la UE, diez han vivido fuertes subidas de partidos ultraderechistas, seis de ellos son miembros del euro y cuatro son fundadores como Alemania e Italia.

En algunos estados los ultras han bajado, pero la tendencia es evidente. El panorama es m¨¢s preocupante con unas elecciones europeas en el horizonte, en mayo. La UE es una uni¨®n democracias liberales, que comparten valores c¨ªvicos irrenunciables. El peligro no est¨¢ ya en que los Dem¨®cratas Suecos contaminen la pol¨ªtica de su pa¨ªs, sino en que, sumados a formaciones como la Liga de Matteo Salvini, Alternativa por Alemania o el Partido de la Libertad en Austria, empozo?en y perviertan la idea central de la construcci¨®n europea.