Alineaci¨®n de poderes
El PSOE mantiene la rama ejecutiva y una fr¨¢gil, voluble, incierta mayor¨ªa en el Congreso
No es f¨¢cil llegar al poder cuando uno no se lo espera. En ese momento, mientras te invisten presidente cuando hace s¨®lo unos meses estabas luchando por tu supervivencia pol¨ªtica, puede parecer un regalo. Tu salvaci¨®n.
Pero el espejismo se disipa tan pronto como te das cuenta de que no s¨®lo es que tu futuro dependa de unos aliados con expectativas muy distintas entre s¨ª, sino que tambi¨¦n est¨¢ en las manos de aquellos a quienes has arrebatado el gobierno.
M¨¢s que de separaci¨®n de poderes (particularmente entre el legislativo y el ejecutivo) el sistema espa?ol ha favorecido hist¨®ricamente la alineaci¨®n de poderes. El partido que controlaba la mayor¨ªa parlamentaria hac¨ªa lo propio con la Mesa del Congreso, Moncloa, los primeros niveles de la Administraci¨®n, los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos¡ y (normalmente) un Senado que tampoco importaba demasiado pues apenas dispon¨ªa de poderes de veto.
La primera moci¨®n de censura exitosa de la democracia ha resquebrajado la alineaci¨®n de poderes. El PSOE mantiene la rama ejecutiva y una fr¨¢gil, voluble, incierta mayor¨ªa en el Congreso. A partir de ah¨ª, S¨¢nchez ha intentado seguir la ruta natural para las formaciones del bipartidismo, que es la de forzar la colonizaci¨®n del resto de ¨¢reas de poder. Y, cuando no ha podido, ha buscado la ruta alternativa de menor resistencia.
Tal es el intento de enmendar la capacidad de veto del Senado sobre los objetivos de d¨¦ficit a trav¨¦s de una adenda a otra proposici¨®n, que no tiene nada que ver, pero que encerraba la virtud de no poder ser ya vetada por la Mesa controlada por PP y Ciudadanos. Tal fue, tambi¨¦n, la b¨²squeda de una soluci¨®n a medida para RTVE, o los numerosos nombramientos de afines para distintos cargos en la Administraci¨®n.
En definitiva, S¨¢nchez est¨¢ intentando que el nuevo mundo se parezca lo m¨¢s posible al viejo. Pero lo tiene dif¨ªcil. La mera fragmentaci¨®n del sistema de partidos hace que alinear poderes ya no sea tan sencillo. Sin embargo, si queremos consolidar la divisi¨®n y el control cruzado, es necesaria una serie de reformas que m¨¢s o menos todos conocemos bien a estas alturas: garantizar la independencia de la Administraci¨®n, y muy particularmente de sus cargos t¨¦cnicos en primera y segunda l¨ªnea; aumentar los recursos y la capacidad de control de ambas C¨¢maras (s¨ª, tambi¨¦n del Senado: ?por qu¨¦ no?); considerar un cambio en el sistema de nombramiento de los m¨¢s altos jueces del Estado; y darle una pensada seria a la reforma electoral.
Claro, que para activar todas esas reformas es imprescindible que los viejos partidos abracen el nuevo contexto. Empezando por quien ahora gobierna neg¨¢ndose a aceptarlo. Solo hay una manera para que ello suceda: que sus votantes se lo exijan. Nada les motivar¨ªa m¨¢s.
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