La derechona
Ahora es cuando S¨¢nchez necesitar¨ªa tener algo m¨¢s de gracia
Una de las mayores virtudes de Felipe Gonz¨¢lez es la de no ser un gracioso por obligaci¨®n, de esos que tanto abundan en la Sevilla del no ze pu¨¦ aguantar. Por eso, cuando Felipe ten¨ªa gracia en la pol¨ªtica, la ten¨ªa de verdad. Y yo recuerdo cuando se le ven¨ªa a la cabeza eso de la derecha, la derechona de siempre. Para mencionarla, bajaba la cabeza y el tono de voz, como si fuera a embestir. Le sal¨ªa a la perfecci¨®n: la gente le votaba y le dio una c¨®moda mayor¨ªa no solo porque estaba modernizando Espa?a, sino porque la derechona ven¨ªa a impedirlo. Cuando a Felipe no le sal¨ªa lo de ser gracioso, aparec¨ªa Alfonso Guerra, y la derechona iba ya apa?ada.
Pedro S¨¢nchez no tiene gracia. Puede ser que algo m¨¢s que Zapatero, pero en todo caso muy poca. Y eso es una r¨¦mora cuando se tienen solo 84 diputados y a la derechona, la de siempre y la nueva, enfrente, que viene con toda la fuerza a impedirle que ponga en marcha su concepci¨®n de una Espa?a moderna. Viene con tanta fuerza que no tiene corrupci¨®n de la que arrepentirse, ni siquiera tiene que reconocer que Correa estaba invitado a la boda del hijo de Aznar y Botella.
Eso, la vieja. La nueva no tiene culpas que pagar por el pasado porque no estaba. Albert Rivera no estaba cuando el franquismo, ni cuando el antifranquismo. No estaba tampoco cuando el 78. Seguramente no estaba cuando su partido ten¨ªa un alma socialdem¨®crata, que se quit¨® para que no sufriera su otra esencia, la liberal. Pero no liberal de los de John Stuart Mill, sino de los de Fukuyama.
La derecha espa?ola que, como siempre, est¨¢ aliada a una Iglesia que protege los restos del dictador, y los bienes robados a los espa?oles.
S¨¢nchez est¨¢ intentando consumar su propuesta a base de jugadas novedosas, de algunas triqui?uelas legales, para poder sacar adelante los Presupuestos de 2019.
Lo que pasa es que el camino de los trucos es muy inestable, y los aliados de ocasi¨®n, como los nacionalistas, tambi¨¦n. Los cambios de envergadura pueden estar muy comprometidos.
Ahora es cuando S¨¢nchez necesitar¨ªa tener algo m¨¢s de gracia. Y, si no, una mayor¨ªa parlamentaria para la que solo hay un camino: convocar unas elecciones generales para las que ya tiene el programa hecho.
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