El periodismo no es hermoso
No ser¨¢ el oficio m¨¢s bello del mundo, pero es uno de los m¨¢s necesarios por esa condici¨®n de l¨ªquido amni¨®tico de la libertad. Lo han intentado convertir en simple mercanc¨ªa
SI ME PREGUNTASEN cu¨¢l es el oficio m¨¢s hermoso del mundo, quiz¨¢ responder¨ªa: el avisador de caza. No s¨¦ si se mantiene, pero exist¨ªa en tiempos en algunos bosques franceses, vest¨ªa de verde y llevaba un cornet¨ªn para avisar a los animales de que se aproximaba la temporada de caza o, expresi¨®n paisana, la hecatumba, con los grandes depredadores humanos armados de escopetas y la impaciencia del cobrador de trofeos.
Por gente que conozco y veo feliz en su oficio, podr¨ªa decir tambi¨¦n: ornit¨®logo, curandera de libros, farera en una isla, especialista en zurcido invisible, astr¨®nomo, zahor¨ª, cultivadora de hierbas arom¨¢ticas, navegante solitario, maestra de capoeira de Angola, panadera o empleado del Museo del Prado con destino de custodia en la sala 55 donde habita la obra de Joachim Patinir y Pieter Bruegel el Viejo. He ah¨ª, entre otros muchos, para m¨ª, de los mesteres m¨¢s hermosos del mundo.
Si ahora digo que el oficio m¨¢s hermoso del mundo es el periodismo, mucha gente, empezando por quienes tienen el oficio de periodistas, no me dar¨ªan cr¨¦dito. Es una cita muy recurrida de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Y se exhib¨ªa como reclamo en las Facultades, cuando la gente todav¨ªa se pon¨ªa estupenda con ese oficio de contar a la gente lo que le pasa a la gente. Garc¨ªa M¨¢rquez no dec¨ªa ninguna tonter¨ªa, sino lo que sent¨ªa. Su escuela literaria fue el periodismo. Viv¨ªa el periodismo y el periodismo reviv¨ªa con ¨¦l. As¨ª que el calificativo de ¡°hermoso¡± para ese oficio no es para nada cursi ni improcedente, como alguna vez he o¨ªdo. Suena, s¨ª, como la letra de un bolero. Como una nostalgia.
Ya nadie dice, o se atreve a decir, que el periodismo es el oficio m¨¢s hermoso del mundo. Hay otra cita recurrente sobre el periodismo, que nos remite al t¨ªtulo de un conocido libro de Ryszard Kapuscinski, y la de que ¡°los c¨ªnicos no sirven para este oficio¡±. Tambi¨¦n suena con eco nost¨¢lgico, no s¨¦, quiz¨¢ con un deje de tango ir¨®nico del Polaco Goyeneche. Parte de la crisis del periodismo, en su factor humano, tiene que ver con su apropiaci¨®n por los c¨ªnicos. No hablamos del cinismo de Di¨®genes, el fil¨®sofo griego que dorm¨ªa en un tonel y llevaba una l¨¢mpara encendida a la luz del d¨ªa e iba preguntando por las plazas de Atenas: ¡°Busco un hombre honesto¡±. El tipo de c¨ªnico que ha devaluado el periodismo es aquel que desprecia su oficio, que practica con resabio el silencio selectivo: callar lo que desequilibra el Estado de Cosas y defender a toda velocidad la inmovilidad. Este c¨ªnico profesional es un sepulturero. Cuando se impone, las redacciones son osarios de verdades inc¨®modas que no vieron la luz. Su oficio no es el periodismo. Es el conformismo.
El periodismo es un oficio de alguna forma sujeto al s¨ªndrome de Pol¨ªcrates: un permanente estado de insatisfacci¨®n, incluso cuando deber¨ªas estar satisfecho
Algo muy diferente al cinismo es la autocr¨ªtica. El periodismo es un oficio de alguna forma sujeto al s¨ªndrome de Pol¨ªcrates: un permanente estado de insatisfacci¨®n, incluso cuando deber¨ªas estar satisfecho. Puede haber gente que coleccione trofeos, y con talla XXL de ego, pero el h¨¢bitat natural del periodismo es la insatisfacci¨®n y la autocr¨ªtica. Por eso, una buena forma de entender hoy el periodismo es criticarlo. Lo hizo Indro Montanelli de una forma ir¨®nica y magistral que deber¨ªa abrir muchos programas de tertulias: ¡°El periodista es un oc¨¦ano de sabidur¨ªa con un cent¨ªmetro de profundidad¡±. Tambi¨¦n Montanelli supo vislumbrar la nueva ola autoritaria antes de morir, y falleci¨® en 2001, cuando dirig¨ªa La Voce: ¡°Sent¨¦monos a la mesa, izquierda y derecha, para defender el bien com¨²n: la libertad de expresi¨®n¡±.
El periodismo no ser¨¢ el oficio m¨¢s hermoso del mundo, pero es uno de los m¨¢s necesarios. Creo que el m¨¢s necesario. Por esa condici¨®n de bien com¨²n, de l¨ªquido amni¨®tico de la libertad. Lo han intentado convertir en simple mercanc¨ªa. Lo han destartalado. Ha sido sometido a trata y prostituido. Lo han dado por difunto, para ver si se mor¨ªa de tanto verse muerto. Lo han intentado sustituir por la supercher¨ªa del solucionismo tecnol¨®gico. Pero, de repente, alguien, en alguna parte, vuelve a activar el proceso para salvar las ¡°Cinco dificultades para escribir la verdad¡±, que enunci¨® Bertolt Brecht. De repente, un grupo numeroso de personas sale a la calle para defender el periodismo como bien com¨²n y su principal herramienta, la libertad de expresi¨®n. Y esas personas que se manifiestan¡ ?son periodistas! Ha ocurrido en Santiago de Compostela, con el personal de los medios p¨²blicos. Llevan cuatro meses de luto como forma de protesta. No por m¨¢s salario, sino por m¨¢s libertad. Porque les duele y lo quieren libre de las garras del poder. Adem¨¢s de necesario, algo de hermoso tiene.?
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