El m¨¦todo para aparcar fatal en Lisboa sin que te multen
La capital portuguesa es una de las peores del mundo en accesibilidad por el pasotismo policial
Lisboa es una ciudad maravillosa para disfrute de todos excepto de la gente que anda por las aceras. Si usted es una persona con ese vicio, elija otro destino; si precisa desplazarse en silla de ruedas o viaja con un carrito infantil, Lisboa es ciudad prohibida.
En Lisboa es costumbre aparcar impunemente encima de la acera. Da igual que el peat¨®n no pueda pasar. Un coche encima de la acera puede tirarse el d¨ªa con guardias a su alrededor y no merecerles el m¨ªnimo inter¨¦s; eso, si hay guardas a su alrededor, normalmente, no.
Hace unos a?os,? la revista Time Out inclu¨ªa una secci¨®n con el retador t¨ªtulo ?Te crees que sabes aparcar? Publicaba fotograf¨ªas de autom¨®viles estacionados en las m¨¢s inveros¨ªmiles posiciones, que enviaban los lectores. Se podr¨ªa poner la mano en el fuego, por experiencias visuales similares, asegurando que en ning¨²n caso hubo sanciones.
El h¨¢bito solo sorprende a los extranjeros. No es que el guardia no multe, es que el mismo lisboeta no entiende que a un visitante le extra?e que los coches aparquen sobre las aceras. No es tema. Las ¨²nicas quejas locales proceden de colectivos dedicados a la inclusi¨®n de personas parapl¨¦jicas, como la Fundaci¨®n Salvador. ?C¨®mo normalizar su vida, animarles a salir de su piso si cuando lo logran se encuentran con un coche sobre la acera?
La laxitud policial se extiende tambi¨¦n a las carreteras. En el primer a?o de aplicaci¨®n del carn¨¦ por puntos, ning¨²n conductor perdi¨® su licencia, sin duda caso ¨²nico en la historia del automovilismo mundial. Y en dos a?os, solo 59 se quedaron sin carn¨¦. Y no es por la pericia de los portugueses al volante, pues si as¨ª fuera no habr¨ªa accidentes en calles y carreteras, y, sin embargo, van a m¨¢s.
Quiz¨¢s sea una secuela por los 40 a?os de dictadura, pero el portugu¨¦s siente que multar es un acto represivo, violento e injusto. Y limitar el aparcamiento tambi¨¦n. En una especie de Fuenteovejuna local, en el barrio de Carnide, aparecieron una ma?ana todos los parqu¨ªmetros nuevos rotos.
El concejal de movilidad advierte que las c¨¢maras no son para multar sino para apelar "al sentido com¨²n" de los conductores
Recientemente, el Ayuntamiento instal¨® c¨¢maras en los sem¨¢foros. El concejal de movilidad tuvo que aclarar que su funci¨®n ¡°no es multar a los conductores sino apelar a su sentido com¨²n¡±. ?Sentido com¨²n? ?Pero si aparcan sobre la v¨ªa del troleb¨²s!
El mismo concejal anunci¨® que se iba a empezar ¡°a vigilar el aparcamiento en segunda fila¡±. Aparcar en segunda fila en Lisboa es sin¨®nimo de colapso si se da el caso, muy habitual, de que por all¨ª pasa el tranv¨ªa. El transporte p¨²blico no puede maniobrar para esquivar el coche mal estacionado y el tr¨¢fico se interrumpe. Por ese motivo, el pasado a?o los tranv¨ªas estuvieron parados 937 horas y su velocidad media fue del 13,9 kil¨®metros por hora.
El creciente turismo ha provocado que el Ayuntamiento se decida a encarar la situaci¨®n, especialmente despu¨¦s de haber renovado su victoria electoral. La soluci¨®n no pasa por exigir mayor disciplina, sino por gastar m¨¢s: comienza a colocar palotes para que los coches no asalten los paseos. La medida es muy impopular. Si adem¨¢s, las ciclov¨ªas tambi¨¦n se comen espacio de los coches, la protesta vecinal est¨¢ garantizada.
El problema tiene dif¨ªcil soluci¨®n. Las viejas viviendas no cuentan con aparcamientos, cuando son rehabilitadas tampoco se contempla esta mejora y los estacionamientos p¨²blicos son escasos. Adem¨¢s, claro, hay que pagar.
Porque si, a veces con raz¨®n, se critica la falta de aparcamiento, la realidad es que aparcar encima de la acera es un h¨¢bito incluso en calles donde hay espacios p¨²blicos regulados. Es m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s barato (gratis)? y, sobre todo, m¨¢s seguro.
No hay mayor riesgo de ser multado que aparcar correctamente. No es un decir, es una realidad. En mis cuatro a?os en Lisboa, solo he recibido multas porque hab¨ªa excedido el tiempo del parqu¨ªmetro, nunca por aparcar encima de la acera. S¨ª, porque las malas costumbres se contagian, ya he estacionado m¨¢s de una vez -con mala conciencia- sobre la acera. Nunca fui multado.
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