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La mejor amistad, la m¨¢s leal, la m¨¢s intemporal, la m¨¢s persistente se encuentra en los libros. S¨¦neca es un maestro que nunca decepciona
QU? MAL PUEDE hacer leer una carta? Puede que hasta en ella haya algo que te guste¡±, le dices, S¨¦neca, a Lucilio en una de tus ep¨ªstolas morales. Yo, al explicar a mis alumnos el origen de la noticia, les le¨ªa siempre algunas de tus misivas e igualmente las de Cicer¨®n. Hoy nadie ser¨ªa capaz de redactar algo semejante. ?A qui¨¦n dirigir mi carta? ?Al propio S¨¦neca? ?A Cicer¨®n? ?A Montaigne, que custodi¨® la memoria de ambos? Cicer¨®n escribi¨® fundamentalmente a Tir¨®n, a Atico, a sus familiares. T¨² a tu propia madre y a ese heter¨®nimo que es Lucilio. Cicer¨®n dec¨ªa que las cartas val¨ªan para informar a los ausentes cuando hay algo que a nosotros o a ellos interesa saber. Y a?ad¨ªa que eran como una conversi¨®n que no deb¨ªa darse a la luz p¨²blica si no fuera este el deseo del remitente. ?Dejar¨ªa mi destinatario que hiciera p¨²blica esta carta que escribo ahora? En realidad, ?qui¨¦n me gustar¨ªa ser m¨¢s, S¨¦neca o Lucilio, Atico o Cicer¨®n? El destinatario cobra una relevancia inusitada solo por el hecho de ser un destinatario elegido entre otros muchos candidatos. Cicer¨®n fue asesinado por Marco Antonio y tu suicidio fue tambi¨¦n un asesinato. Me quedo contigo. Ning¨²n mal es grande si es el ¨²ltimo, escribiste a Lucilio. ?Sabr¨¦ enfrentarme a este mal temido de semejante manera que t¨²? Tus lecturas, las lecturas de tus obras, de vuestras obras, despu¨¦s de tantos siglos, me parecen estar escritas desde una intemporalidad indefinida. Ning¨²n conocimiento cient¨ªfico o tecnol¨®gico las ha desbancado. Siempre he tenido presente algunas de las cosas que dices, por ejemplo, que ning¨²n acontecimiento debe deprimirnos pues todo pasa y todo tiene su arreglo con nosotros o sin nosotros. Que no hay mayor riqueza que la sabidur¨ªa. Que el esfuerzo por la virtud es un bien supremo que no solo hay que ejercer sino ense?ar. Que nuestra patria es el mundo entero y la humanidad al completo. Que las riquezas deben ser las m¨ªnimas e indispensables para no hundirnos en su fango. Que ver y escuchar todo es una de las m¨¢s f¨¢ciles formas de aprender una realidad que jam¨¢s hay que ignorar. Que la libertad es no depender de cosa alguna ni ambicionar cosas vanas. Mi querido contempor¨¢neo, S¨¦neca, me ayudaste a ser feliz pues ley¨¦ndote me convenciste de que el ¨²nico bien por encima de todos es la honestidad. En tu literatura y en tu filosof¨ªa se encuentran todas las respuestas al presente pues ya en tu tiempo eran ciencias premonitorias. A¨²n lo siguen siendo, ¨²nicamente hay que perseverar leyendo. Pretendo, como t¨², seguir siendo fuerte y vivir sin temor, ser fuerte y vivir sin tristezas, seguir siendo feliz sin insultar a nadie y, a¨²n m¨¢s, sin depender de ella. Seguir ley¨¦ndote a pesar de que la filosof¨ªa ya apenas est¨¦ en los colegios, como el arte, la literatura, la m¨²sica y las humanidades en general. S¨¦ que a Lucilio le dijiste que no escrib¨ªas para muchos sino tan solo para ¨¦l, pues ambos juntos erais un p¨²blico suficientemente grande. Tus escritos han durado 2.000 a?os, m¨¢s de lo que durar¨¢ Silicon Valley. Solo por la existencia de personas como t¨², vale la pena vivir y tambi¨¦n morir como t¨², sin miedo alguno.
?Ah! y t¨² sugeriste que las ep¨ªstolas largas eran aborrecibles. As¨ª acabo.?
C¨¦sar Antonio Molina es escritor. Su ¨²ltimo libro es Tan poderoso como el amor (Destino).
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