¡®Black tie¡¯
Con o sin esmoquin, debe ser electrizante pasar de tratar con monarcas e infantas para hacerlo con reyes de barrio o ladrones sin 'black card', pero con coraz¨®n de oro
Hace d¨ªas acud¨ª a una fiesta que requer¨ªa esmoquin vestido de oficina. Por un momento pens¨¦ que no sobrevivir¨ªa. Fue durante la entrega de premios de una revista femenina. Como estoy grabando un programa cuyos protagonistas son novias y vestidos de novia, decid¨ª mantener el atuendo que utilizo en el rodaje, un traje gris perla y, sin desmaquillarme, fui a la fiesta. Apenas llegu¨¦, los toreros Manuel D¨ªaz y ?scar Higares me abrazaron con sus esmoquines. ?El de Higares era de tweed verde! Desplazado y mal vestido empec¨¦ a sentirme peor. Cayetano Carral, uno de los hombres mejor vestidos esa noche, intent¨® suavizar la situaci¨®n. ¡°T¨² est¨¢s bien con lo que te pongas¡±.
Pero no, no est¨¢s c¨®modo cuando todo el mundo va de etiqueta y t¨² no. Ana Bel¨¦n, espectacular en coral y rosa, procur¨® tranquilizarme asegurando que para ella tampoco hab¨ªa sido f¨¢cil encontrar el traje adecuado porque todav¨ªa est¨¢ haciendo calor. Ana Bel¨¦n inspira gran confianza cuando est¨¢ cerca y me atrev¨ª a comentarle que en una anterior convocatoria de estos premios se entend¨ªa mejor la obligaci¨®n de vestir esmoquin porque se trataba de una cena sentados. Y esta vez al ser un c¨®ctel, pues no quedaba tan claro. Ana Bel¨¦n me pregunt¨® si recordaba con qui¨¦n me hab¨ªan sentado y le dije que con aquella virulenta abogada de Manos Limpias que pretend¨ªa enjuiciar a la infanta Cristina por el caso N¨®os. De inmediato apareci¨® alguien para llevarse a la actriz y me exigi¨® que ¡°no asustara a los premiados¡± aparte de recordarme que hab¨ªa incumplido el dress code. ¡°Y , adem¨¢s, trabajas para otro peri¨®dico¡± exclam¨® mientras me dirig¨ªa a la salida, esquivando el photo-call para que no retrataran mi faux pas.
Vivimos una ¨¦poca repleta de c¨®digos de vestuario y contrase?as de seguridad. Siempre entend¨ª que un black tie era para una cena formal no para un c¨®ctel, pero hay que asumir los cambios. Tampoco tengo claro qu¨¦ c¨®digo de vestuario respetar¨¢n?los 15 altos cargos procesados en el caso de las tarjetas black ¡ªal borde de la prisi¨®n¡ª como le¨ª precisamente en un peri¨®dico. Entre esos cargos de Caja Madrid, se encuentran miembros del PP, del PSOE, IU y tambi¨¦n de la Casa del Rey. Las estrellas m¨¢s rutilantes son el exvicepresidente Rodrigo Rato; el exjefe de Hacienda Estanislao Rodr¨ªguez Ponga y Rafael Spottorno, el exjefe de la Casa del Rey. Lo que antes se llamaba el stablishment, ahora podr¨ªan ser presos de lujo y convertir los centros penitenciarios en nuevos clubs de caballeros. El esmoquin se impondr¨¢ al traje de rayas o al mono unicolor. Estos se?ores se gastaban dinero de otros con elegantes tarjetas black que eran opacas al fisco. A Estanislao Rodr¨ªguez Ponga, le piden 3,2 a?os de prisi¨®n. Y a Spottorno le condenan por haberse gastado 223.000 euros ¡°en disposiciones de cajeros y restaurantes¡±. Mas una cantidad inusitada en trajes a medida en Yusti, la sastrer¨ªa predilecta de ricos de todo tipo, venezolanos pro y anti Maduro incluidos. Si al final ingresa en prisi¨®n, podr¨ªa impartir clases de protocolo, aclarando con solvencia cu¨¢ndo?es adecuado exigir black tie a un invitado.
Con o sin esmoquin, debe ser electrizante pasar de tratar con monarcas e infantas para hacerlo con reyes de barrio o ladrones sin black card ni black tie ni black money,?pero con coraz¨®n de oro. Eso coment¨® Mario Conde, el primero de los presos ilustres, cuando sali¨® de la c¨¢rcel, que dejaba all¨ª dentro a la mejor gente que hab¨ªa conocido. Curiosamente, otro hombre que ha estado en la c¨¢rcel, a causa de un dram¨¢tico accidente de tr¨¢fico, acaba de renovar su fe en el matrimonio, algo que muchos comparan con la c¨¢rcel. Ortega Cano, torero y viudo de la gran Roc¨ªo Jurado, ha protagonizado la boda de la semana junto con Ana Mar¨ªa Ald¨®n. Ceremonia que seg¨²n ?Hola!, ha tenido ¡°sorprendentes reencuentros, destacadas ausencias y sentidos homenajes¡±. Eso mismo vivimos en mi reciente cumplea?os. Una vez m¨¢s, ?Hola! reactiva nuestra lengua como ninguna otra instituci¨®n. Mientras, los desposados confirman que no habr¨¢ luna de miel. ¡°Ni nos vamos a las Bahamas ni a Miami ni nada de eso, sino a un retiro espiritual¡±, que seg¨²n se vea, es lo mismo que puede pasar con una condena. Un viaje hacia el interior. Retirarse para reencontrarse y entonces pedirle a la vida una nueva oportunidad acompa?ada de un esmoquin a prueba de balas. Y de c¨®cteles.
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